EL PROBLEMA DEL GAS UN CUENTO DE NUNCA ACABAR
Henry Llanes*
Durante las últimas tres semanas, nuevamente la población de Quito ha empezado a tener problemas con el abastecimiento del gas de uso doméstico (Gas Licuado de Petróleo-GLP), y seguramente a nivel nacional estos problemas serán de la misma naturaleza. La gente es víctima de la especulación, que por su necesidad se ve obligada a pagar cualquier precio, a veces USD $ 3 por un cilindro de gas de 15 kilos, en otros casos el precio es mayor, más el costo del taxi de ida y regreso.
Hemos llegado a la época del mercantilismo, en la cual se vendían los productos en los parques y plazas, a una época ya superada por la modernidad, en cuyas ciudades de visión se vende el gas por tuberías.
Este es un problema de nunca acabar, es de carácter estructural, que se explica por el manejo irresponsable de la política petrolera de las dos últimas décadas (1992-2012). Todos los gobiernos de estos últimos períodos, incluido el actual, han preferido comprar los combustibles en el mercado internacional, beneficiando a las empresas petroleras que refinan y comercializan los combustibles en el mercado internacional y los exportan a Ecuador a precios internacionales, antes que construir plantas de refinación de petróleo para abastecer el mercado nacional con lubricantes, gasolinas, diesel, GLP, etc. A este problema hay que agregar otros, como el subsidio indiscriminado y el contrabando.
El país tiene tres plantas viejas de refinación de petróleo, una en libertad que tiene un período de uso que supera los cincuenta años, otra en Esmeraldas que está por los cuarenta años y la de Shushufindi que está en aproximadamente veinte y cinco años de operación.
En el 2011, el gobierno de Correa importó 835.603 toneladas métricas de GLP a un costo de USD $ 770.747.326,40. Esto significa que compró un kilo de gas en USD $ 0.92, el mismo que, si se lo multiplica por 15 kilos, que es el contenido de un cilindro de gas de uso doméstico, el costo para el país fue de USD 13.8, al cual hay que sumar los costos de las tarifas de almacenamiento al granel, envasado en cilindros, transporte, mantenimiento y reposición de cilindros y comercializan que cobran las comercializadoras (DURAGAS, REPSOL-YPF, AGIP, CONGAS, etc.) al Estado por la prestación de estos servicios.
En diesel compró USD $ 1.634.254.542,76
En gasolinas compró USD $ 1.460.682.628,22
En cutter stock USD $ 436.429.005,96
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Total el monto de compras de combustibles en el 2011 fue de USD $ 4.850.279.697,20. Una cifra que se aproxima a los cinco mil millones de dólares, con la cual tranquilamente se hubiera construido una planta de refinación de 100 mil barriles por día por un monto de inversión de 4 mil millones de dólares, que de haberla empezado a construir desde el 2007, por lo que desde el 2011, el país ya no estuviera importando combustibles a precios internacionales.
El monto de las importaciones se incrementan cada año en la medida que crece la población y las actividades productivas, y como el país no dispone de nuevas plantas de refinación de petróleo para abastecer el mercado interno, seguramente los problemas de abastecimiento aumentarán en los años 2013, 2014, 2015 y así sucesivamente hasta que el país tenga nuevas plantas de refinación de petróleo.
En los seis años y medio que durará el gobierno de Correa, seguramente el monto de las importaciones estará muy cerca de los 20 mil millones de dólares. Esta cifra es un verdadero desangre para las ecuatorianas y ecuatorianos, cuyos valores que pierde el país, los compensa el gobierno por el lado tributario elevando el costo de la economía y comercializando el petróleo de manera directa en forma anticipada, canjeando petróleo por deuda a pagarse diariamente o sacando los dineros del IESS vía préstamos comprometiéndose a pagarlos a largo plazo, o no pagando puntualmente el porcentaje de aportaciones por pensiones jubilares.
* Presidente de la Izquierda Democrática
[…] Fuente: lalineadefuego.info […]
Para más Inri, en este gobierno se hizo la pantomima de poner la “primera piedra” de una refinería en Manabí, en la que supuestamente se habría programado una pequeña plante petroquímica, que hasta la presente no logra pasar de los estudios que, por lógica, debieron realizarse con anterioridad al evento…