Mi padre decía, que muchos defienden sus posturas hasta cuando se les topa el bolsillo y ahí se acaba todo. Quería decir que en última instancia es el asunto económico el que marca a las personas y eso es lo que el marxismo llama “clase social”.
En este sentido, podemos ver a ecologistas con posturas verdes, a homosexuales defendiendo la diversidad sexual, a feministas defendiendo a mujeres maltratadas; pero cuando están en juego los privilegios sociales que algunos ostentan, ahí toman partido por quienes les aseguran la continuidad del sistema de privilegios naturalizado.
Un claro ejemplo de esto lo podemos ver en la campaña electoral en curso en el Ecuador, donde algunos votantes que constituyen o son parte de la sociedad privilegiada, y que se dicen ecologistas, anti homofóbicos o feministas, han optado en última instancia por aquellas posturas y partidos que aseguren sus condiciones privilegiadas de clase.
Si leemos las redes sociales y ponemos atención a las feministas, hay quienes votarán desde la derecha hasta la izquierda, lo que nos da mucho para reflexionar. Se puede ver que todas ellas tienen conciencia de género, pero se dividen en su conciencia epistémica, colonial, cultural, productiva, religiosa. Habiendo feministas que se identifican con todas las mujeres a nivel de género, pero en todo los demás no tienen conciencia social o popular. Esto presenta muchas contradicciones pues, si el feminismo lucha contra la opresión machista, por consecuencia debería luchar contra todo tipo de opresión.
Lo mismo se ha podido observar con respecto al CPCCS. La derecha siempre criticó el voto nulo y calificaba como antidemocráticos a sus promotores, pero ahora están convocando al voto nulo solo para el Consejo de Participación. Las que tenemos conciencia social o popular siempre hemos votado nulo o a veces por alguien de izquierda, pues habíamos entendido que la democracia es tan solo una sutil variedad de CPCCS. Pero ahora para la derecha solo el CPCCS es lo antidemocrático, lo que deja ver que el voto nulo a este organismo es tan solo pura demagogia, una manipulación cuando está en peligro “su bolsillo”.
Otro ejemplo es el edificio de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) donde sucede lo mismo. Los privilegiados, hombres y mujeres, siguen poniendo el grito en el cielo de que este edificio vaya a pasar a manos de los indígenas y reclaman que sea un museo. Imaginemos que Lenín Moreno acepta que sea un museo pero de temas indígenas, igual seguirían reclamando y diciendo que hay discriminación hacia los demás. Esto nos deja ver que los mestizos, que son una mezcla de blancos e indios y que son casi toda la población nacional, marcan distancia con lo indígena y asumen lo blanco para ellos, cuando en realidad son andinos así su mente esté en occidente. Por ello es que hablan de cultura blanco-mestiza y no de indo-mestiza, por eso se sienten blancos en última instancia o desterrados en tierra de indios. En el fondo, no les interesa apoyar y fortalecer una universidad de episteme indígena, pero si hubiera sido un edificio para una Universidad de la Virgen de la Dolorosa estarían aplaudiendo.
Con estos ejemplos, vemos que una conciencia siempre es integral, por lo que no puede haber una conciencia feminista y al mismo tiempo ser liberal o capitalista. Cuando se habla de feminismos liberales o que apoyan a la derecha, es solo la utilización de la categoría “género”, pues en última instancia su conciencia es pro-sistémica cuando el feminismo profundo es contra-sistema.
Por ello, resulta decepcionante como mujer, que de la misma manera que otros utilizan la naturaleza, la religión, el sexo, etc, se utilice lo de género para crear un capitalismo feminista, así como los socialistas crearon un capitalismo de Estado y algunos ecologistas un capitalismo verde, etc. Las feministas que van a votar por la derecha no entienden que una verdadera transformación de ellas y de todo, debe ser “por abajo”, si no todo es un saludo a la bandera.
*Más que feminista, matrista, de matria el complemento de patria.
[…] FEMINISMO SIN CONCIENCIA SOCIAL. Por Clarisa Freire Barreno* […]