EL CONTRATO BANANERO: TRAMPA MORTAL PARA PRODUCTORES
Por: Jorge Toapanta Vera
La obligatoriedad de firmar contrato los productores bananeros para poder vender su fruta se ha convertido en una trampa mortal que amenaza su supervivencia, porque los compradores de la musácea (los exportadores con el apoyo de sus muchachos los cuperos o intermediarios) el momento que a través de los contratos pasaron a controlar la mayor parte del volumen de cajas que exporta el Ecuador cada semana, en asocio con grandes operadores internacionales, a su entero capricho controlan la oferta, la demanda, los famosos contratos y el precio de la caja de banano.
Macabra realidad iniciada desde el 29 de diciembre del 2010, en que mediante la publicación en el Registro Oficial No, 351, entre otras, entró en vigencia la obligatoriedad legal de firmar contrato, según las reformas a la Ley del Banano establecidas a través del Código de la Producción, Comercio e Inversiones, por haber sido sancionado favorablemente por el Presidente Rafael Correa, el correspondiente Proyecto de Ley aprobado por la Asamblea Nacional.
En todo momento advertimos que los contratos no son garantía para el productor, porque el negocio bananero está controlado por un oligopolio-monopsonio impenetrable en los diferentes países de consumo.
No obstante de aquello, vendedores de ilusiones que por ventura ya no están en el negocio bananero, hasta al Presidente de la República lo hicieron creer que la firma de contrato es la fórmula mágica con que quedarían resueltos todos los problemas habidos y por haber en el negocio bananero.
Cuando los resultados de su aplicación no pueden ser más desastrosos preguntamos ¿Quién va a responder por el incuantificable e irreversible perjuicio que los contratos irrespetados vienen causando a todos los productores?
La respuesta es nadie, a pesar que los contratos son los “cantos” con los que exportadores inescrupulosos atraen al productor para atraparlo y luego devorarlo como si fueran las mitológicas sirenas de la antigua Grecia. Al productor que busca una estabilidad y tranquilidad económica en la venta de sus cajas a un precio seguro durante todo el año, luego de “comérsele” los mejores precios que pagan los mercados internacionales en la llamada temporada alta del año (de mayor demanda y mejores precios), en la temporada baja (de menor demanda) le pagan precios irrisorios por la caja, le irrespetan las cláusulas del contrato, el sistema de pago SPI (Sistema de Pago Interbancario) y el pago del precio mínimo de sustentación.
DETALLE DE RESULTADOS TRAGICOS DESPUES DE ENTRAR EN VIGENCIA LA OBLIGATORIEDAD LEGAL DE FIRMAR CONTRATO: Por un alto porcentaje de bananeros ecuatorianos haber sido “amarrados” a través de los contratos durante las 52 semanas del pasado año 2011, desde la semana No. 23 (del 6 al 12 de junio) los exportadores-especuladores iniciaron el irrespeto a los contratos, al pago del precio mínimo de sustentación y más derechos del productor; extorsión que se prolongó hasta la primera semana del presente año (del 2 al 8 de enero) bajo el aval de una declaratoria de emergencia bananera puesta en vigencia desde el mes de agosto por el entonces Ministro de Agricultura Stanley Vera y luego prorrogada por más tiempo por la misma autoridad; hecho que dio impunidad a los transgresores de la Ley, porque bajo la alcahuetería “emergencia”, “tsunami bananero”, nadie fue sancionado, mientras los productores fueron perjudicados en forma inmisericorde durante 30 semanas consecutivas (más de medio año); festín que se detuvo no por ninguna acción del gobierno nacional sino por reacción propia de los mercados de consumo.
En el presente año 2012 después de utilizar nuevamente el legal “lazo” de los contratos y “comerse” una vez más los mejores precios de la temporada alta, desde la semana No. 17 (del 23 al 29 de abril), otra vez ha sido caotizado el negocio bananero con el irrespeto a los contratos, con precios deprimidos, reducción hasta en menos del 50% los pedidos de la fruta contratada, etc.; abusos que por cada semana ser mayores mantienen al productor en una situación económica por demás desesperante.
Si bien es verdad que las crisis bananeras son cíclicas, los productores deben abrir los ojos y observar que la obligatoriedad de firmar contrato es un mecanismo que los lleva como “vaca al matadero” por las razones expuestas.
Trampa mañosa la de los contratos agrícolas que a nivel mundial viene siendo utilizada por poderosas corporaciones multinacionales de la especulación financiera para ganar mucho dinero traficando con la miseria de los pueblos. En países europeos por ejemplo, firman contrato sobre productos agrícolas cuyos derechos luego de hacerlos avalar por grandes compañías aseguradoras, asociados con bancos privados los negocian en las bolsas de valores de París, Berlín, Madrid o Roma, para luego de monopolizar grandes volúmenes de productos alimenticios crear escasez en los consumidores para incrementar los precios y en contrario, bajo la “muletilla” “crisis mundial” “contracción del consumo”, etc., pagar precios miserables a los agricultores donde se origina la producción.
Por tales antecedentes, recogiendo las experiencias de una lucha gremial intensa, concluyo que en el escenario de los exportadores tradicionales no hay alternativa de salvación para los pequeños y medianos bananeros. La salida al problema está
1.- Que el Presidente de la República en forma inmediata mediante un Decreto Ejecutivo cree un ente autónomo ejecutor de la legislación bananera como lo era el Programa Nacional del Banano y Frutas Tropicales (PNB); ente técnico que debe estar financiado con los recursos que genera el 0.7 por mil descontado al valor de todas las exportaciones de banano (hoy a disposición del MAGAP), porque con la compra-venta de renuncias de sus principales técnicos, el Ministerio de Agricultura está totalmente desmantelado.
2.- Que igualmente el Presidente de la República cree la Exportadora Estatal Bananera, porque es el único mecanismo que dará a los pequeños y medianos bananeros la oportunidad de ofertar directamente su producto y beneficiarse de los altos precios que paga el consumidor final.
Como no podemos ignorar los grandes intereses económicos que mueven el negocio agropecuario, particularmente el bananero, estas alternativas liberadoras para ser ejecutadas necesitan el respaldo de una lucha unitaria de los sectores agropecuarios, pero no con un pedido único sino incorporando la agenda de cada sector. Solo así podremos enfrentar y derrotar al monstruo del sometimiento, el engaño y la extorsión o hidra generadora de mucho enriquecimiento para unos pocos y mucho empobrecimiento para nuestros pueblos.