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jueves, noviembre 28, 2024
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POLITICAS

Resultados electorales y el fin de los binarismos

Por Andrés Kogan Valderrama* / Desde Chile A propósito de la primera vuelta electoral en Ecuador, en donde el candidato correísta,  Andrés Arauz (UNES), saca...

El recuento contra la antidemocracia o la larga marcha por los derechos

Los libros de historia política latinoamericana y ecuatoriana del siglo XIX y XX tienen varios análisis sobre los fraudes electorales entre los conservadores y liberales, la época del desarrollismo y el “retorno a la democracia”. Llama la atención que después de referirse a los fraudes, los autores continúan normalmente el análisis de la “democracia” ecuatoriana (Quintero, 1980; Larrea & Sommaruga, 1984; El Comercio, 1984; Mejía, 2002; Romero, 2017).

¡Nosotros, “los hijos de la chingada”!

¿Quiénes son/somos los hijos de la chingada? Nosotros, los hijos del mestizaje. No solo los que resultamos de la mezcla blanco-india y sus posteriores mutaciones étnicas: cholos, chagras, longos, chullas, zambos, pardos, mulatos, morenos, quarterones…, sino –sobre todo– los que detentamos un inocultable mestizaje cultural, económico, religioso, en la indumentaria, en la habitación, en la alimentación, en la cosmovisión.

Yaku Pérez y la interculturalidad

Que Yaku Pérez, indígena cañari, que pasó su infancia en el huasipungo de una hacienda, que sabe lo que es pobreza extrema, que ha sufrido persecuciones políticas, encierros arbitrarios, y que haya logrado convertirse en un político e intelectual, dispuesto a responsabilizarse por el destino de todos los ecuatorianos desde los más altos ideales, es realmente digno de alabanza.

Arauz: ¿más de lo mismo o podría ser un nuevo comienzo?

Los resultados electorales del pasado domingo 7 de febrero podrían leerse como la expresión del rechazo a las consecuencias y efectos a las políticas neoliberales impuestas en estos cuatro años de gobierno y como un desplazamiento del electorado hacia posiciones progresistas y de izquierdas: la de la corriente del progresismo que expresa Andrés Arauz (UNES), la del ecologismo contrario al extractivismo minero y petrolero de Yaku Pérez (Pachakutik), y la del candidato Xavier Hervas (Izquierda Democrática) que supo posicionar un discurso e imagen más atractiva para sectores jóvenes y alejada (aparentemente) de la polarización en contra y a favor del correismo.

El verdugo del sueño americano

¿Cómo llegó Donald Trump a la presidencia de EE. UU.? ¿Qué representa? ¿Es una aberración anecdótica o un síntoma de algo más profundo? ¿Cuál es su legado? La legisladora demócrata Nancy Pelosi ha dicho que el controversial magnate no era digno de ser presidente. Sin embargo, un día antes de concluir su mandato, Trump anunció que seguirá en política.

ESPECIAL ¿Hay una izquierda imposible en el Ecuador?

Se funda en 1926 con el Partido Socialista Ecuatoriano (PSE). Es una izquierda doctrinaria, pegada a los textos clásicos del marxismo. Fue incapaz de ir de la realidad a la teoría, no obstante lo cual, el PSE siempre creyó que nuestros problemas había que pensarlos con cabeza propia. La tendencia consular, fuertemente influenciada por la Revolución Bolchevique, en 1931 produce la primera división de la izquierda, dando lugar a la fundación del Partido Comunista Ecuatoriano. Esa izquierda histórica lejos estuvo de elaborar una interpretación creadora de nuestra realidad, se convirtió en una izquierda oficial, contrapeso necesario para mantener el equilibrio en la dominación oligárquica. La tesis central del PCE fue siempre empujar la transformación demo-burguesa del Ecuador, concebida como un proceso etapista para lo cual aceptaba alianzas con el centro político y la propia oligarquía. El Partido Socialista se diferenciaba en ser menos dependiente de Moscú, pero igual en sus planteamientos conceptuales a los cuales se les había castrado de los elementos más peligrosos de la doctrina marxista como eran la noción de la lucha de clases y la concepción sobre el Estado y el poder.

