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domingo, diciembre 22, 2024

CONCURSO DE FRECUENCIAS: LO QUE NO SE DICE Por Ana Acosta*

Parte 1

Enero 26 de 2017

Entonces cuando se dice que los medios “tradicionales” perderán “sus” frecuencias, no son “sus” frecuencias, son las frecuencias de todos los ecuatorianos y ecuatorianas que podemos exigir y exigimos que sean distribuidas de forma más equitativa.

El Concurso de Frecuencias de Radio y Televisión es uno de los temas más discutidos en este momento, no solo por que modificará el panorama mediático de Ecuador por 15 años, sino porque se desarrolla en medio de un proceso electoral.

Para aportar al entendimiento de lo que está en juego hemos recolectado 5 puntos del Concurso de Frecuencias de los que no se habla, desde el sector comunitario.

Esperamos que esto aporte a no caer  en la ingenuidad de creer todo lo que se dice y repetir como caja de resonancia cualquier frase construida sobre uno de los procesos más importantes de los últimos años relacionado con el ejercicio del Derecho a la Comunicación.

Voy desmenuzando cada punto que se ha posicionado hasta el momento sobre el concurso. Esta es la primera parte de una serie de artículos sobre el Concurso, desde la visión del sector comunitario. A continuación los primeros 2 puntos:

Punto 1: “Varios medios tradicionales perderán sus frecuencias”

Fundamedios emitió un comunicado alertando sobre que varios medios tradicionales (especialmente de Quito) podrían perder sus frecuencias en el Concurso. En este comunicado se nombra a Radio Visión, Radio Democracia, Radio Eres, JC la Bruja, como las radios en peligro. El comunicado no nombra a radios como Canela Radio Corp, del emporio relacionado a Jorge Yunda, por ejemplo, que está descalificada en el Concurso, y que con este argumento, también sería una radio “tradicional” en peligro.

Sobre esto vale la pena hacer varias aclaraciones y precisiones:

– La primera: el espectro radioeléctrico,donde se ubican las frecuencias de radio y televisión, es un recurso estratégico que pertenece a todos los ecuatorianos y ecuatorianas, que es administrado por el Estado. Las frecuencias no son propiedad de una persona, una empresa, una organización o un partido en el gobierno.

Esto es necesario aclarar porque se ha naturalizado tanto la “propiedad privada” o incluso la “propiedad gubernamental” (extraño fenómeno) sobre las frecuencias que pareciera que por “tradición” no debería ser tocada o modificada.

Escuchar a personas con clara posición de izquierda, progresista, social demócrata o liberal decir esto, es como escucharlos ir en contra de una reforma agraria (lo cual de por sí ya es contradictorio) con este argumento: “los terratenientes dueños de las haciendas están en peligro de perder sus tierras”.

Varios me dirán: es descabellado comparar la propiedad de los medios con la propiedad de la tierra. Pues no lo es. De hecho, este es un debate con muchos argumentos y que sigue vigente desde los años setenta cuando se planteó algo tan sencillo: la comunicación es indispensable para la vida, es un Derecho Humano fundamental y no es solamente una herramienta. De hecho, la comunicación es tan importante para la vida de las personas como el agua o como la tierra misma. Parece algo obvio decirlo, pero al momento de legislar o generar políticas públicas no parecía tan obvio, por lo que este derecho se adscribía a los medios, a las empresas de comunicación o a los periodistas.

El informe que elaboró la Unesco a fines de los años setenta denominado  “Un Solo Mundo Voces Múltiples” o mejor conocido como el “Informe Mac Bride” aportó a que en el marco internacional se discuta la necesidad de comprender el Derecho a la Comunicación como un derecho más amplio que el de la Libertad de Expresión en su forma liberal. Así, el Derecho a la Comunicación abarca varios derechos: la Libertad de Expresión, la Libertad de Prensa, la Libertad de Opinión, entre otros y de aquí se derivan varias acciones que permiten su cumplimiento como son: el acceso a las frecuencias y la creación de medios de comunicación, entre otras cosas.  Además este derecho no solo pueden exigirlo los dueños de los medios, las empresas de comunicación, sino que puede ser ejercido y exigido de forma individual o colectiva por todas las personas. A la par de esto se planteó la necesidad de un nuevo y más justo orden mundial de la comunicación y la información,frente a la concentración de medios que representa un grave problema para el ejercicio pleno del Derecho a la Comunicación.

