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viernes, noviembre 22, 2024

Cien años de La Liga Militar que “movió el avispero” de la política ecuatoriana

La Línea de FuegoPor Carlos Villacís Nolivos*

Nada ha cambiado en medio de tanto cambio…

Era 1924 y el Ecuador, al igual que el mundo, era un territorio confuso y lleno de incertidumbre, muy parecido al país actual.

  • Tan sólo 14 años antes, en 1910, el Ecuador había estado a punto de sostener una guerra con el vecino Perú.
  • Trece años atrás una turba asesinó en Quito al expresidente Eloy Alfaro, sentando las bases para el surgimiento de la plutocracia.
  • Siete años separaban de la irrupción en el mundo del comunismo, de la mano de la triunfante Revolución Bolchevique de 1917, movimiento que ya mostraba indicios de su desvío con el asesinato del dirigente Vladimir Lenin, acaecido el 21 de enero de 1924.
  • Apenas seis años habían transcurrido desde el final de la Primera Guerra Mundial, con un saldo de entre 9 y 11 millones de muertos, aproximadamente siete veces más que la población total del Ecuador en esa ápoca, que se estimaba entre 1.150.000 (1905) y 1.500.000 (1920).
  • No habían pasado ni dos años de la masacre del 15 de noviembre de 1922, cuando el gobierno del liberal José Luis Tamayo ordenó al ejército dispersar la protesta obrera que alcanzó inusitada fuerza en Guayaquil.

¿Por qué es importante 1924 en este relato? La situación del Ecuador era tan desesperada que un grupo de militares empezó a conspirar para patear el tablero de la política y la economía nacionales. Este 25 de octubre de 2024 se cumplen cien años de las primeras reuniones y la proclama de lo que se denominó La Liga Militar, el germen de la Revolución Juliana de 1925, un movimiento trascendental en la historia ecuatoriana.

1924: La urgencia de un giro de timón

El historiador Juan Paz y Miño describe de forma concreta el país en esos años: “la deuda pública ascendía a unos 6.500.000 dólares y la paridad monetaria fluctuaba entre 2 y hasta 2,30 sucres por dólar; las exportaciones totales llegaban a 15.000.000 de dólares y las importaciones a 10.000.000; el cacao se mantenía como el principal producto de exportación. Había 4 bancos de emisión: B. del Ecuador, B. Comercial y Agrícola, B. del Pichincha y B. del Azuay (…)”[1].

Por su parte, uno de los economistas más influyentes de la época, el guayaquileño Víctor Emilio Estrada, escribió en el primer semestre de 1925 uno de sus libros clave para entender la dinámica de la época: “Moneda y bancos en Ecuador”. Uno de sus pasajes describe el contexto del país que motivó a los jóvenes oficiales a formar La Liga Militar y a sublevarse el 9 de julio de ese año.

Señala: “(…) el sistema bancario y monetario del Ecuador es uno de los más desorganizados y débiles, estando impedido de ejercer la primera de sus funciones a causa de una legislación que, persiguiendo una seguridad eventual, mantiene anquilosada la facultad de crecimiento económico y nos hace vivir una vida medieval en la materia; que la situación que sufrimos no obedece a causas únicas sino a la concatenación de muchas y de diverso orden -comenzando por la incalificable administración del crédito- (…)”[2].

En resumen, el Ecuador atravesaba por una crisis económica fuerte derivada de un sistema monetario confuso y de problemas con su principal producto de exportación, el cacao. A esto se unían los graves cuestionamientos políticos al liberalismo aliado de la plutocracia, que justo en ese año se había impuesto nuevamente en las elecciones. Gonzalo Córdova había asumido el cargo de Presidente de la República el 1 de septiembre de 1924, con el apoyo de 173.773 votos (93,2%) frente al socialista Juan Manuel Lasso Ascázubi (9.175 votos – 4,9%) y al liberal radical José Federico Intriago   Navas (3.454 votos – 1,8%). En consecuencia, en medio de la crisis económica y del elevado nivel de conflictividad social, se perfilaban cuatro años más de liberalismo plutocrático. ¿Cómo cambiar esta situación?

Esta pregunta seguramente rondó en la cabeza de los jóvenes militares que comenzaron a darle forma a ciertas ideas el 25 de octubre de 1924, hace cien años.

La Liga Militar

Según diversos historiadores, el 25 de octubre de 1924 varios oficiales convergieron en el comedor del Regimiento de Artillería Nro. 1 Bolívar, en Quito. Basado en los relatos de Virgilio Guerrero Espinoza, Juan Paz y Miño cita los nombres de los presentes: los tenientes Virgilio Guerrero, Cristóbal Espinosa G., José M. Erazo, Luis A. Rodríguez S. y Agustín Patiño; y, los alféreces: Carlos Abarca y Cristóbal Toledo. Luego se sumaron el teniente Carlos Granja y el alférez Manuel Martín Icaza, alumnos de la Escuela de Ingenieros.

