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domingo, noviembre 24, 2024

“FACEBOOK SIEMPRE VA ESTAR AL LADO DEL PODEROSO”. Por Romano Paganini

El gobierno de Ecuador encarceló a un activista de Internet que trabaja para proteger la privacidad de los ciudadanos. Conversamos con una persona que ha seguido de cerca el caso de Ola Bini: sobre seguridad y vigilancia en las redes y la necesidad de crear vínculos entre activistas del mundo digital y del mundo físico.

Quito. – el presidente Lenín Moreno y la ministra del Interior María Paula Romo tienen que comparecer frente a la Fiscalía para justificar el encarcelamiento de Ola Bini. El activista sueco de Internet está preso por supuestos ataques a redes informáticas del Estado ecuatoriano. Y a pesar de varias irregularidades, sigue preso en la cárcel de El Inca desde el 11 de abril, el mismo día que Ecuador terminó el asilo de Julian Assange en la embajada de Londres.

A través de #FreeOlaBini llegaron docenas de manifestaciones de apoyo para el informático: de activistas, intelectuales, actores, músicos y políticos. A fines de mayo, inclusive, la Organización de Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidieron información al Estado ecuatoriano sobre la detención de Bini y expresaron su preocupación.

mutantia.ch pudo conversar con un programador latinoamericano, entusiasta del software libre y que ha seguido de cerca el caso de Ola Bini. Nos dio una entrevista porque siente que las injusticias hay que hablarlas públicamente. Por cuestiones de seguridad, quiere conservar su anonimato.

¿Porque Ola Bini está preso?

Es difícil de evidenciar que él haya cometido algún delito. Ni la Fiscalía sabe qué sistema atacó. Y en la audiencia de fianza hace dos semanas, no pudieron establecer un valor de caución porque no saben que pasó y quiénes son los afectados.

O sea, ¿implícitamente la justicia reconoce que Bini es inocente?

No soy abogado, pero con un poco de lógica diría que sí. Sobre todo si hablamos de la presunción de inocencia. Hay que tener en cuenta que en la detención de Bini está involucrada gente con poder político como María Paula Romo, ministra del Interior, o el propio presidente, Lenín Moreno.

¿Qué quiere decir con eso?

Que es un asunto político. Si Bini hubiese cometido un delito, la investigación hubiese sido al revés, empezando por el sistema atacado, buscando un culpable. Acá primero se encontró un culpable y ahora quieren ver todos sus dispositivos electrónicos para determinar si cometió un delito; entonces, si Bini está preso, no es por un delito.

¿Sino?

Probablemente por la cercanía a Julian Assange.

 ¿Ser amigo de Assange ya es suficiente para un encarcelamiento?  Nos vamos a enterrar con este caso. Igual, el discurso del Estado ha ido cambiando. Primero se dijo que Bini quería desestabilizar el gobierno y que era amigo íntimo del exministro Ricardo Patiño. Ahora, en cambio, se habla más de su cercanía con Assange y de que Wikileaks ha sido lo peor que existe en el mundo.

En el entorno de Ola Bini se dice que él es un chivo expiatorio. ¿Chivo expiatorio de qué?

Es que eso tampoco acabo de entender. Están buscando un culpable de algo que todavía no se sabe qué es. Hubo un momento que Wikileaks twitteó la página INA Papers con información sobre el presidente, principalmente teléfonos y correos electrónicos. Pero Wikileaks no filtró esta información, sólo hizo eco de una nota. Entonces, el presidente empezó a echar la culpa a Wikileaks, motivando aún más la decisión de terminar con el asilo de Assange. Me daba la impresión de que el presidente buscaba un culpable.

 ¿Quitarle el asilo a un perseguido político por una causa personal? Suena más a un pretexto para facilitar la extradición de Assange a Estados Unidos.

Puede ser, ya que el gobierno de Ecuador está fomentando de nuevo los vínculos con Estados Unidos -el comercio y los tratados con el FMI- y tiene un interés de consolidar las buenas relaciones. Y como decía la semana pasada el abogado de Bini, Carlos Soria,  Ecuador incluso le pidió ayuda a Estados Unidos para descifrar sus datos.

¿Cuál es el temor del gobierno hacia Bini?

