Con el “Salve oh patria, mil veces oh patria” en la punta de la lengua, los notables, los dignos representantes de los barrios y casas de ensueño, nos ordenan salir a marchar este 10 de Agosto para salvar a Quito. ¡Indignadísimos los nobles! Le han nombrado -en una reunión secreta que tu pecho rebosa- al alma cristalina y pudorosa del Roque Sevilla para que lidere una manifestación que salve a Quito de las uñas del Yunda. ¡Bravo! Ellos, que tienen garras por dedos, sangre que no es roja y bolsillos inflados por obra y gracia del espíritu santo; sí, ellos van a salvarnos. “Gloria a ti, gloria a ti”.
Indignados ellitos, las castas más edulcoradas de la mitad del mundo y las cámaras de empresarios. Es más, dicen ser los representantes de la ciudadanía (¡oooohhhh!); la reencarnación de la ciudad española en el Ande. Ellos –“con su pecho en férvido grito”– nos quieren socialcristianizar el 10 de Agosto. ¡Maravilla de próceres con ojos claritos! Allá iremos, donde su brújula nos indique. Cuenten con nosotros, con la cholada que requiere de amos para sentirnos realizados. Porque muchos quiteños del bien hacer y del bien decir no pueden soportar que se mancille a la muy noble y muy leal ciudad de Quito. No. Y menos por aventureros de piel cobriza que no representan la quiteñidad.
¿Qué haremos? Si las Cámaras de empresarios nos quieren en las calles, por nuestro bien ha de ser. Son nuevos tiempos. Antes era de mal gusto salir a protestar en vez de trabajar, pero ahora: si hay que parar, hay que parar. Son nuevos tiempos de encuentro, de reflexión ciudadana. ¿Qué será de llevar?, deben preguntarse los nuevos próceres. ¿Camisas negras o pañuelos blancos? ¿Marchar con el auto o decirle al chofer que espere a dos cuadras? ¿Obligar a asistir al servicio doméstico y a los trabajadores de la empresa? “Y si nuevas cadenas prepara la injusticia de bárbara suerte…”.
Los nobles convocan, y Don Alfonso, desde su papel de recadero de ultratumba, opina como si no dijera nada. La Posta –con su acostumbrado sentido de la pornoinformación– llama a inundar las calles. ¡Cuánto amor por esta tierra! ¡Ya me entró la quiteñidad a borbotones! ¡Quiero ser como ellos! ¡Quiero esa valentía del Sevilla, del Bernardo, del Moncayo, del Paz! Quiero una transfusión de sangre, así, medio azulada, como los nuevos salvadores de Quito, esos que más que al sol contemplamos lucir.
Y para santificar la procesión civil de las élites, le invitan (santígüense, por favor) al arzobispo de Quito, para que marche con ellos, para que vean que hasta Dios está de su lado. El religioso, ni corto ni perezoso, dijo bueno. ¡Cómo se va a negar! El obispo debe velar por los intereses de los apóstoles de la caridad de alta alcurnia. Cuando hay marcha de pobres, ahí si no aparece, prefiere rezar para que no dejen ensuciando su perímetro. Debe ser de los que tienen a Cristo, no crucificado, sino de terno y corbata, haciendo negocios y pintado al óleo. ¡Dios te salve, arzobispo, lleno eres de lujos!
Ya veremos a ilustres personajes, con la bandera de Quito y España, disfrazados de toreros y cantando en coro: “…Y también porque España te amó”. Y claro, algunos clasemedieros de La Floresta y similares, con su banderita en la mano, exigiendo menos yundas y más guarderas, obedeciendo lo que los roques les digan; porque les encanta tener amos de bolsillo inflado: sueñan en ser como ellos, ese es su espejo matutino, su aspiración de vida.
Marchen señoritos, marchen. Defiendan su clase, sus negocios, su people. Mientras tanto los quiteños, los que la sudan en serio, los menos roque y más San Roques, exigirán que se termine ese circo vergonzoso en el que Yunda, Guarderas, Vaca y demás angelitos, han convertido a la ciudad. Lo único decente que pueden hacer es renunciar ¡todos! Y ahí sí cantaremos, con letra de pueblo y no de nobles: ¡salve oh patria, mil veces, oh patria!
“Los nobles convocan, y Don Alfonso, desde su papel de recadero de ultratumba, opina como si no dijera nada. La Posta -con su acostumbrado sentido de la pornoinformación- llama a inundar las calles. ¡Cuánto amor por esta tierra! ¡Ya me entró la quiteñidad a borbotones!”.
Caricatura tomada de @Spaci0_
Ud. se ha comprado el discurso del correismo: “Yunda es pueblo y los que estan en contra son las elites y los florindos”. Pero ese discurso es falso, en primer lugar Yunda no es pueblo, es propietario de un Maserati y de al menos 5 radios. Por otro lado Yunda y Ud. tratan de posicionarse como indigenas pero en el caso de Yunda si bien es cierto que tiene aspecto indigena su apellido es español y es claramente mestizo.
Por tanto, lo que esta ocurriendo mas bien es una lucha entre la vieja oligarquia representada por Guarderas y la nueva oligarquia representada por Yunda y ademas parece que son parientes politicos (un sobrino de Yunda esta casado con una sobrina de Guarderas) y entraron al municipio por la misma linea politica. La nueva oligarquia es mas debil que la vieja y por esa razon es mas proclive a practicas mafiosas y delincuenciales.
Por otro lado Yunda ya fue destituido por el consejo municipal legalmente pero en base a triquiñuelas legales logro que eso no tenga efecto.
Lo mejor seria que se retiren todos pero con eso solo se lograria que entren sus suplentes que probablemente son mas incompetentes. Lo ideal es lograr la revocatoria del mandato de todos pero eso requiere recolecciones de firmas y Quito no aguanta mas; por tanto a corto plazo lo mas conveniente es la salida de Yunda.