Bienhechito. Eso pasa por educar a sus hijos con el pensamiento nalgablanquita socialcristiano. Por eso les salen traumaditos. Para muestra ese Esteban Torres Cobo. Eso pasa por adornar el cuarto del guagua con fotos del Jaime Nebot. Eso pasa por llenar la biblioteca del Estebitan con libros de autoayuda y ponerle espejos hasta en el techo. Si usted quiere un hijo como el Esteban, hijito bien del eterno Torres de Ambato, desde chiquito recítele al oído: vos no piensas, vos solo debes repetir lo que dice tu papito, vos cómprate un carro lindo y dedícate a ser fiel copia del original. Y ya.
Y claro, el Estebitan salió pero ahí al papá. Bueno, hay que decirlo: un poquito más bruto. La dinastía Torres de Tungurahua, de abolengo pronebot, siempre se han creído amos y señores de la ciudad de las flores y las frutas. El papá Luis Fernando le hereda hasta el puesto de asambleísta al hijo, y de ley que el suplente del suplente del Esteban ha de ser otro Torres ¿qué creen? Las mañas socialcristianas no se olvidan tan fácilmente.
Por ahí circula un video, donde el Estebitan – con esa mirada de huevo tibio, tan característico de los niños que fueron amaestrados con el verbo divino del hombre es hombre y la mujer es mujer y Adán tiene pene y Eva, vagina, y los que abortan no van al reino de los cielos- nos quiere convencer de las bondades de las corridas de toros. Y dispara su verbo de tres reales para acusar de hippies a los que se oponen a los toros y a los que quieren cambiar de sexo a los niños y tumbar estatuas. ¡Ay, estos hippies!
No se actualizan estos hippies. Verán. Lo que el Estebitan, hijito de papá asambleísta, les quiere decir es lo siguiente: que ni dios permita hombres no varones y mujeres no hembras en la tierra tungurahuense. Eso es pecado. ¿Dónde se ha visto que, en la biblia, Adán se coma la manzana de Adán? O que Eva le haga cosquillas a otra Eva. Además Eva nunca abortó, porque de lo contrario no hubiéramos nacido los millones de personas en el mundo. Por lo tanto y, en consonancia, si la niña fue violada por familiares o ajenos, que se aguante, así como Eva se aguantó que la serpiente hiciera de las suyas.
El Estebitan, junto a sus antiderechos, se amarrarán en las estatuas de los conquistadores españoles. No permitirán que se borre la herencia de los nalga blanquita, de donde nacieron los Torres blanquitos apostólicos y romanos que en Ambato han sido. Defenderán las estatuas así tengan que faenar un toro de lidia a sus pies.
Dice el niño Estebitan, que las corridas de toro reactivan la economía y le dan trabajo a miles de personas. Aquí entre nos, los únicos beneficiarios han de ser el Carlos Vera y el Sebastián Roldán, porque enanitos toreros han de hacer falta como entremés de las corridas. ¡Y olé!
“Por ahí circula un video, donde el Estebitan – con esa mirada de huevo tibio, tan característico de los niños que fueron amaestrados con el verbo divino del hombre es hombre y la mujer es mujer y Adán tiene pene y Eva, vagina, y los que abortan no van al reino de los cielos- nos quiere convencer de las bondades de las corridas de toros”.