Desde el retorno de la democracia liberal representativa, el país asistió a dos momentos políticos que bien pueden ser considerados pre-revolucionarios. Uno tras el derrocamiento de Jamil Mahuad y otro en la defenestración de Lucio Gutiérrez. Revueltas populares que se articularon en torno a la lucha de resistencia que los pueblos del Ecuador levantaron en contra de la implementación de las medidas neoliberales, llevadas adelante por las administraciones gubernamentales que servían a los intereses del capitalismo local y global.
La expansión y profundización del saqueo capitalista,en su estrategia neoliberal, agudizó las contradicciones sociales, mismas que se expresaron en la movilización que los pueblos explotados y excluidos realizaron para detener la avanzada del capital, y la destrucción social y ambiental que ésta supone. En oposición a este modelo social inhumano, los movimientos y organizaciones populares, a la luz de sus luchas, fueron construyendo un proyecto social alternativo que pusieron o a consideración de toda la sociedad. Se plantearon un conjunto de justas demandas en la perspectiva de ir construyendo una sociedad más humana, tanto con el ser humano cuanto con la naturaleza, una sociedad que trabaje colectivamente por mejorar sus condiciones de vida, así como sus relaciones con el medio ambiente natural.
Acogiendo muchas de las demandas del proyecto de vida construido en la lucha popular, después de la caída de Mahuad, logró llegar a la presidencia Lucio Gutiérrez, quien cínicamente se comprometió a hacer efectivas las propuestas del programa delos pueblos. Digo cínicamente porque todos sabemos, ahora, que nunca tuvo intenciones ciertas de realizar el mandato popular. Cuando las organizaciones y movimientos sociales observaron el engaño perpetrado por Gutiérrez, inmediatamente le retiraron el apoyo y continuaron en el proceso de lucha y resistencia contra la política neoliberal que impulsaba el gobierno de PSP. Resultado de estas luchas se consiguió echar al gobierno de Gutiérrez y a todo el aparato estatal que venía obedeciendo las imposiciones neoliberales del capital. Se abrió de esta forma el segundo momento pre revolucionario en el cual se habían radicalizado las demandas delos pueblos y alimentado su proyecto de transformación social.
Asumiendo casi la totalidad del proyecto popular, gana las elecciones presidenciales Rafael Correa, con el movimiento Alianza País. Organización política que, en sus inicios, contaba con la participaron de varias organizaciones y partidos de la izquierda ecuatoriana y algunos movimientos sociales y populares. Este hecho se comprende en razón de que el gobierno de A.P. había asumido las demandas populares como propias, empezando por convocar a una Asamblea Constituyente para establecer un nuevo pacto social que de respuestas a los problemas sociales generados por la histórica expansión del capitalismo, sobre todo en su época neoliberal. Con sorpresa, ya para la época de la Asamblea Constituyente de Montecristi, el gobierno de la Revolución Ciudadana comenzó a dar signos de, lo que hoy es claramente, una traición al proyecto social construido por los pueblos en lucha. Desde aquella época muchos de los sectores de izquierda y movimientos sociales, articulados al proceso de Alianza País,decidieron retirarse del gobierno, pues éste iba optando por los intereses de la derecha y traicionado el compromiso que había adquirido con los pueblos y sus justas demandas sociales.
Volviendo la mirada hacia atrás, se puede observar que los dos momentos pre-revolucionarios fueron abortados en su posibilidad transformadora; el primero por el engaño perpetrado por el gobierno de Sociedad Patriótica y el segundo por la traición cometida por el gobierno de Alianza País. Sin embargo, más allá del engaño y la traición de estos partidos políticos, hay que reconocer la incapacidad de las izquierdas de identificar tamaños fraudes políticos, que tanto daño han hecho a los pueblos, tanto en su proceso de consolidación política cuanto en la afirmación de su proyecto social alternativo. Al cabo de casi una década de engaños y traiciones tenemos: A) una sociedad debilitada en su organización política, con claros procesos de despolitización y control ideológico. B) La misma institucionalidad burguesa corregida y aumentada en sus perversiones y manipulaciones, basta mirar lo que actualmente acontece con el proceso de reconocimiento de las organizaciones políticas y la falsificación de firmas, hecho que se suma a la larga lista de arbitrariedades y abusos de lo político. C) Un programa económico que ha continuado con muchos de los designios neoliberales, no otra cosa es la implementación ampliada del modelo extractivista y la ausencia total de una política que transforme la producción agraria en función de ir construyendo una economía más justa, equitativa y soberana. D) Pueblos sometidos a la criminalización de sus luchas sociales, a la persecución, encarcelamiento y enjuiciamiento de sus dirigentes políticos acusados de terrorismo, por el único motivo de defender su proyecto social con el cual los dos gobiernos mencionados lograron llegar al Estado.
