La vasta sinonimia de “inicuo” recuenta los vocablos maligno, malo, perverso, cruel, inmoral, infame, siniestro, ignominioso. David Reinoso atribuye la fama de esa palabra a León Febres Cordero, quien personificaría todos los sinónimos enumerados. De una u otra forma, la condición de inocuidad la reúnen todos los gobiernos ecuatorianos.
Empero, el gobierno del señor Lenín Moreno no sólo se pinta de malo por inicuo, sino por pésimo. A más de los 10 279 millones que pidió a inicios de año (4 200 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI); desembolsados 1400 millones), ahora pide 2 000 millones con bonos en el mercado. ¿Qué hace el gobierno con el dinero? Parece que se le evapora. La mayoría del dinero del FMI ha ido a los bancos y a los créditos de construcción.
Con el cuentito de que “no encontró la mesa servida, sino vacía”, que a propósito él también se la festinó, va ejecutando un paquetazo a cuotas ignominiosas: liberalizó la super, perdonó 3 000 millones de dólares a los empresarios, puso en venta las empresas públicas, recortó decenas de millones a salud y educación. Las reformas tributarias, el endeudamiento, la extracción minera y la flexibilización laboral, que remachan los personeros gubernamentales, son pura crueldad.
El FMI ha amenazado que para seguir enviando el chorrito de millones, los impuestos tienen que estar entre el 1,5% y el 2% del PIB en el 2021, un redondeo a 16.576 millones. Y para eso, ahora Moreno reducirá los impuestos a los vehículos de menos de 32 mil USD, pero quitando el subsidio a la gasolina extra y al diésel que es mejor negocio; sube el bono en 15 dólares, pero confiscando un día de salario mensual a los trabajadores de las empresa pública (el 10% de la remuneración); elimina aranceles para tecnología, no obstante decomisará el 20% de la remuneración de los contratos ocasionales (acto inconstitucional); se pide una contribución especial a las empresas de más de 10 millones de dólares, pero se incluye nuevos tipos de contratación flexible de donde saldrán esos dineros.
El tormento no concluye y entre pasillos de Carondelet se viene pensando en otra cuota más de infamia y perfidia del eterno paquetazo para los siguientes meses. Por el momento no hay mejor representación de lo inicuo que el señor Lenin Moreno.
*Abogado, licenciado en Filosofía y magíster en Sociología. Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca.