24 Abril 2014
Apunto al sur…pero enrumbo mis motores al norte; el sur también existe, pero a condición de que el norte nos tutele; rumbo al sur, pero con la ciencia y la mentalidad del norte. Correa se aprovecha de la nobleza del pueblo ecuatoriano que quiere, desde hace siglos, salir de la ignorancia y de la pobreza.
No, señor presidente, no es posible hacer tan importante viaje montados en la mula lerda de la mentira. El viaje hacia el sur lo haremos montados en el brioso caballo de nuestro propio esfuerzo, caminando con nuestros propios pies, dejando volar nuestra propia imaginación. No será una marcha fácil, señor, se necesita para eso la estatura enorme de los genios precursores, dotados de una moral distinta y creadora. A usted, señor, con todo respeto, la Historia le alineará en la galería de los presidentes del Ecuador que más hicieron por parecerse a sus amos y no en la de los que quisieron liberarse de su coyunda.
Es que no hay peor colonialismo que el del conocimiento. No es suficiente saber, hay que tener conciencia para qué se sabe. Le pongo un ejemplo: dos operadores de una enorme máquina taladora de árboles, el uno formado en la ciencia del norte y el otro en la del Sumak Kawsay Revolucionario, ambos buscando trabajo frente al dueño del aparato. La tarea es, les dice el capitalista, deforestar el bosque a razón de trecientas hectáreas diarias para convertir ese inmenso territorio en pastizales,les pagaré cien dólares por hectárea. El primer operador acepta de inmediato la propuesta, el segundo, se niega. En la decisión del primero opera el interés individual, el lucro y la ambición; en la del segundo, la conciencia.
¿Cómo pretende, señor presidente, viajar al sur con los motores de su revolución orientados al norte? Se lo pregunta el pueblo ecuatoriano.