Estimado Presidente de Carondelet.-
He sido nombrado desde la Secom para escribir un informe sobre los debates de los candidatos y generar conclusiones sobre qué mismo pasó. La verdad sea dicha: los candidatos son tan pero tan malos, tan mediocres, que, si usted hubiera participado, les hubiera barrido. Todos extrañamos a Alvarito, porque él sí es un meme de cepa, no como éstos que son un mal remedo del empresario al que le negaron la candidatura.
En términos generales, el debate mostró las falencias de casi todos los que quieren gobernarnos. Si a usted, señor Presidente, se le acusa que sin texto no da una, imagínese a sus posibles sucesores. Más improvisados no pueden ser. Su amigo, el banquero dice cada cosa; por ejemplo, que para acabar con la malnutrición hay que eliminar la Senescyt, y que la culpa es de Correa. ¡Ah, recordó a los muertos que siendo cadáveres ya habían fallecido! Y, que sería bueno que los finados voten por él. Para su mala suerte, le ubicaron en el peor de los grupos, donde no había ni fuego, ni sangre ni balas.
El Isidro Romero piensa que todavía es presidente del Barcelona. Quiere alzar una mano, pero le pesa ese reloj de arena que usa en la muñeca. Tildó de muchachito malcriado a su Lassito: bronca entre gamonales. Lo único coherente que dijo fue que apenas gane, esa noche, se va a pegar una borrachera, y a la siguiente mete presos a toditos los corruptos. Insinuó que usted mejor ni se esconda. Yo creo que le dijo corrupto sin decirle, que es como fuera pero que también parece. Finalmente concluyó que la culpa es de Correa.
Por ahí apareció el Yaku. Manifestó que con todo lo que se robaron los correístas se pudieran hacer mejores cosas. Y que, si el Arauz quiere regalar 1.000 dólares, él dará 10.000. Y que no le importa el oro del contrincante, que él se queda con la copa de agua que le dieron en el debate. Ah, y que la culpa es de Correa.
El candidato de su peor pesadilla, el Arauz, fue el cuchimbolo preferido de casi todos. Debe ser porque va primero en las encuestas y porque es el delfín del señor de las Bélgicas. ¡Cómo le odian al Correa! A mí me cae más mal el ex, pero de tanto que le detestan ya hasta le agarré cariño. Bromita nomás es señor Presidente. Yo sigo firme en su pensamiento voltairesco. Que el candidato más joven dice una frase e inmediatamente le invoca a su mesías. Dice dos, y habla del buen pasado correísta. Dice tres y quiere regalar mil dólares en una semana. Dice cuatro y la culpa jamás fue de Correa.
Un tal Celi hablaba como si fuera publicidad manaba. Lo único que llamaba la atención era cuando terminaba de hablar y decía: ¡yo soy Guillermo Celi! Igual… ¡a nadie le importa!
El César Montúfar mejor ni hablemos. Aquí entre nos necesita psicólogo urgente. Sabe que ni su familia vota por él, pero insiste desde hace veinte años; anda de saltimbanqui y denunciólogo forever, pero ni como presidente del conjunto le eligen. Lo novedoso es que ya no dice “la culpa es de Correa”, sino “la delincuencia organizada”. Hay que reconocer su creatividad lingüística.
Lucio Gutiérrez solo dijo que en una mano tendrá el pan para los pobres y, en la otra, el látigo para sus amigos… ¿o era para los de Sociedad Patriótica o algo de corruptos? Algo así era. Ah, y que la culpa es de Correa.
Había un señor Geovanny (Andrade) que le preguntaban sobre economía y le mandaba saludos a su esposa. Le preguntaban sobre abuso infantil y le guiñaba el ojo a su esposa. Por último, manifestó que hay que enseñarles valores a las mujeres para que no las violen, no sin antes lanzarle una mirada de “estoy triunfando” a su esposa.
No podía faltar el Juanfer Velasco. Como se le burlaron mucho cuando recitó su propia canción; ahora se cuida y prefiere echarle la culpa a Correa. Responde matemáticas cuando le preguntan de lenguaje, y se nota que se preocupó más en hacerse la barba que en estudiar para el debate.
Un tal Paúl Carrasco quiere encontrar corruptos hasta en la sopa. Y ahora jura que la culpa es también de los venezolanos. Y que apenas llegue a la Presidencia, al siguiente día expulsa a los mismos por las dos fronteras. Porque no es justo que les roben el trabajo a los ecuatorianos que limpian parabrisas en las calles.
Señor Presidente, no puedo hablar de los otros candidatos, porque confieso que me dormía apenas abrían la boca. Espero que este informe le guíe y sirva para saber a quién apoyar en los últimos días que le quedan en Carondelet.
El informante de la Secom.