Entonces el Derecho a la Comunicación es indispensable para que las personas tengamos una vida digna, es fundamental para la democracia y para una sociedad democrática, (que no es lo mismo) por lo que la concentración de medios en pocas manos por “tradición” es un peligro para la democracia y para una sociedad democrática.

Entonces cuando se dice que los medios “tradicionales” perderán “sus” frecuencias, no son “sus” frecuencias, son las frecuencias de todos los ecuatorianos y ecuatorianas que podemos exigir y exigimos que sean distribuidas de forma más equitativa.

– La segunda: teniendo claro que los actuales medios de comunicación son concesionarios de una frecuencia y no propietarios por “tradición”, podemos pasar a discutir el otro punto. Y este es un matiz necesario.

No todos los concesionarios de frecuencias son lo mismo. Volvamos a la metáfora de la tierra. Hay propietarios de grandes haciendas, con miles de hectáreas, que explotaron la tierra y la mano del trabajador para sus beneficios y la de sus herederos. Y también, hay personas y pequeñas empresas que han cultivado la comunicación en sus pequeños terrenos con mucho sacrificio.

Hay medios que se han dedicado a la labor comunicacional y al periodismo, y hay “Fantasmas Trasnacionales” y “Fantasmas Criollos” que han hecho de las frecuencias un negocio muy lucrativo.

No es lo mismo hablar de Radio Democracia EXA que hablar del“Fantasma Trasnacional” Gonzales; así como tampoco es lo mismo hablar de Radio Visión que hablar de los“Fantasmas Criollos” JC La Bruja o Yunda – Canela  (Este punto lo explicaré en la parte 2 de esta serie de artículos donde hablo de los “fantasmas trasnacionales y criollos”)

También hay iglesias que han hecho un servicio comunitario y otras que han hecho de sus medios un negocio muy lucrativo. (Este punto lo explicaré en la parte 2 de esta serie de artículos donde hablo de la concentración de las iglesias)

Estos matices permiten comprender que la etiqueta de “medios tradicionales en peligro”, no es una verdad cerrada, es más bien una herramienta discursiva que coloca como punta de lanza a radios con una labor respetable, como Radio Visión por ejemplo, pero oculta a los “Fantasmas Criollos” que hay en el país, y de forma indirecta beneficia a los Fantasmas Trasnacionales que no han sido tocados, ni quieren ser tocados.

Punto 2:“El Concurso debe suspenderse”

El Concurso  Público es un mecanismo definido en la Ley Orgánica de Comunicación aprobada en 2013. Antes no se establecía un concurso. En la Ley de Radiodifusión, aprobada en plena dictadura militar y reformada dos veces en los años 90[1], se establecía que las concesiones de frecuencias las daba en ese entonces el Consejo Nacional de Radiodifusión, CONARTEL.

El mecanismo para otorgar la frecuencias no estaba definido en la Ley. El Consejo estaba conformado por varios representantes, de lo que en ese tiempo (auge del neoliberalismo) se entendía como los actores que tenían voz en la decisión de las frecuencias:

– El delegado del Presidente de la República, quien lo presidirá;

– El Ministro de Educación y Cultura o su delegado;

–  Un  delegado  del  Comando  Conjunto  de  las  Fuerzas  Armadas

– El Superintendente de Telecomunicaciones

– Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión y Televisión, AER (1995 hasta 2008)

– Asociación de Canales de Televisión del Ecuador , ACTVE (1995 hasta 2008)

En 2008 el Procurador General emite un pronunciamiento sobre la inconstitucionalidad de la participación de AER y ACTVE, en el CONARTEL,  por ser concesionarios y a la vez miembros de un órgano regulador. Es así que en 2008 AER y ACTVE salen de CONARTEL.

En agosto del 2009 el presidente Rafael Correa emitió un decreto ejecutivo en el cual fusionó el Consejo Nacional de Radio y Televisión CONARTEL con el Consejo Nacional de Telecomunicaciones, CONATEL. Todas las atribuciones y competencias que en la Ley de Radiodifusión y Televisión tenía CONARTEL, las pasó a tener CONATEL.

Es así que  CONATEL pasó a estar conformado por :

– Un representante del Presidente de la República, quien lo presidirá,

– El representante de la Oficina de Planificación de la Presidencia de la República

– El Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas,

– Un representante designado conjuntamente por las Cámaras de Producción,

– El delegado del Ministerio de Educación.

