Trabajo colaborativo entre La Línea de Fuego, Acapana, Radio Periférik y mutantia.ch
En medio de la emergencia sanitaria por el covid-19, en el nororiente de Ecuador se rompió un oleoducto. Docenas de kilómetros del río Coca están contaminados con crudo. Mientras el Ministerio de Energía suspende la exportación de petróleo, los vecinos del río pierden su fuente de comida y de agua.
El martes pasado a las 19:15, se produjo un hundimiento de la tierra en el río Coca, sector de San Rafael, que limita entre las provincias de Napo y Sucumbíos. Este hundimiento provocó la ruptura de las tuberías del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) y el Poliducto Shushufindi – Quito, causando un derrame de petróleo y combustible que rápidamente se extendió por el caudaloso río Coca hasta llegar al río Napo. Si las barreras de contención colocadas por el Estado no detienen este derrame, la contaminación puede llegar hasta el Amazonas y Perú.
“La contaminación está por todo el río”, dice Olger Gallo, presidente de la comunidad Panduyacu, uno de los primeros asentamientos humanos situados en el sector de San Rafael, cantón Gonzalo Pizarro de la provincia de Sucumbíos. Debido a las lluvias fuertes, el nivel del río Coca subió notablemente y el crudo contaminó también las plantaciones de yuca y plátano de la comunidad. “Nunca habíamos visto una contaminación así”, dice Olger Gallo. “Peces, ranas, serpientes muertas contaminadas con el petróleo. Es evidente que no solo el petróleo, también hay un tipo de combustible, diésel o gasolina”. Las y los habitantes de la comunidad se despertaron el miércoles a la madrugada por el fuerte olor que les llegó desde el río, a dos kilómetros de sus casas.
La contaminación llegó hasta el río Napo, a unos cien kilómetros de San Rafael. Por ello, las autoridades locales dispusieron la no utilización del agua de este río, sino solo de uno de sus afluentes: el Payamino. Sin embargo, sus habitantes, al no tener actualmente otra fuente de alimento por las restricciones de transporte a consecuencia del Estado de excepción y del toque de queda, continúan ingresando en busca de peces. “El derrame de crudo en plena emergencia sanitaria afectó la única fuente de provisión de alimentos y agua de las comunidades indígenas”, denuncia la Fundación Pachamama. “Niños que no pueden elegir y pescan, terminan cubiertos de petróleo”.
Autoridades del Estado fueron advertidas
Entre las zonas afectadas se encuentran las comunidades Dashiño, San Salvador, Maderos, Sardinas, San Vicente, Guataraco, Tuyuca y Guayusa, según lo registra el colectivo Geografía Crítica. En un mapa de autoría de este colectivo se evidencia el impacto del derrame del crudo manejado por la empresa pública Petroecuador y la compañía privada OCP.
Según el ministro de Energía y Recursos Naturales no Renovables, René Ortiz, la rotura del SOTE se produjo “por las características geográficas de la zona, el crecimiento del cauce del río Coca, las situaciones climatológicas y diversos factores de la naturaleza”. No obstante, una publicación de la revista digital Mongabay Latam alertó ya en febrero a las autoridades de los riesgos por la erosión en la cascada San Rafael.
“Entre las zonas afectadas se encuentran las comunidades Dashiño, San Salvador, Maderos, Sardinas, San Vicente, Guataraco, Tuyuca y Guayusa, según lo registra el colectivo Geografía Crítica. En un mapa de autoría de este colectivo se evidencia el impacto del derrame del crudo manejado por la empresa pública Petroecuador y la compañía privada OCP”.
Con este criterio coincide el presidente de la comunidad Panduyacu, Olger Gallo, que enfatiza que no es la primera afectación a la naturaleza y a sus habitantes. Él recuerda al menos cuatro derrames de petróleo en su provincia en las últimas décadas. Hasta ayer, las comunidades afectadas no tenían ninguna respuesta estatal y menos de las empresas. Hoy, mediante una rueda de prensa virtual, el Ministro de Energía informó que personal de Petroecuador y de la compañía OCP Ecuador inició la entrega de agua a 3.719 familias de 42 comunidades asentadas en las riberas de los ríos Coca y Napo.
Al momento, se conoce que el trabajo de reparación de las tuberías del SOTE durará entre dos y tres semanas. Por lo tanto, el Ministerio de Energía suspendió la exportación del crudo.
Varios expertos, tanto nacionales como internacionales, denuncian que los ciclos naturales afectados por la contaminación tardarán años en restaurarse y más aún si el Estado no toma medidas de reparación inmediatas.
Texto: Mayra Caiza y Romano Paganini.
Colaboración: Vicky Novillo Rameix, Marizu Robledo y Alejandro Ramírez Anderson.
Cámara: Olger Gallo, presidente de la comunidad Panduyacu (Sucumbíos) y Unión de Afectados y Afectadas por las Operaciones Petroleras de Texaco (Udapt).