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domingo, diciembre 22, 2024

DIARIO DE UN HISTORIADOR COLOMBIANO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

 DIARIO DE UN HISTORIADOR COLOMBIANO EN LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

Frank David Bedoya Muñoz.

Capítulo 1

De Medellín hasta el balcón del pueblo en Caracas.

 Hace un mes salí de Medellín. He dejado temporalmente mi amada patria colombiana. La mayoría de sus actuales habitantes no me gustan, pues que están entregados a la mafia, a la derecha, a la muerte. El conflicto social y armado en Colombia parece no tener final. La exclusión social se prolonga. Las mentes están enajenadas. Ciertamente existe una minoría revolucionaria, creadora, pero estamos reducidos, dispersos. Yo dije entonces: me voy tras el alma de Bolívar, me voy a conocer y a participar de la Revolución Bolivariana de Venezuela, y heme acá por fin, entre bravos caribes y llaneros. A Colombia regresaré cuando esté preñado de revolución, para hacer la Patria que nos espera.

 

Este diario lo escribo con el ánimo de retratar la Venezuela bolivariana, gran parte de los destinatarios de este escrito son colombianos que están ávidos de la verdad de los hechos de esta revolución, aquellos que están cansados de la manipulación y burda trivialización que han hecho los medios de comunicación que están al servicio de las oligarquías más rancias del continente y que han falseado el espíritu revolucionario que ha nacido acá en el final del siglo XX y comienzos del XXI.

Lo primero y más destacado, es que la Revolución Bolivariana de Venezuela es  una revolución popular, es una revolución del pueblo. No es una imposición caudillista como se ha querido mostrar en la prensa internacional. No es que Chávez se tomó el poder y hace lo que le da la gana mientras un pueblo pasivo espera, no. La verdad es que este proceso valeroso es una construcción colectiva popular sin parangón en América Latina.

 

Cada una de las personas que he conocido son protagonistas, hacen parte de la revolución. Mujeres, hombres del pueblo que hablan de “nuestra revolución”, todos hacen parte de alguna organización de base política, que de alguna manera tiene que ver con la lucha política. Mientras que en el mundo occidental se da el ocaso de la ciudadanía, donde reina el individualismo y el desinterés por el bien común, en Venezuela surge una nueva militancia ciudadana, el debate político es el pan de cada día.

 

Pero vamos despacio. Tampoco es un paraíso la Venezuela actual. Por un lado está la oposición criminal que no escatima hacer uso de la violencia para desprestigiar al gobierno. He conocido personalmente el caso de Estados (lo que en Colombia llamamos departamentos) donde gobernadores opositores, antes de crear seguridad y estabilidad para los pueblos que los han elegido, hacen todo lo contrario para crear un clima de insatisfacción y desazón. Por otra parte, es generalizado que grandes sectores del pueblo, en masa, son bastante bárbaros e incultos, esta población marginal que durante tantos años fue excluida, actúa sin conciencia alguna cívica y por el contrario se mueven en el caos y en la montonera. El ejemplo más visible el caos de la movilidad, las colas (filas) pocas veces son respetadas, cuando llega la camioneta, la buseta, el mayor salvajismo para buscar un puesto. Ni conductores, ni peatones respetan en la mayoría de las veces las leyes de tránsito, cada que pueden se saltan las normas, sin importarles si atropellan al otro. Es decir, una conclusión provisional que quiero formular en este diario es que el principal obstáculo de esta revolución en primer lugar, son la población marginal e inculta (valga decir que el gobierno de Chávez ha sido el que más ha reducido en América Latina los índices de pobreza extrema) pero falta, y aún falta demasiado mucha ética ciudadana, en esos seres bruscos, que aunque buenos individualmente en masa son los más toscos; y en segundo lugar, la población extremadamente rica, que mira con desdén la construcción ciudadana, cada uno con su automóvil gigante, atropellando literalmente al que se le atraviese a su ego que va al volante.

 

El ser humano venezolano es bello, sangres mezcladas, caras que reflejan almas nobles, intrépidos, arrojados, desfachatados. Una mezcla sensacional entre  caribe y llanero. Sus formas de hablar son rítmicas, alegres, tienen gracia, desde el vendedor ambulante hasta el político se les facilita la emoción al hablar. Hablan duro, rápido y catantaito. Una vez, en una buseta el ayudante del conductor me cobró 20 bolívares, como en esa misma ruta ocho días antes me habían cobrado tan sólo 10 bolivares, inmediatamente le hice el reclamo, y su respuesta fue tan serena, graciosa y espontánea, que en lugar de enfadarme, me encantó. Con la más perpleja tranquilidad me respondió: – “¡Es que nosotros somos piratas!”.