Es decir el Ejecutivo tenía mayor participación, las Fuerzas Armadas lo suyo y las cámaras de la producción privadas lo suyo. No existía ningún representante de la ciudadanía, tampoco de los sectores comunitarios, tampoco de la academia, peor aún de alguna institución relacionada con la garantía de derechos. CONATEL seguía siendo  la única instancia de decisión sobre las frecuencias. Este Consejo decidía a quién daba las frecuencias y para esto no había ningún concurso  público abierto y transparente.

ARCOTEL es la instancia de telecomunicaciones responsable de abrir el concurso, colocar las bases, administrar las frecuencias; mientras que CORDICOM es el responsable de calificar el Proyecto Comunicacional. CORDICOM está conformado por:

– Un representante de la Función Ejecutiva (quien lo presidirá)

– Un representante del Defensor del Pueblo

– Un representante del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social

– Un representante de los Consejos Nacionales de igualdad

– Un representante de los Gobiernos Autónomos Descentralizados.

Recordemos que CONATEL (la autoridad que antes decidía todo el proceso de frecuencias) estaba conformado por 3 representantes del Ejecutivo. En cambio CORDICOM, según la ley, es un cuerpo colegiado con autonomía funcional, administrativa y financiera.

La SUPERCOM, con Carlos Ochoa a la cabeza, responsable de la mayoría de procesos criticados de sanción a periodistas, medios, no tiene ninguna competencia en el Concurso de Frecuencias.

2.1 ¿Quiénes piden la suspensión del concurso?

El “Observatorio Ciudadano de Frecuencias”, es una organización de la sociedad civil que pide la suspensión del Concurso. Este observatorio lo conforman Roberto Aspiazu, Edgar Jaramillo, Mariana Neira, Monseñor Julio Parrilla, Lolo Echeverría, Juan Carlos Solines[1].

Cualquier iniciativa ciudadana de vigilar las acciones del Estado y los funcionarios públicos es legítima. Eso justamente es lo que permite la existencia de un Concurso Público. Pero es necesario también que tengamos otros elementos para ubicar el lugar de enunciación de quienes se oponen al concurso, observan ciertas cosas e invisibilizan otras.

Dos de los miembros de este Observatorio fueron parte de CONATEL, y como funcionarios no criticaron en ese tiempo el mecanismo de entrega de frecuencias que como veremos más adelante era un mecanismo cerrado, lleno de oscuridades, discrecional, nada abierto y muy discriminatorio.

Juan Carlos Solines fue presidente de CONATEL del 2005 al 2006 durante el gobierno de Alfredo Palacio.  Cuando era presidente de CONATEL no criticó que esta instancia de decisión de frecuencias esté conformada en su mayoría por el gobierno; tampoco le pareció malo ni observable que no exista un mecanismo público para acceder a las frecuencias, o que peticiones de frecuencias para nuevos medios privados y comunitarios se queden represadas en cajones, si no había alguna cercanía política o económica por parte de los peticionarios. El mecanismo de puertas cerradas era el más adecuado. Hoy, estos sí son temas que preocupa mucho a Solines.

Roberto Aspiazu, parte también del “Observatorio Ciudadano de Frecuencias”, fue parte de los miembros de CONATEL como representante de las Cámaras de la Producción hasta el 2015. Durante su presencia en CONATEL, tampoco criticó la forma en la que se entregaban las frecuencias.

Aspiazu y Solines son los principales voceros que piden la suspensión del Concurso de Público de Frecuencias. Cuando fueron funcionarios no presentaron ninguna oposición al mecanismo de entrega de frecuencias a puerta cerrada, sin información pública, sin requisitos adecuados, sin criterios estandarizados, sin reglamentos claros, sin temporalidades definidas; no era un problema que la decisión sobre quien tenía una frecuencia o no estuviese en manos de un Consejo, sin nada de participación de la ciudadanía. En esa época las decisiones la tomaban los funcionarios a discrecionalidad. Muchas carpetas de frecuencias  fueron represadas y nunca recibieron respuesta, especialmente las de pequeños empresarios locales o de organizaciones comunitarias. (Ver más adelante testimonios)

Para Solines y Aspiazu, el Concurso Público como mecanismo debe suspenderse, archivarse y anularse, ¿para volver a qué? ¿A la reunión de puertas cerradas donde las frecuencias eran entregadas al mejor postor? ¿Al peticionario más cercano?

2.2 ¿Quiénes más se oponen al Concurso de Frecuencias?