Posteriormente, para continuar con las discusiones se habrían trasladado a la habitación de Carlos Abarca, en donde estuvieron José Antonio Guerrero, Virgilio Guerrero, Agustín Patiño, Manuel Martín Icaza y Luis A. Rodríguez. Ya para abril de 1925, “(…) fueron más de 150 los jóvenes que se convirtieron en autores intelectuales y materiales de la revolución de julio”[3]. A ellos se sumarían incluso los generales Moisés Oliva, Jefe del Estado Mayor, y Francisco Gómez de la Torre, Inspector General, “lo que facilitó el traslado de los complotados a las diversas unidades militares, para su acción proselitista”[4].

Semanas más adelante, según narra Paco Moncayo, “el 4 de diciembre, día de la artillería, luego de los festejos en el cuartel, se trasladaron a una quinta del alférez Manuel Martín Icaza un capitán, 16 tenientes y 10 alféreces complotados.

Posteriormente, en las habitaciones del teniente Carlos Baquero decidieron conformar comisiones para que viajen a las provincias a informar sobre la Liga e incorporar más adeptos. El contacto con Guayaquil quedó a cargo de Virgilio Guerrero y Agustín Patiño, que debían comunicarse con el teniente Humberto Terán y el mayor Idelfonso Mendoza, respectivamente”[5].

La Línea de Fuego
Fuente: Boletín de la Academia Nacional de Historia Militar Nro. 8, agosto de 2015, pág. 42.

Obviamente no se abordará en este breve artículo el rumbo adoptado por la Revolución Juliana, ni los cuestionamientos surgidos por parte de sectores principalmente guayaquileños, y menos aún los logros alcanzados. Eso se abordará en futuros artículos. Por ahora, interesa no dejar este hecho histórico de la creación de la Liga Militar como un cabo suelto en la memoria del Ecuador.

Las aspiraciones de La Liga Militar

Más allá de los nombres de los fundadores de la Liga Militar, algunos de los cuales llevan instituciones y calles del país, es importante detenerse y conocer su proclama. En el contexto caótico del país, la decisión de los jóvenes oficiales de organizarse para conspirar con el fin de rescatar al Ecuador del despeñadero al que se dirigía aceleradamente, quedó plasmada en su proclama, secreta para ese entonces, pero fundamental para lograr la adhesión de más compañeros de armas y, posteriormente, de ciudadanos de diversa procedencia.

La proclama tiene un origen militar y, por lo tanto, sus reivindicaciones, son esencialmente militares. Sin embargo, la importancia de este paso está en que vincularon sus preocupaciones castrenses e institucionales con el momento del país. De allí que no era difícil pensar su posterior evolución hacia un movimiento de carácter nacional que permitiría al país romper con la plutocracia y sentar las bases de una economía más acorde a los tiempos.

La proclama del 25 de octubre de 1924 tiene las firmas de los presentes.

El texto de la proclama de la Liga Militar del 25 de octubre de 1924 es el siguiente:

Los grandes movimientos sociales, sobre todo cuando tienen por objeto algo más que intereses económicos de crudo y rudo positivismo personal, deben ser ampliamente abordados por la juventud redentora de los pueblos; a ella, pues le toca, porque es cerebro y músculo, ser la progenitora de las acciones gigantes que cristalizando los más bellos ideales, culminan en el éxito.

Los hombres, como los pueblos, evolucionan y no pueden soportar más un periodo de cosas instintivas que no tienen razón de ser en nuestros días y esto mueve a las opiniones a trazarse una línea de conducta que les permita conquistar, a todo trance, a los individuos como a los pueblos el asiento que les corresponde en el banquete de la civilización.

En el Ecuador, el problema social es difícil porque difícil lo han hecho las oligarquías dominantes y la poca cultura cívica del pueblo; los diversos partidos políticos del país están ya demasiado apolillados para esperar de ellos milagrosas épocas de gobierno, y además, están tan desprestigiados que no logran la conquista de adictos que den vida a sus filas sino más bien el éxodo de sus afiliados que llevan como bagaje la desilusión y el cansancio, por esto, y considerando que el Ejército es la institución más poderosa de la Nación y que de ellos dependen en gran parte los intereses más vitales del pueblo ecuatoriano, es que nosotros, oficiales independientes que no anhelamos más que la prosperidad de la Patria nos reunimos, para cruzar ideas al respecto y dar vida, materializando en la acción, el más bello de los ideales que tiempo ha había germinado en el cerebro de la juventud del glorioso ejército Ecuatoriano.

Para satisfacer nuestros anhelos juramos como hombres de dignidad y de honor, ante el altar de la Patria, cooperar con todas nuestras energías hasta el sacrificio.