Los enemigos de Yaku y del movimiento indígena

En esta campaña electoral, Yaku Pérez, candidato a la Presidencia por Pachakutik (PK) y todo el movimiento indígena y popular, tuvimos que enfrentar a varios “enemigos”, y decimos “enemigos” porque las elecciones se convierten en una guerra electoral, donde se gana o se pierde. En esta guerra política, nuestros “enemigos” eran principalmente la derecha y el correísmo (progresismo conservador), en la que los combatientes se unían a nosotros contra ellos o simplemente eran otros más que nos atacaban y a quienes también teníamos que resistir.

ESPECIAL| Del paro de Octubre a un gobierno indígena insurgente

Sorprende encontrar afirmaciones tanto de la candidatura de Pachakutik –Floresmilo Simbaña, incluida la izquierda radical, Alejandra Santillán- cuanto de las filas del “progresismo” –Andrés Arauz- que proclaman los resultados de las elecciones del 7 de Febrero de 2021 como una contundente derrota del neoliberalismo –refiriéndose a Guillermo Lasso y Lenín Moreno-, y un triunfo de ambas tendencias que sumadas sobrepasan el 50 %, tal como ocurrió en las elecciones bolivianas donde la candidatura de Luis Arce del MAS, integró los votos de movimientos indígenas y progresistas y alcanzó el 55 % del total.

Correísmo, lassismo, socialcristianismo y la santa alianza

No cabe duda, Rafael Correa (RC), Guillermo Lasso (CREO) y Jaime Nebot (PSC) responden a un mismo interés: el del capital nacional y transnacional; y, el del conservadurismo ideológico. Cada uno juega su rol y tiene su estilo. Al correísmo, enarbolando la bandera del progresismo conservador, le toca actuar como pandilla disciplinadora del barrio, palo a quien no se somete. Liderar sin la menor vergüenza el trabajo indecente, incluyendo las campañas sucias como la de “El Camaleón”, producción de Pichincha Universal. A Correa le toca endilgar a otros las supuestas alianzas con el banquero Lasso, cuando están demostrando que son los aliados perfectos. Le corresponde también enarbolar el discurso populista más procaz: 1000 dólares a un millón de familias; así ganan el voto de grandes masas desinformadas y empobrecidas.