Jorge Yunda[1] no es parte del “Observatorio Ciudadano de Frecuencias”, pero es otro de los personajes que ha criticado el Concurso y la Ley de Comunicación.

Al igual que Solines y Aspiazu, Jorge Yunda fue funcionario de CONATEL, figuró comosu presidente desde el 2007 al 2009.

Jorge Yunda es uno de los funcionarios más nombrados en el Informe de Auditoría de Frecuencias  realizado en 2009 por disposición de la Asamblea Constituyente.

En este informe, Yunda es observado por varias acciones, una de ellas: el haberse “autoasignado” frecuencias siendo presidente de CONATEL.

Como en esa época no había Concurso Público, Jorge Yunda siendo concesionario de una frecuencia y a la vez Presidente de CONATEL se “autoasignó” otra frecuencia. El mecanismo “suigeneris” con el que operó Yunda podría narrarse así: Yunda“encargó” a su socio la administración de sus radios, y en CONATEL delegó a una persona que firme una concesión a favor de su radio. Esta resolución fue tan antiética que él mismo pidió su suspensión; pero luego siguió favoreciendo a través de un familiar (asesor de CONARTEL) la entrega de varias frecuencias a favor del grupo empresarial – familiar “Canela”. Lo hizo con varias de sus frecuencias, con varios de sus amigos, con varios de sus socios, con varios de sus familiares. Así conformó uno de los grupos económicos de la comunicación más grandes del país. Todo esto lo dice el Informe de Auditoria de Frecuencias 2009. (Ver página 149)

CONATEL estuvo conformado por representantes, una gran parte de ellos concesionarios de frecuencias que usaron su cargo público para favorecer sus intereses. La Comisión Auditora de Frecuencias, en su informe hizo un cuadro de los representantes al CONARTEL por años y varios tenían intereses con la propiedad de los medios. Esto hizo que varios de los pedidos, sobre todo de organizaciones y pequeños empresarios fueran represados, excluidos,o simplemente nunca respondidos; mientras que varios concesionarios con poder económico y vínculos políticos fueron favorecidos.

Ver cuadro Auditoría pp135 (listado de miembros de CONARTEL por años)

Estos son los testimonios de varios solicitantes de frecuencias (sobre todo comunitarios, indígenas y pequeños empresarios) en las Audiencias Públicas ante la Comisión Auditora de Frecuencias:

Otro testimonio

¿Se realizó algún pronunciamiento por estos pequeños empresarios o por las organizaciones comunitarias cuyo derecho a la comunicación estaba siendo violentado? ¿Se conformó un Observatorio de Frecuencias que denuncie estas graves irregularidades? ¿Hubo protestas por la falta de transparencia, por la discrecionalidad de los mecanismos de entrega de frecuencias? Quisiera saber,  porque estos testimonios demuestran la gravedad de lo que sucedía antes (sin Ley de Comunicación ni Concurso), estos testimonios demuestran el peligro de volver al mecanismo a puertas cerradas de entrega de frecuencias altamente discriminatorio, discrecional y con muy poca transparencia.

¿Por qué es necesario que exista un Concurso Público?

 El Concurso Público es un mecanismo válido, no es el mecanismo más perfecto, tampoco es el único, pero es uno de los mecanismos más adecuados para que el Estado administre de forma más equitativa y transparente un recurso estratégico como es el espectro radioeléctrico donde se ubican las frecuencias de radio y televisión.

A quienes proponen que el Concurso se suspenda quisiera preguntarles:¿Cuál es su propuesta para el manejo y entrega de concesiones de frecuencias? ¿Qué van a hacer con todas las solicitudes de medios comunitarios que nunca antes tuvieron oportunidad de acceder a una frecuencia y que en este Concurso están ya calificadas para obtener un medio comunitario? Si no quieren el Concurso Público ¿Quieren volver al mecanismo de puerta cerrada?

Sobre el Concurso Público abierto en 2016 y vigente

Este Concurso Público abierto en 2016 y vigente en la actualidad no es perfecto. Tiene errores y algunas oscuridades; pero es el primer ejercicio en la historia del país en el que el Estado abre para la ciudadanía la posibilidad para acceder a las frecuencias de radio y televisión a través de un mecanismo público.