No lo sé, pero a mí como programador me da un poco de susto. María Paula Romo me pareció muy racional antes de todo eso. Hablaba de Derechos Humanos, de Software Libre y de su uso. Pero bueno, una cosa era cuando ella se candidatizó y otra cuando ascendió al poder. Ella fue parte del gobierno de Correa, pero salió del partido después de una consulta que él hizo para poder meter mano a la justicia. Y ahora ella hace lo mismo, sin prueba alguna. Supongamos que Ola es declarado culpable y que, luego de cinco años, leemos las publicaciones pasadas de este caso. La lectura entonces podría ser que quién defiende la privacidad es peligroso y quiénes públicamente lo hicieron hace cinco años (o sea hoy) serán sospechosos. ¿Quién más se animaría a defender la privacidad?

¿Cuál es su reflexión sobre lo que ha pasado desde la detención de Bini el 11 de abril?

La vigilancia no es un tema nuevo en Ecuador. De hecho, el gobierno anterior puso un aparato bastante fuerte; ECU 911, por ejemplo, instaló cámaras en todas las ciudades medianas y grandes. Hasta en Galápagos colocó cámaras, aun cuando allí nadie te roba una maleta si la dejas en la calle. Ahora Romo aprovecha esta infraestructura. Si seguimos así va a ser más fácil tener privacidad en Internet que en la calle, al menos en las ciudades… Además, está el Hacking Team, una empresa italiana que vende software a los gobiernos para hackear teléfonos y computadoras. Te ponen un malware en el teléfono y una vez instalado pueden prender tu micrófono, la camera, el GPS, ver tus mensajes y convertir tu propio teléfono en una herramienta de vigilancia muy fuerte.

 ¿Eso pasó durante el gobierno de Correa?

Sí, y eso se sabe por Wikileaks. Aparentemente espiaron jueces y activistas de la Conaie (Confederación de Nacionalidades de Indígenas del Ecuador) y de Pachakuti. Probablemente esta estrategia se sigue usando, pero no se sabe. El gobierno tampoco hizo nada para transparentar lo actuado por la Secretaria Nacional de Inteligencia (SENAIN). Lo único que hicieron es cambiar el nombre de la secretaria. Igual, las señales de parte del gobierno son bastante claras.

 ¿A qué se refiere?

A que Romo y Lenin se reúnen con ejecutivos de Facebook como paso hace dos semanas, donde incluso se tomaron selfies. Desde las revelaciones de Edward Snowden sabemos que Facebook le da acceso de sus datos al gobierno de Estados Unidos, sin que nosotros nos enteremos. El año pasado sucedió el escándalo de Cambridge Analytica por el cual el Congreso de  Estados Unidos llama a Mark Zuckerberg a comparecer. Mientras en Estados Unidos es un escándalo, el gobierno de Ecuador trae Facebook acá para trabajar temas de privacidad. En vez de que el Estado proteja la privacidad de sus ciudadanos, la sigue exponiendo. Assange y Wikileaks, en cambio, tienen la filosofía de los Cypherpunk: transparencia para el Estado, privacidad para todos los demás. De todos modos, creo que tenemos que hablar de estos temas mientras se pueda.

El Estado, Facebook y el poder: La ministra del Interior, María Paula Romo, a fines de mayo en Quito con Diego Bassante, gerente de Política y Gobierno de Facebook para América Latina.          Foto: Twitter Maria Paula Romo

¿Hablar de qué?

Del Internet. Es una herramienta que permite a la gente comunicarse como nunca antes, acceder a conocimientos como nunca antes y espiar lo que hace esa gente como nunca antes. Entonces, el Internet es bueno y malo. No se trata de no usar la tecnología sino de entender qué tecnología utilizamos. Lo que vivimos en internet no es virtual, es el mundo real.

 Tendríamos que ser más conscientes de eso. 

¡Como mínimo! Hay que aceptar que ahora no se puede tener total privacidad todavía, pero hay que luchar para que eso cambie. ¿Usamos tecnología de alguien que quiere saber lo que hacemos o tecnología para manejarnos de forma autónoma? La privacidad es saber qué se comparte y con quién.

¿Hablamos de Facebook?

Pensemos en el mundo fuera de línea. No es lo mismo la conversación que puedo tener con mis papás, con mis amigos, con mi pareja o con mis hijos. Es muy natural saber qué parte de mi vida quiero compartirla y con quién. En Internet sucede lo contrario.

¿Tiene un ejemplo?