El objeto primordial que nos proponemos es:

1° Propaganda de unión y solidaridad entre los jóvenes oficiales del ejército.

2° Propaganda en favor del beneficio que reportaría al país y a la Institución una evolución inmediata de carácter social.

3° Aprovechando esta evolución rechazar del seno de la Institución y del Gobierno del país, elementos desprestigiados y nocivos al engrandecimiento de la Patria.

4° Cooperar con elementos de prestigio militar y civil a la reorganización en forma que no esté en pugna con las leyes del país.

5° Protección mutua del elemento joven en el Ejército, para así propender al desarrollo cultural de la fuerza armada.

6° El adicto a la Asamblea debe jurar por el emblema patrio y su honorabilidad de soldado, la obediencia ciega al directorio y la lealtad absoluta a la Asamblea, sabiendo, en caso contrario, expiará su delito con la pena de muerte que prescribe el Reglamento.

Quito a 25 de Octubre de 1924.

La Línea de Fuego
Imagen extraída del Boletín Nro. 8 del Boletín de la Academia Nacional de Historia Militar, publicada en agosto de 2015. Parte del artículo “Las fuerzas armadas en la Revolución Juliana”, escrito por Paco Moncayo.

El recorrido castrense que dio forma a La Liga Militar

Para entender el presente y mirar al futuro siempre es necesario regresar a ver el camino andado. En el caso de los oficiales que crearon la Liga Militar y que a través de ella impulsaron la Revolución Juliana, es preciso entender que fueron el resultado de un extenso proceso iniciado varios años antes, por no hablar de décadas. Para la fecha, pudiera decirse que la oficialidad ecuatoriana que se atrevió a caminar más allá de los límites castrenses e impulsar una revuelta política cívico-militar era el resultado de un sinuoso camino de formación y profesionalización insólito en el país. Se diría que las tropas julianas fueron la síntesis de un largo proceso que la colocó en otro nivel.

Tras la llegada de Eloy Alfaro al poder a través de la Revolución del 5 de junio de 1895, se dio una extensa preocupación por transformar las fuerzas militares ecuatorianas. De allí que el esfuerzo de liberales radicales y posteriores gobiernos se enfocó en el ámbito de la preparación y la formación de cuadros técnica y profesionalmente capaces.

Como destacó Cristóbal Espinoza Yépez: El interés político y estratégico era dotar a las Fuerzas Armadas de una organización técnica, mejorar sus capacidades tácticas, dar un sentido sistemático a su entrenamiento y –en definitiva– estructurar la carrera militar de modo profesional, todo esto como parte de una política de institucionalización de las Fuerzas Armadas del Ecuador una vez terminado el agitado periodo revolucionario”[6].

Aquí una síntesis de la ruta seguida en esta transformación de la institución castrense y que explica parcialmente cómo la Liga Militar fue el resultado de un extenso proceso:

  • 11 de diciembre de 1899: refundación del Colegio Militar.
  • 31 de enero de 1900: Decreto para creación de Escuela de Clases (dirigido a sargentos segundos, cabos y soldados). El Reglamento se dio el 30 de noviembre de ese año y determinaba que podían ser parte de la Escuela los militares que sepan leer y escribir y sean menores de 20 años.
  • 5 de junio de 1900: expedición del Reglamento Interno del Colegio Militar. Esto permitió que los alumnos fueran becados por el Estado con uniformes gratuitos. Se establecieron pruebas de ingreso. A partir de aquí también comenzó un proceso de construcción de acceso a la vida militar por méritos y no por alcurnia o vinculaciones familiares. En el tiempo, esto significó que muchos militares eran de clase media y baja. Esta podría ser una de las razones que explican por qué ciertas preocupaciones influyeron en los rebeldes julianos.
  • 1902: Graduación del primer curso de aspirantes a oficiales.
  • Enero de 1903: Inauguración del edificio del Colegio Militar.
  • 1900 – 1916: Misión Militar Chilena, comandada por el general Luis Cabrera Negrete, junto al capitán Enrique Chandler.
  • 1905: Ley Orgánica Militar.
  • 18 de octubre de 1905: creación permanente de la Academia de Guerra, Escuela Militar y escuela de Clases.
  • 16 de junio de 1910: Decreto Ejecutivo a través del cual se aumentaron las plazas de cadetes para los jóvenes de la Universidad Central que lo solicitaren.
  • 1922: Llegó al Ecuador la Misión Militar Italiana, con la cual se avanzó en la transformación de la malla de estudios de la Escuela de Oficiales Ingenieros.
  • 11 de julio de 1922: Inicio de clases de la Escuela de Oficiales Ingenieros. El curso duró 18 meses y participaron 30 personas. La primera promoción compuesta de 24 oficiales se graduó el 12 de marzo de 1925.
  • Los primeros graduados de la Escuela de Oficiales Ingenieros fueron: coronel Luis Telmo Pazmiño (Comandante del Curso); capitán Idelfonso Mendoza; tenientes Federico Struve, José Guerrero, José Morán, Samuel Aguirre, José Morán Estrada, Alfredo Hidalgo, Luis Herrera y Luis P. Estrella; subtenientes Carlos Chiriboga, Joaquín Samaniego, Carlos Granja Sosa y Luis A. Sierra, entre otros.