Es la primera vez que se establece una política de Acción Afirmativa para medios comunitarios, quienes históricamente tuvieron restricciones de todo tipo: prohibición de cobertura, prohibición de venta de publicidad, funcionamiento con permiso de las Fuerzas Armadas (Ley de Radiodifusión)

Es la primera vez que los grandes empresarios privados con toda la capacidad económica para “comprar” una frecuencia (por que antes se compraban las frecuencias) han tenido que sentarse en un auditorio junto a pequeños empresarios, organizaciones sociales, indígenas, afro descendientes, de mujeres de jóvenes, a recibir la misma información sin ningún privilegio para concursar.

Esto es lo que les molesta a algunos empresarios privados. Un comentario de uno de ellos gráfica esta molestia: “Fui a uno de esos tallercitos de Arcotel y fue tan denigrante. Había tanta gente; era como estar en un bus popular en hora pico, algo muy denigrante”

Es que claro, lo “normal”, lo “tradicional” es que estos “dueños de los medios” sean recibidos en las oficinas de los directivos, reciban los requisitos, los criterios de calificación, y la resolución de obtención de la frecuencia de la mano directa de quien toma las decisiones, sin tener que pasar por este mecanismo abierto, público y tan “denigrante”.

El Concurso Público de Frecuencias, con todas sus falencias y varias críticas: falta de socialización en lenguas indígenas (muchas radios indígenas de la Amazonía se quedaron fuera del concurso) ; muy poco tiempo de socialización y llegada a provincias no centrales (hubieron provincias donde no se realizaron talleres de socialización); poca claridad en las temporalidades (Arcotel se retrasó demasiado en publicar resultados); mayor entendimiento de qué es un medio comunitario  y quienes requieren políticas de Acción Afirmativa y quienes no (Las iglesias son un grupo privilegiado por lo que no pueden recibir las mismas políticas de acción afirmativa que una organización indígena, de jóvenes, de mujeres, que ha sufrido discriminación histórica); el poco acceso a los estudios técnicos (organizaciones no tuvieron dinero para pagar su realización o ingenieros especializados no quisieron realizarlos). Todos estos puntos los trataré con más amplitud en la parte 2 de este artículo.

A pesar de todo esto el Concurso Público Abierto y Transparente, como mecanismo de concesión de frecuencias, abre la posibilidad justamente de eso: vigilar cada paso que dan los funcionarios públicos sobre un recurso estratégico (frecuencias) que pertenecen a todos los ecuatorianos y ecuatorianas. Por eso la ciudadanía, las organizaciones debemos observar, vigilar y exigir que este Concurso vigente se lleve con transparencia y que sirva en realidad para distribuir las frecuencias de forma más equitativa, para democratizar la comunicación en todo el sentido de lo que esto significa, independientemente del gobierno de turno, el que está y el que vendrá. Si no es así se posicionará como un mecanismo más para “blanquear” la propiedad de las frecuencias y seguir permitiendo la concentración de medios en pocas manos: grupos religiosos, fantasmas trasnacionales, fantasmas criollos. Lo cual ya sucedía cuando no había concurso y podría suceder si se suspende, como proponen algunos.

[1]La Ley de Radiodifusión y Televisión fue elaborada por Decreto Supremo No. 256-A Registro Oficial No. 785 el 18 de abril de 1975 por el General Guillermo Rodríguez Lara, en época de dictadura. Esta ley se reformó por primera vez en 1992 y por segunda vez en 1995 durante el Gobierno de Sixto Durán Ballén. Hay otra reforma el 7 de noviembre del 2002, en el Gobierno de Gustavo Noboa, para que los medios públicos comunitarios puedan pasar publicidad.

[1] Juan Carlos Solines fue candidato a la vicepresidencia con Guillermo Lasso, CREO, en las elecciones de 2013.

[1] Jorge Yunda es ahora candidato a Asambleísta por Pichincha, distrito Centro-Sur por el partido de gobierno Alianza País, AP.

* Este artículo es la primera parte de una secuencia de artículos sobre el Concurso de Frecuencias.

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PENSAMIENTO CRÍTICO
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4 COMENTARIOS

  1. Este es un típico concurso organizado por el correismo corrupto en el que todos tienen la palabra, mientras la mesa está servida por los representantes (todos) del estado-gobierno para entregar las frecuencias al “Fantasma” o los fantasmitas criollos, comparar el concurso con los del pasado es una ingenuidad, ahora es simplemente una simulación de concurso para hacer lo mismo que se hizo en el pasado, en plena etapa electoral para chantajer especialmente a Radio Visión y Radio Democracia. Por tanto, no compare con el pasado, muestre como se debería hacer en el futuro.