Al indio que quiera ser Presidente, la injusticia del blanqueamiento

Cuando nos desprecian nos llaman indígenas, indios, cholos, mitayos, oscuros, tiznados; cuando quieren tributos o votos, ciudadanos. Cuando el indígena tenía sus cabellos largos, le rapaban en las escuelas (años sesenta, setenta, ochenta, noventa y hasta los dos mil), con tijeras, cuchillo, a jalones, llamándoles piojosos, sucios, pilisientos. A la mujer le jalaban las trenzas y se le impedía entrar en la escuela.Cuando el hacendado violaba a las sirvientas, campesinas, indias huasipungueras, a veces se arriesgaba a ponerle su apellido en el bautizo, o le sugería al cura o al juez del registro civil un apellido blanco, mestizo, que haga juego con su sangre. Cuando al guagua se le ponía nombre indígena, “ese no es nombre cristiano”, decían, “le has de poner uno del evangelio”. Cuando se hablaba en kichwa, en shuar, achuar... los blancos escupían: “esas son lenguas del diablo”, y se prohibía su enseñanza. Y ahora, a los años, cuando se presentan con los cabellos cortados, con nuevo nombre, con la lengua ancestral olvidada a fuerza del látigo, se les grita: “¡tú no eres indígena!”. La fiesta de bautizo, confirmación, matrimonio servía para endeudar a los taitas, para quitarles las tierras y sus propiedades.Los trapiches y ventas de alcohol de los hacendados cumplían y cumplen la función de idiotizar a los trabajadores. Los vendedores se ríen: “el fin de semana el shunsho deja devolviendo todo el sueldo por unos cuantos litros de trago”.Cuando se rebelan los indígenas, los arrastran, les patean, les matan y vuelven a nacer mil veces. Sin zapatos, caminan; sin libros, leen; y, sin esferos, escriben sus propias páginas. Sin universidades, se gradúan; y, sin dinero, conservan su riqueza. Sin teléfonos y sin internet, se comunican. Sin vacunas, viven. Sin lentes, ven. Sin lágrimas, lloran. Con cadenas, piensan en la emancipación del futuro. La belleza de las luchas se derrama como gotas de pintura por los abriles, como el parto de las mujeres que cortan con su propia mano el cordón umbilical y desenvainan la placenta.Cuando los indígenas, indios, indias, mitayos, mitayas, cholos, chagras, quieren ser autoridades, presidentes, se les hiere e injuria de todas las formas posibles: el papel no aguanta tanto insulto. Al indio que quiera ser Presidente de la República, la injusticia del blanqueamiento, de la burguesía engominada, le encaminará por el vía crucis político, se le hará hablar en todas las lenguas, se le tomará exámenes que no se le piden al blanco común, se le detendrán los conteos, se le anularán los votos, se les rayarán los nombres… Al final, en algún año, ganará, y verá desde su escritorio que no tomó la choza presidencial, sino que ésta lo tomó a él. Si recapacita a tiempo, se dará cuenta que solo regresando al camino del pueblo, que solo latiendo con millones de corazones podrá transformar su realidad teñida de sufrimientos y sangre.

Progresismo vs. los pueblos: el que se alía con la derecha pierde

En algún momento me preguntaron ¿Cuáles eran las posibilidades reales de Yaku Pérez? Yo respondí que, a pesar de su desafortunada declaración por Lasso, era un gran candidato, pero dadas las condiciones políticas, sus posibilidades se jugaban entre los errores de Arauz y Lasso.

REFLEXIONES AMBULANTES: ¡Yo sí voto!

Siempre es temporada de elecciones. ¡Ah, qué maravillosa es la “democracia”! Bueno… de hecho, no lo es. Como todas las formas de gobierno, se da por la fuerza. Quiero decir, que existen mecanismos legítimos preestablecidos, que nos obligan a aceptar y obedecer a “autoridades” y leyes simplemente porque la mayoría está de acuerdo. El más conocido y aceptado es el de la votación directa: en teoría, se elige –o se debería elegir- lo óptimo, y los resultados son aceptados porque ha triunfado la “democracia”. Pero, ¿qué pasaría si se votara por lo inservible y maligno, como la corrupción? ¿Eso haría que fuese válida? ¡Claro que no!

Segunda vuelta electoral: ¿Quién está nervioso?

El peor escenario para Rafael Correa y su delfín Andrés Arauz, así como para el banquero Guillermo Lasso, es tener que enfrentarse al candidato de Pachakutik, Yaku Pérez (o, a Xavier Hervas, si hubiera sido el caso) en segunda vuelta por la presidencia. Prepararon todo un tinglado mediático para hacernos creer, en base a dos exit poll, con conflicto de intereses, que la final sería entre Lasso y Arauz. Y hubo analistas políticos “serios” que se prestaron para ello.

¿Por quién voto?

Esa estructura psíquica que determina por quien voto -ejercicio de la esperanza- está condicionada y amenazada por lo que nos gusta llamar en el grupo de investigación y docencia que encabezo, el virus del AIDS MENTAL: Autoengaño, Ignorancia, Desmesura y Soberbia, cuatro componentes de nuestra alma que asechan constantemente nuestras decisiones. Por ello mismo, siempre recomendamos una vacuna diaria ante tal desvarío de la naturaleza humana, con el procedimiento TEERPHA.

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