A nosotros cuando éramos chiquitos nos decían que no habláramos con extraños en la calle. Y ahora los papás ponen fotos de sus hijos en Facebook, las cuales, evidentemente, las van a mirar extraños. La gente ni siquiera te pide permiso para sacar una foto. Simplemente la hace y la sube a las redes, como si nada. Mientras en el mundo físico las palabras se las lleva el viento, en el mundo digital se almacena y no se olvida. El problema es que hay muy poca gente que entiende eso. Es como un adicto al tabaco: a él no le gusta que le hablen del cáncer de pulmón. A un adicto al Facebook no le puedes hablar mal del Facebook.

Entonces, en las ciudades estamos viviendo en un mundo de “drogadictos digitales”.

Vivimos distraídos por Facebook, Twitter e Instagram, sin entender lo que estamos haciendo. Además, los cambios tecnológicos son tan rápidos que la gente no se da cuenta de su vulnerabilidad. No estamos leyendo libros y teniendo un Internet para entender mejor cómo funciona el mundo. En la novela 1984 de George Orwell hablan de que ignorancia es poder. Y nosotros como sociedad estamos metidos a tal punto, que ahora está presa una persona que desarrolla herramientas para proteger la privacidad.

Sería bueno estrechar vínculos entre las personas que saben proteger las comunicaciones y quiénes necesitan protegerlas con más urgencia, por ejemplo, aquellos que están en contra de las mineras”.

¿Por qué es tan importante la privacidad en Internet?

Por la misma razón de la privacidad en la vida física: para poder mantener cierta intimidad en el día a día. Por ejemplo, esta conversación sin grabadora sería solo entre usted y yo. Usted no podría decir algo que yo no dije y evidenciarlo. En Internet es muy muy difícil tener este tipo de interacción. Ola justo estaba trabajando en un protocolo que se llama OTR (Off The Record; fuera de cámara), que permite dar seguridad a las conversaciones de chat. Así sabemos con quién estamos hablando, pero no se puede demostrar que este chat vino de usted.

 ¿Y a quiénes sirve?

A todos los ciudadanos. Pero el interés de este tipo de proyecto consiste, sobre todo, en proteger a los más vulnerables.

¿Por ejemplo?

Una cosa son los activistas sociales en Nicaragua, Venezuela, Argentina o Ecuador, por ejemplo un grupo de indígenas luchando contra las mineras. Es probable que sean espiados por el gobierno o la empresa que tienen los recursos para hacerlo. Otra cosa es cuando a alguien que está en una fiesta le sacan fotos sin su consentimiento y las suben a las redes. En los dos casos hay una invasión a la privacidad…

…pero en uno se trata de vida o muerte y en el otro es algo trivial.

Sí. Igual desde mi punto de vista los dos son gravísimos. Pero claro, uno es más urgente que el otro.

¿Cómo sigue el caso de Bini?
Creo que eso depende mucho de la gestión internacional. No están metiendo preso a un líder indígena de Ecuador, donde hay una comunidad muy grande que presiona. Acá son pocas personas que hacen ruido por internet, lamentablemente no son el tipo de gente que sale a la calle a protestar.

No hay una comunidad de apoyo.

Hay una comunidad global dentro del Internet, pero somos pocos. Es la gente que reflexionamos sobre estas cuestiones, una “elite educada”. Lo que debe pensar la gente es que, si quiere tener herramientas para comunicarse y luchar por causas justas, Facebook es un mal aliado. Facebook estará siempre del lado del poderoso. Sería bueno estrechar vínculos entre las personas que saben proteger las comunicaciones y quienes necesitan protegerlas con más urgencia, por ejemplo, aquellos que están en contra de las mineras. El plan no es protegerles sino enseñarles a protegerse, que es diferente.

*Periodista independiente y vive entre el Atlántico y el Pacífico. Recién publicó su primer libro titulado “Manos de la Transición – Relatos para empoderarnos” (Apuntes para la Ciudadanía, Quito/Diciembre 2017).  La entrevista fue publicada en Mutantia

*Los INA Paper incluyen documentos que revelan supuestos negocios de INA Investment Corp. un paraíso fiscal offshore en Panamá creado por el hermano del presidente ecuatoriano Lenin Moreno. A finales de marzo, la fiscalía abrió una investigación contra Edwin Moreno Garcés, el presidente y tres personas más.

 

 

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