  2. Una de las empresas de comunicación mundial más grande es la iglesia católica, hay radios católicas que son “buena nota” por así decirlo pero todas están dentro de una gran empresa, un monopolio nacional y mundial que ahora forma parte del grupo de “comunitarias” donde su sostenibilidad esta de alguna manera “asegurada” con dineros de la iglesia y de otros “negocitos por ahí”, aunque en otros tiempos fueron medios comprometidos, la realidad es otra (espero el número dos de su texto para ratificar lo que dije en un encuentro en Ciespal justamente sobre los medios que están bajo la batuta de la Santa Madre Iglesia) medios que después de ver la lista de los “calificados en el concurso, muchos son de vicariatos, iglesias católicas o parte de la red de radios católicas…etc. Otro punto que me gustaría saber es cuantos medios que concursaron que van por “medios comunitarios” lo son en verdad. Veo la lista y realmente hay muchas empresas que están disfrazadas de “comunitarios”. Felicitaciones el texto.

  3. http://www.eluniverso.com/opinion/2017/01/29/nota/6020044/estado-contra-periodista
    El Estado contra el periodista

    Siempre me causó gracia que se refiriera a sí mismo en tercera persona, como “el periodista” (con minúsculas, supongo). O que pidiera disculpas al público por “utilizar la primera persona del singular” cuando le tocaba su turno del “yo” como instancia de enunciación. Cortesía y delicadeza de Carreño, además de la cordialidad que habitualmente despliega Diego Oquendo Silva, periodista, poeta y doctor en leyes, cuando realiza sus entrevistas en Radio Visión, de Quito. Cordialidad no exenta de filo cuando cuestiona a sus invitados, a unos más que a otros. El hecho de que no siempre estemos de acuerdo con sus opiniones o estilo testimonia el valor de la comunicación en la sociedad ecuatoriana. Por ello, reconozco el valor de “el periodista” como un hombre valiente, pensante, agudo y polémico. Porque solo quien se arriesga puede ser “polémico”. Es más cómodo no serlo portándose universalmente buenito, diciendo inocuidades y cultivando el humorismo blanco.

    Los periodistas polémicos representan una parte de todo lo que el correísmo teme y detesta: la eficacia vigente de la radio, como el medio de comunicación más popular, para difundir la opinión y el pensamiento que no se someten a los dictados de un Gobierno empeñado en aniquilar la palabra adversa. Además de Oquendo están Gonzalo Rosero, Miguel Rivadeneira, Gonzalo Ruiz Álvarez y otros igualmente críticos y consistentes. Con dedicatoria para ellos, este Gobierno medroso ha montado, mediante las instancias creadas para el efecto, un supuesto concurso para reasignación de frecuencias de radio y televisión, con reglas de juego que se modifican a medida que avanza el proceso, para cumplir con la consigna. El propósito explícito: disminuir el número de radios privadas y ampliar la cantidad de radios comunitarias. El propósito inconfesable: silenciar a las emisoras que critican al Gobierno, ignorando su valor, sintonía y experiencia, otorgando ventajas insuperables a las supuestas radios comunitarias y a las afines al Gobierno.

    En este proceso ya descalificaron a Ondas Azuayas, la veterana y tradicional emisora cuencana contestataria con el Gobierno, y se anticipa que Radio Visión, Exa-Democracia y otras igualmente no alineadas con el discurso oficial podrían sufrir la misma suerte en la siguiente etapa de este concurso espurio. Probablemente ningún Gobierno anterior en la historia reciente del Ecuador ha hecho tanto en favor de la comunicación… gobiernista. Pero no hay duda de que ningún régimen contemporáneo ha combatido tanto la comunicación no adepta, como este Gobierno. El problema no radica tanto en una ley de la comunicación ni en una racionalización de la distribución de las frecuencias, sino en la capacidad mistificadora que anima el discurso y todas las acciones del correísmo: declamar las supuestas intenciones más nobles como argumento para seducir y apaciguar al pueblo, ocultando los fines verdaderos más perversos en búsqueda de la prolongación y consolidación del poder único o hegemónico. Así, en el terreno del que hoy hablamos, se trata –supuestamente– de “garantizar la libertad de expresión y el libre acceso del público a la información y comunicación como un servicio público de manera veraz, oportuna, objetiva y contextualizada”. Cuando en realidad hemos observado durante diez años su esfuerzo abusivo, torpe y felizmente fallido por imponer en este país su monoverdad, monodiscurso y monorrealidad paradisiaca semidelirante. (O)
    Iván Sandoval Carrión

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