A 27 años de la ejecución extrajudicial de Ricardo Arturo Jarrín Jarrín
En el avión de línea, sentado entre dos personajes con caras que dan espanto, va un hombre de 29 años. Tiene esa mirada de tranquilidad que refleja la tristeza y la angustia que van por dentro, en mezcla de procesión triste y cantos revolucionarios. Va pensando en qué momento se descuidó, por qué dejó de hacer esto o aquello, por qué no hizo caso a la compañera tal o por qué no le dieron rápidamente la visa que requería en ese momento. Por qué caer desarmado, cuando se pudo agarrar a los tiros en cualquier calle de su ciudad, o cualquier montaña, menos allí, en ese que era un país seguro, al menos mientras Torrijos vivía. Más pensamientos de los que puede ordenar van pasando por la mente y tristeza, mucha tristeza; porque así da la pena de morirse, con tristeza de no ver lo que se ha soñado para la Patria, no ver a la mujer amada, nadie piensa qué bueno que pasaré a la historia, pero sí se medita que morir por la Patria es vivir. Cuidar a los compañeros y compañeras con su silencio; en la mamá, doña Beatriz tan valiente y tan querida, en los hermanos, las hermanas. Siempre hay la esperanza de que algo imprevisto ocurra, pero no, el avión aterriza y ya sabe lo que viene, ya lo ha pasado. El Sargento Pablo Quintero Reyes del G2 panameño lo arrestó, el muchacho reclama, diciendo que no lo entregue a la inteligencia ecuatoriana. Que lo iban a matar, que lo iban a torturar hasta morir. Y este anuncio equivale a una solicitud de asilo, que reiteró en el Cuartel de la Guardia Nacional de Panamá. No hay nada de qué hablar, los acuerdos con la policía ecuatoriana están hechos y amarrados sólidamente por la CIA y los servicios especializados, entrenados en el espíritu del Plan Cóndor.
Ricardo Arturo Jarrín Jarrín ha sido condenado a ser torturado nuevamente y a morir asesinado sin defensa, sin abogados, sin derechos, al final presentado como un terrorista abatido en combate en las calles de Quito, el 27 de octubre de 1986.[1]
La violación de todos los derechos
En el marco del derecho Internacional a Ricardo Arturo Jarrín Jarrín, le fue negado el derecho de asilo: Artículo 14 de La Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948; y además el Derecho a la No Devolución, contemplado en la Convención Americana sobre Derechos Humanos, de 1969, Art. 22-8 “En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de violación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones políticas” que la República de Panamá había firmado el 22 de noviembre de 1969 y ratificado el 8 de mayo de 1978.
Y luego por supuesto, perdido cualquier derecho a un juicio justo, a un debido proceso, actuando en el más puro estilo de las dictaduras tan criminales y tan bien entrenadas por los EEUU en las décadas pasadas en América del Sur y el Caribe. Con el argumento del terrorismo y el comunismo internacional fueron destruidos los sueños de las mujeres y los hombres formados en el amor a la Patria, el análisis marxista, el amor al prójimo en la Teología de la Libración en la sed de justicia, que es la única que nunca debe ser saciada. Estos gobiernos que servían con impecable precisión eliminando a los patriotas que soñaban con ese poquito de igualdad y un mucho de Patria Grande. Con Ricardo Arturo caían compañeros y compañeras del Alfaro Vive Carajo, que hoy son revindicados y rescatados para el marco legal a través de la Ley de Víctimas. Habrá que contemplar además, la demanda contra el Estado Panameño por la violación de sus acuerdos internacionales, haciéndolo corresponsable de este asesinato.
Los Precursores y las precursoras
Las Nuevas Democracias, el Socialismo del Siglo XXI, la Revolución Bolivariana o la Revolución Ciudadana, tienen claramente a sus precursores y precursoras así como los tienen nuestras Guerras de Independencia. El movimiento popular, las banderas anti neoliberales, las gestas heroicas de unos pocos y las grandes movilizaciones de las ciudadanas y ciudadanos en las calles, hoy nos entregan estos nuevos procesos que debemos saber atesorar. Cuidado con pensar que los procesos nacen hoy con nosotros. Tienen padres y madres luchadoras a quienes se les debe esta nueva vida. Hoy la vía electoral conquistada y arrancada a las dictaduras aparece como el camino evidente, pero no olvidemos que es gracias a las derrotas infringidas al imperio y a las burguesías de vocación genuflexa, que es posible este camino.
En la memoria de Ricardo Arturo Jarrín Jarrín, recordamos a los héroes con nombre y a los anónimos caídos en toda nuestra América, recordamos a los más recientes, los que se fueron con Allende o los que murieron en la Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia y aquí en el Ecuador. Con estos compañeros y compañeras o con los y las patriotas presas aún en las cárceles de esta América, incluyendo a los Estados Unidos, donde están los 5 cubanos o los Macheteros portorriqueños. Con ellos levantamos las banderas libertarias y nos alegramos de estas nuevas democracias. Como bien recuerda algunos sábados el Presidente Rafael Correa, prohibido olvidar, y añado, no olvidar quiénes son las precursoras y precursores de los tiempos de hoy, que han sabido sembrar las semillas que hemos ido modificando con finos injertos de historia, hasta iniciar una nueva época para nuestra América o por lo menos, para muchos países de ella donde se comienzan a respetar, ahora sí, los derecho conquistados y se sueñan los nuevos derechos, aún por conquistar.
Nota de Rebelion.org:
[1] Sobre el caso de Ricardo Arturo Jarrín puede consultarse: http://comunidadreal.wordpress.com/2011/01/24/relatos-caso-ricardo-a-jarrin-final/