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domingo, diciembre 22, 2024

CORONA DE UN GRAN REY. Por Ileana Almeida                                                                                                  

En 2012 National Geographic publicó un reportaje sobre una corona de oro, que representa al sol. La joya  fue encontrada en  una tumba del cantón de Chordeleg, cerca de  Shabalula (Sigsig) en 1852, actualmente provincia del  Azuay.

Junto con la corona se hallaron diversas joyas y placas labradas en oro. Pocas de las obras han sobrevivido al pillaje, pero se salvó la corona.  Expertos han determinado que la corona de Shabalula no es inca, como se había pensado, sino cañari.  La inestimable joya fue regalada por Gabriel García Moreno a la Reina Victoria de Inglaterra  en 1862 como prueba de admiración al Reino Unido y según algunos afirman, con la esperanza de convertir al Ecuador en protectorado inglés.

Se sabe que los cañaris al mando del rey Duma opusieron gran resistencia a los incas que al mando de Tupaq Yupanqui, aproximadamente en 1460, avanzaron sobre su territorio en son de guerra. Los  dos gobernantes reales llegaron a un “proceso de paz sin sometimiento”, pero los del Cuzco, inseguros de esta paz condicionada, exiliaron a gran cantidad de la población, cuyos descendientes aún viven en regiones peruanas.

La joya de la nobleza nos lleva a reflexión. El crecimiento de la importancia del culto solar que se sobrepone al de la luna expresa una complejidad social y política mayor y anuncia el aparecimiento de sitios urbanos.

El estudioso H. Cabrera, habla de la fortaleza del rey Duma, cercana a la cueva de Shobshi donde se encuentra “la gran muralla de piedra tallada que rodeaba  la fortaleza del soberano: es la estructura  más grande de la cultura  Cañar”.

Desde un punto alto se distinguen divisiones dentro de las ruinas, una parte habría sido dedicada al soberano, su familia y servidumbre, la otra destinada a la tropa.

El río Sangurima, bautizado como Santa Bárbara por los españoles, y una profunda quebrada a los dos lados de la construcción, flanquean el sitio como protección natural. El recinto está conectado por un sendero con  otras construcciones líticas de Shabalula que tienen forma de herradura, encerrando un patio interior ¿Se trataba del templo?

No solo el palacio y el templo fueron señales de un asentamiento urbano, también los son los diversos oficios de la población dedicados a la corte.  Entre los cañari había gente que daba esplendor a los nobles señores: joyas, tejidos, objetos de madera, cuero, adornos de plumas, fina cerámica que provenían de Chordeleg, Gualaceo, Paute y otras poblaciones cercanas a Shabalula.

El carácter sagrado del poder se expresó también en las gigantescas figuras del cóndor labradas en la roca de las altas cimas de la montaña, en los observatorios del cielo y en el ábaco cañar que usaron para llevar cuentas reales.

No ha sobrevivido la tercera condición para considerar a Shabalula como ciudad o centro urbano: la presencia de alguna forma de escritura, más el cronista Cabello de Balboa apunta que próximo a su muerte Wayna Qapaq mandó que se trazaran ciertas líneas de colores en una especie de bastón de madera que expresaran  sus últimas disposiciones, muy posiblemente esta “escritura” haya sido la escritura de los cañari.

* Filóloga. Profesora universitaria, investigadora, periodista. Nacida en Ambato, Ecuador. Es autora de varios libros, ensayos y artículos de su especialización. Algunos de sus trabajos han sido publicados en México, Perú, Estonia, España, Alemania.

 

 

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