 

Las mujeres son muy activas, de todas las personas que he conocido, las más apasionadas por el proceso político son la mujeres, son comprometidas, guerreras, organizadoras, amorosas, creo que la base social más importante y fiel a la revolución bolivariana son la mujeres.

 

Los opositores en su gran mayoría son muy pedantes, torpes, demagogos y cínicos, enarbolan unos discursos tan poco creíbles, que uno siempre se queda pensando en si ellos mismos se creen eso que dicen, utilizan y abusan sin el mayor pudor de las palabras, “proceso civilizador”, “la libertad como desarrollo“, “democracia”, “progresismo”, no sin saber ellos que en el pueblo ya no les creen ni jota, y que con esas palabras ya no embaucan a nadie, no tiene nadie que ser un politólogopara saber, que fueron ellos los que entregaron la patria en el pasado, y saben, que no dudarían si lo pudieran, en volver a entregarla patriaa los extranjeros y a los monopolios privados.

 

He estado muy atento de los bolivarianos, de los que participan del proceso revolucionario, de sus pareceres. He hablado con funcionarios, intelectuales, artistas, militares, obreros, gentes humildes. Todos tienen algo en común, su sólida convicción de militar en la defensa y prolongación de suproceso revolucionario. Sobre todo los intelectuales y artistas, como es obvio, son más críticos con la revolución y señalan sin ambages lo que se está haciendo mal y lo que se tiene que mejorar. La mayoría del pueblo ama su revolución, aman a Chávez, adoran a Bolívar. No todos tienen claro lo qué es el socialismo, o las cuestiones más profundas y acuciantes sobre lo que debería ser un socialismo del siglo XXI, pero aun así, sin tener muy claro el concepto, todos se declaran ya socialistas y defienden el socialismo como algo que vendrá y que ya ha iniciado, y lo mejor, a lo que no quieren renunciar.

 

Es mentira que Venezuela está en un caos de inseguridad, yo que he vivido en Medellín toda mi existencia, los días que he pasado en Caracas son los más tranquilos de mi vida. Claro, que al igual que todas las ciudades masificadas de América Latina, donde hay aglomeraciones hay pillajes e inseguridad, pero el caos que quiere mostrar la oposición no es cierto. Lo que si es cierto, y no es una coincidencia gratuita, es que en los Estados donde gobiernan los opositores a Chávez es donde más violencia se ha visto. Por ejemplo, en el Estado Miranda del gobernador que actualmente es candidato presidencial de la oposición, donde actualmente hay el mayor índice de criminalidad.

 

Hoy cumplo un mes de estar caminando por Caracas, observando y escuchando todas sus gentes. Y en verdad el proceso social y político de la Revolución Bolivariana de Venezuela es un paradigma de cambio en América Latina. Con este proceso las gentes han dejado esa actitud pasiva y lastimera que caracteriza  a los pueblos más excluidos de este continente. Acá el pueblo es altivo, luchador. Los medios de comunicación extranjeros que se encargan de crear una mala imagen de Venezuela esconden hechos tan complejos como el siguiente, ha sido el pueblo el que se identificó con unos militares de izquierda, no al revés que unos militares impusieron algo. Pueblo y militares que hicieron una unión sin paralelo en América Latina para rescatar a su presidente del golpe de estado del 11 de abril del 2002. Pueblo, soldados y obreros que saben el valor de su revolución y que no dudaran en entregar sus vidas si es necesario, para no perder lo que han logrado.

 

Tuve el privilegio de escuchar a Chávez en la conmemoración del 13 de abril, bajo el Balcón del pueblo, estuve yo ahí, en primera fila, constatando el amor y la fe, que miles y miles de hombres mujeres, ancianos, ancianas, jóvenes en varios kilómetros de un multitud roja, reunidos con un único objetivo respaldar a su líder, y vi por segunda vez, a ese hombre, que para mí, hoy es el mejor hijo de Bolívar y que es la esperanza de América Latina: Chávez.

 

Además, esta es una revolución alegre, donde se lucha y se canta. Y esto, créanme, es la mejor señal de una revolución que tiene porvenir. Hoy escribo poco porque este proceso es colosal y para conocer sus profundidades hace falta caminar más.

 Frank David Bedoya Muñoz.

Caracas, 26 de abril de 2012.

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