Los libros de historia política latinoamericana y ecuatoriana del siglo XIX y XX tienen varios análisis sobre los fraudes electorales entre los conservadores y liberales, la época del desarrollismo y el “retorno a la democracia”. Llama la atención que después de referirse a los fraudes, los autores continúan normalmente el análisis de la “democracia” ecuatoriana.[1] Las últimas fuertes acusaciones de fraudes electorales se realizaron en los procesos electorales donde resultó vencedor Jamil Mahuad, Lenin Moreno y, sin duda, ingresará en los registros históricos la primera vuelta de los comicios generales del 7 de febrero de 2021, en la definición entre Guillermo Lasso (19,74%) y Yaku Pérez (19,38%), en la que aparecieron dudosos conteos rápidos, denuncias de fraude, incoherencias numéricas. Así la democracia ecuatoriana es una fantasía ideológica, una antidemocracia.
Los fraudes son mucho más pronunciados cuando se encuentra en disputa la distribución del poder dentro del Estado entre las oligarquías y principales élites. Los fraudes no solo ocurren en los procesos electorales populares, sino que se ha instalado de lo más común en los concursos de oposición y méritos en el sector público y privado. Las denuncias en la conformación del Consejo de Participación Ciudadana, las Cortes de Justicia y el mismo Consejo Nacional Electoral (CNE), explican muy bien la historia institucionalizada del fraude. Las elecciones o concursos en muchas ocasiones se convierten en mera formalidad tras el silencio o la ira de los afectados; los recursos para la impugnación y revisión son mínimos. Sin embargo, esta vez es diferente, hay una tendencia histórica de movilización y lucha social que reclama el recuento del 7F ante la permanente antidemocracia ecuatoriana, altamente discriminatoria y racista en el ambiente político.
En todos los sentidos lo más sano para el sistema electoral es que se abran las urnas con lo acordado inicialmente: 50% de 16 provincias y 100% del Guayas. No obstante el CNE ha pasado de árbitro a ser un jugador principal en la contienda con su frase de “el CNE ni aprueba ni niega” el recuento, pero proclamará resultados. Varios consejeros como Enrique Pita y José Cabrera se han atrevido a decir que el recoleto de los votos es ilegal, cayendo en una incongruencia, porque es tanto como pedir a la ley que explique las matemáticas para sumar bien los votos. Toda ley sobreentiende el sentido común y la lógica y estas no pueden usarse como viles obstáculos. En el CNE existen dos consejeros del complejo moreno-correísmo (Atamaint y Acero, que además sacó vacaciones trece días), dos de la alianza CREO-socialcristianos (Pita y Cabrera) y uno de la ID (Verdesoto), el único que ha actuado más o menos críticamente y ha dicho públicamente que “el informe del CNE es un aborto”.[4] Con todas estas dilatorias ¿el CNE está ganando tiempo para cuadrar actas y votos?
Pérez en todos sus discursos ha dicho que no va a ir ni con Lasso ni con Arauz a la segunda vuelta, que los dos representan a delincuencias organizadas. Mientras tanto Arauz ya inició su campaña electoral en EE.UU. reuniéndose con migrantes, medios de comunicación, transnacionales y el FMI. Mientras tanto, los sectores populares y el movimiento indígena van en larga marcha de sur a norte para llegar a la capital y reclamar por sus legítimos derechos contra la componenda de la antidemocracia institucional.[5]
“El sistema político ecuatoriano tiene agudas heridas y la desconfianza es una premisa del análisis”.
*Jaime Chuchuca Serrano, abogado. Licenciado en Filosofía y magíster en Sociología. Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca.
[1] Es considerable el resumen que hace Quintero de varios fraudes, un ejemplo: “Administradas por Liberales que concedían abiertamente la necesidad de no ‘perder con papelitos lo que se había ganado con balas’, las elecciones realizadas entre 1899 y 1924 estuvieron oficialmente viciadas por el fraude. El abogado Manuel M. Romero cuya tesis sobre ‘El Problema Electoral’ tiene elocuentes páginas sobre el fraude institucionalizado de los regímenes liberales de la época afirmaba en 1923 que ‘en ningún tiempo ha existido la libertad del sufragio’ en el Ecuador” (Quintero, 1980, pág. 100).
[2] Lasso envió una carta al CNE el 14 de febrero de 2021 y la publicó en Twitter donde revisa totalmente el acuerdo (Lasso, 2021).
[3] Pérez dijo textualmente: “Ni con Lasso ni con los correístas (…) Nos hacen fraude y creen que les vamos a apoyar en segunda vuelta. Ni sueñen que vamos a apoyar a Guillermo Lasso” (Rueda de prensa, 17 de febrero de 2021), (Pérez, 2021).
[4] En sesión del CNE, martes 16 de febrero de 2021.
[5] La marcha se realiza entre el 17 y 23 de febrero de 2021 de Loja a Quito.
Totalmente de acuerdo, hay que recontar todos los votos, pero no se justifican manifestaciones violentas, las no violentas habria que evitarlas por el riesgo de contagios de COVID19.