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9 de Diciembre, 2012
Steven Naifeh y Gregory White Smith sugieren que murió por un disparo accidental.
Los estudiosos son autores de la última y monumental biografía del maestro holandés.
Una de las escenas más desgarradoras de la historia del arte, hasta hace poco incuestionada, señala el 27 de julio de 1890, como la culminación de la vida atormentada de Vincent van Gogh. Con solo 37 años se disparó un tiro en el pecho mientras paseaba por la mismas tierras que acababa de pintar en Campo de trigo con cuervos (julio de 1890), una obra considerada premonitoria del drama que se cernía sobre el artista. Pero la escena, inspiradora de incontables homenajes, podría no ser exactamente así: hubo un disparo, pero no hubo suicidio. Las balas que acabaron con su vida procedían de la escopeta de unos jóvenes cazadores. Al menos eso es lo que mantienen dos historiadores y expertos norteamericanos, Steven Naifeh y Gregory White Smith en la monumental biografía Van Gogh. La vida (Taurus) que se acaba de poner a la venta en España y en la que en 830 páginas traducidas por Sandra Chaparro se desvelan muchos misterios aún hoy siguen envolviendo a uno de los artistas más admirados –y cotizados- de la historia.
Steven Naifeh y Gregory White Smith, ganadores de un Pulitzer por una biografía de Jackson Pollock, publicaron su investigación sobre Vincent van Gogh hace un año. No solo aportan una versión sobre los últimos momentos del artista, sino que, gracias a documentos inéditos enriquecen la visión que hasta ahora se tenía sobre su visión sobre el arte, el peso de la religión, su azarosa vida sentimental y sus insoportables depresiones. Naifeh y White Smith explican sus investigaciones en esta entrevista realizada por correo electrónico.
En contra de lo que suele ocurrir con las certezas universalmente extendidas, esta nueva interpretación de la historia ha sido con escasas reticencias por parte de la comunidad científica. Los dos autores advierten que su estudio no descarta radicalmente ninguna opción. “Nunca decimos categóricamente que Van Gogh no se suicidó. Lo que decimos es que, dado el peso de la evidencia, un disparo accidental es mucho más probable. En la comunidad científica, este descubrimiento lo han recibido muy bien. Algunos psiquiatras nos han dicho que creen que la nueva explicación de la muerte de Van Gogh tiene mucho más sentido dado el estado mental de Van Gogh”.
Naifeh y White creen que su tesis ha sido bien acogida porque es más acorde con el carácter de Van Gogh y más halagador hacia él como persona que la versión tradicional de suicidio. “Uno de los aspectos más fuertes de la personalidad de Van Gogh era su extraordinaria voluntad de seguir viviendo y trabajando a pesar de una vida calamitosa. De hecho, en algunas de sus cartas decía que el suicidio era un acto de cobardía.”
Lejos de los manuales de arte convencionales, el libro de Naifeh y White se lee como una pieza literaria cuyo protagonista es uno de los artistas más venerados por el público. Además, todo el contenido ha sido minuciosamente investigado a lo largo de una década durante la que los autores han podido trabajar con un material de primer orden. Además del tema de la muerte, el libro está lleno de nuevas revelaciones obtenidas entre los cientos de documentos que dejaron Van Gogh y sus familiares.” Dejaron tal archivo que su vida se puede reconstruir al detalle. Hemos podido recrear con todo detalle su conciencia artística como si hubiéramos podido estar dentro de su cabeza . Muchos lectores nos han comentado que se han sentido emocionados compartiendo las incertidumbres del artista”.
Las nuevas tecnologías han sido esenciales para reconstruir la vida del artista. Una aplicación de software creada especialmente para ellos, les permitió digitalizar el archivo entero. No solo las cartas de Van Gogh y otras fuentes primarias, también todas las fuentes secundarias y toda la literatura que leyó Van Gogh. Él era un lector prolífico para quien la literatura era una fuente casi tan importante para sus dibujos y pinturas como la obra de los muchos artistas que admiraba.
Después de este amplísimo y detallado estudio, solo hay un periodo que no ha podido ser detalladamente estudiado. Son los años que vive con su hermano Theo en París, entre 1886 y 188. Es un tiempo sin apenas cartas a la familia y, por supuesto, al hermano. En la biografía se reconstruye este periodo crítico en su vida con material de otros expertos en el artista.
¿Qué hubiera sido de Vincent sin Theo? Steven Naifeh y Gregory White Smith no tienen dudas. “Sin Theo, no habría habido ningún Vincent. Theo le proporcionaba a Vincent su único soporte financiero y emocional. Vincent jamás habría sobrevivido, mucho menos creado su magnífico cuerpo de trabajo, si Theo no lo había apoyado tan generosamente”.
Tampoco tienen dudas sobre la perplejidad con la que el artista hubiera contemplado su éxito. “ Habría sido incomprensible para él. A lo largo de su vida solo vendió una pintura, y esa fue a la hermana de un conocido. Durante el último año de su vida, un joven escritor simbolista llamado Albert Aurier escribió un artículo en el que le llamaba “genio desconocido”. Van Gogh estaba inmensamente sorprendido con el artículo y lo mostró a su familia y a todos sus conocidos. Estaba convencido de que el éxito no procuraba felicidad y ese primer artículo laudatorio le dio un poco de susto porque podía significar que su vida podía ser aún más pobre y miserable de lo que era. Pocos meses después estaba muerto”.