La alianza que los movimientos sociales, a través de sus organizaciones políticas, hicieron con el gobierno del PSP se rompió cuando quedó claro el engaño perpetrado por dicho partido político, sobre todo con la vergonzosa auto-proclamación que hizo Gutiérrez* de ser “el mejor aliado de los Estados Unidos”, país que según dijo, sin vergüenza alguna, “era nuestro hermano mayor”.
El apoyo que los movimientos sociales y los partidos de izquierda dieron al gobierno de Alianza País se suspendió cuando la política económica que éste comenzó a implementar respondía claramente en los intereses del capital.No se diga en el momento en que se puso en marcha la política de criminalización de la protesta social. Traición que queda clara con la cínica afirmación hecha por el Presidente Rafael Correa: “yo prefiero estar con un tipo de derecha decente, que estar con un tipo de izquierda inmoral que solo ha hundido a lo que dice defender”, que se suma a “izquierda infantil”, “ecologistas románticos”, “cuatro emplumados” y todos los demás descalificativos que ha usado para deslegitimar las justas demandas sociales.
Después de estas dos grandes estafas políticas, los pueblos no pueden admitir ningún otro engaño, ninguna otra traición que ofenda su dignidad.Es tarea fundamental de las izquierdas garantizar que esta ofensa no se vuelva a repetir nuca más. Este compromiso exige un proceso de rearticulación y unidad de las izquierdas en función del proyecto político de transformación social. Proyecto político que es patrimonio inalienable de los pueblos en su búsqueda de un mundo más justo,en el cual se pueda vivir con dignidad y libertad dentro de una relación más respetuosa con el entorno natural.
Las izquierdas que hoy han conformado la Coordinadora Plurinacional no son aliadas de los pueblos y de los movimientos sociales, son expresión de ellos, de sus demandas, de sus exigencias por una transformación social real y radical. Ya no es posible traicionar ni engañar, pues ya no seria ni engaño ni traición,sería el suicidio del proyecto revolucionario, cosa que no podemos hacerlo por un elemental sentido de supervivencia humana. Si no somos capaces de empezar a salir del orden social capitalista y transitar a otra forma de sociabilidad humana nos habremos condenado a la muerte.
Las izquierdas de la Coordinadora Plurinacional deben tener claro que los únicos que pueden imaginar un otro mundo posible son aquellos que en este mundo capitalista no tienen posibilidades de existir. Los pueblos que son expulsados de sus territorios por los proyectos extractivistas y agroindustriales; los pueblos a quienes se les ha arrebatado la tierra, los medios de producción, los medios de subsistencia; los pueblos a quienes se les ha oprimido y excluido; los pueblos a quienes se les ha silenciado.Es decir, todos los hombres y mujeres que han sido reducidos a fuerza de trabajo que alimenta la gran maquinaria capitalista, para luego ser desechados, expulsados, como resto inservible del capital. Solo ellos que no tiene lugar en esta sociedad inhumana son los que puede imaginar, inventar y crear un mundo más humano.
Las izquierdas nos debemos a las demandas de los pueblos, a su luchas y a sus causas, ellas nos constituyen, por ellas existimos. Traicionarlas sería traicionarnos, engañarlos seria engañarnos. NO tenemos opciones, la única opción es ir construyendo la sociedad que demandan y exigen los pueblos explotados, expulsados y oprimidos por el capital. Ese es nuestro imperativo histórico.
* Educado en las escuelas de entrenamiento del Pentágono, se convirtió en una pieza incondicional a la estrategia del Comando Sur del Ejercitó de los Estados Unidos para la región andina.
Los autores de este artículo han olvidado muy rápido la historia reciente de nuestro país en la que el MPD y Pachacutec usufructuaban del neoliberalismo en su más burda expresión que promovía Lucio Gutiérrez; que estos mismos partidos fueron cómplices del intento de golpe de estado del 30 de septiembre, con el que no se buscaba profundizar el proceso de cambios que vive la sociedad ecuatoriana sino volver al pasado, porque otra vez, estaban a la cola de los grupos de poder que intentaron derrocar al presidente Correa