Todos los graduados en esta primera promoción fueron “actores principales de la Revolución Juliana”[7]. ¿Tendrá alguna conexión con la creación de la Liga Militar y su impulso de la Revolución Juliana, la preparación recibida y los diferentes hechos que conformaron una estructura militar, en el país, distinta de las anteriores?

A modo de conclusión

Este 25 de octubre de 2024 se cumple un siglo de la conformación de la Liga Militar, que se convirtió en el germen de uno de los movimientos político-militares más importantes y trascendentales para el Ecuador del siglo XX: la Revolución Juliana.

Los hechos acaecidos durante las dos décadas anteriores a 1925, dejan entrever que en el pensamiento que dio a luz al julianismo confluyeron una serie de acontecimientos que permitieron que dicha generación sea capaz de crear e impulsar aquel movimiento. También es el resultado de una confluencia de ideas traídas por las misiones chilena e italiana, pero también influyó la creciente popularidad de los ideales socialistas y marxistas, pues no en vano menos de dos años después, en 1926, se creó el Partido Socialista Ecuatoriano.

Visto desde el presente, el movimiento de la Liga Militar y de la Revolución Juliana marcó una ruptura que amerita nuevos análisis, sobre todo por los momentos oscuros –no sólo por los apagones- por los que atraviesa el país, sobre todo desde hace siete años atrás. Por ahora, es importante que todas las generaciones que confluimos en el presente no olvidemos ciertos hitos y momentos históricos, como el de este 25 de octubre. El Ecuador requiere, con urgencia, memoria, reflexión y propuesta.

 


La Línea de FuegoReferencias:

[1] Juan Paz y Miño. Ecuador: los gobiernos julianos 1925-1931. La constitución de la izquierda política. Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Biblioteca de Ciencias Sociales. 2018. Página 59.

[2] Víctor Emilio Estrada. Moneda y Bancos en el Ecuador. La versión original se escribió en 1924. La cita corresponde a la edición realizada por el Banco Central del Ecuador y la Corporación Editora Nacional en 1982, misma que fue corregida por Julio Estrada Icaza, hijo del autor. Páginas 37 y 38.

[3] Juan Paz y Miño (2018), págs. 109 – 111.

[4] Paco Moncayo. Artículo “Las fuerzas armadas en la Revolución Juliana”, publicado en el Boletín de la Academia Nacional de Historia Militar, Nro. 8, agosto de 2015, página 43.

[5] Ibid 4, página 43.

[6] Cristóbal Gonzalo Espinoza Yépez. La Academia de Guerra del Ejército. Fundación y desenvolvimiento entre 1920 y 1940. Tesis de Maestría de Historia. Universidad Andina Simón Bolívar, 2018. Páginas 12-13.

[7] Revista Historia Militar del Ejército de los ecuatorianos. Volumen 3, 2017, página 27. https://issuu.com/ceheesmil/docs/revista_historia_militar_vol._3

 


*Es comunicador social. Ha desempeñado la docencia universitaria, el periodismo en medios de comunicación privados y públicos, trabajos de consultoría y ejercicio profesional en el sector público.

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PENSAMIENTO CRÍTICO
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1 COMENTARIO

  1. Interesante articulo, sin embargo su frasesita “sobre todo por los momentos oscuros –no sólo por los apagones- por los que atraviesa el país, sobre todo desde hace siete años atrás.” amerita un comentario. El problema de los apagones tiene su principal origen en la excesiva dependencia de Ecuador de las plantas hidroeléctricas que fueron principalmente construidas en el correato. Sobre estas cabe observar que la de Coca- Codo Sinclair fue construida con miles de fallas y sin un reservorio de agua lo cual impide almacenar la energiza y defenderla de los sedimentos. La Ing. Bernal de la EPN declaro que por esta razón su vida útil seria solo de 5 años adicionales. Las demás fueron construidas en la cuenca hidrológica del Paute desoyendo el consejo de la OLADE de no construir en una misma cuenca. Y precisamente en esa cuenca tenemos la mayor sequía en 60 años. Lo que se les puede achacar a los gobiernos sucesores es no haber ejecutado proyectos de energia solar pero de ello tiene la culpa también el correismo que se opuso a la instalación de una planta Solar en el Aromo donde esta solamente la “Refinería Fantasma del Pacifico”.

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