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domingo, diciembre 22, 2024

José Joaquín de Olmedo, defensor de los indígenas

Por Atawallpa Oviedo Freire *

Este 9 de Octubre se cumplieron 200 años de la declaración de Independencia de Guayaquil y este 12 de Octubre un aniversario más de un gran discurso de José Joaquín de Olmedo sobre “La abolición de las mitas y de toda servidumbre personal de los naturales de América”, en las cortes de Cádiz, el 12 de octubre de 1812.

“Desde los principios del descubrimiento se introdujo la costumbre de encomendar un cierto número de indios a los descubridores, pacificadores y pobladores de América, con el pretexto de que los defendieran, protegieran, enseñasen y civilizasen; y también para que, exigiéndoles tributos y aplicándolos a toda especie de trabajo, tuviesen los encomenderos en su encomienda el premio del valor y los servicios que hubiesen hecho en favor de la conquista. De esta costumbre nacieron males y abusos tantos y tan graves, que no pueden referirse sin indignación y sin enternecimiento. De allí vinieron esos nombres ominosos y de indigna recordación, de encomiendas, de mitas, de repartimientos, bárbaras reliquias de la conquista y gobierno feudal, fomento de la pereza y del orgullo de los nobles y de los ennoblecidos, y esclavitud de los naturales paliada con el nombre de protección.”

La derecha cínica se alza fervorosa con la palabra “independencia” y con la figura de Olmedo, y con otros símbolos de quienes lucharon contra el sometimiento y defendieron a “los naturales de estas tierras” (indígenas). Olmedo se retorcerá escuchando a la derecha supremacista, despreciando a los indígenas con palabras como “que se vayan al páramo”, “emplumados”, “terroristas”, etc.

Antes, precisar, que los que buscaban una verdadera independencia, no solo de España sino, y ante todo de los terratenientes y encomenderos criollos, eran las poblaciones nativas; en cambio, la independencia que buscaban los hacendados era tan solo para no seguir pagando impuestos al Virreinato de Perú, para quedarse con todo y para que los indígenas trabajen aún más duro para ellos, en las formas más inhumanas y déspotas. Los ricos buscaban la independencia de España para esclavizarles más y mejor a los indígenas, quedándose como reyes absolutos de estas tierras. Olmedo apoyó las luchas populares contra los terratenientes, y aunque no estuvo de acuerdo con la anexión a la Gran Colombia y en ciertos asuntos con Bolívar, es alguien a quién vale resaltar. Bolívar estaba más cerca de los terratenientes que de los pueblos indígenas, y Olmedo, al revés, tal como lo denunció en España:

“De aquí provinieron los repartimientos de indios para todo, que se conocen con el nombre de mitas, así como a las que las sirven de mitayos. Repartimientos de indios para fábrica u obrajes; repartimiento para las minas, labranza de tierras y cría de ganados; repartimiento para abrir y componer caminos y asistir en las posadas a los viajeros; repartimientos para las postas y para todos los servicios públicos, particulares y aun domésticos, y hasta repartimiento de indios para que llevasen en sus hombros a grandes distancias y a grandes jornadas cargas y equipajes, como si fuesen animales o bestias domesticadas; y esto aun después de haberse decidido afirmativamente la ardua y muy agitada cuestión de si eran o no eran hombres, y de haberse decidido por una de aquellas personas que han tenido pretensiones o presunciones de inhabilidad.”

Olmedo fue hijo de un gran terrateniente, pero eso no hizo que se adscribiera a los ricos, todo lo contrario, y eso es más resaltable, pues si hubiera sido pobre sería más comprensible su postura, pero siendo rico y que describa así la situación de los indígenas, es algo encomiable. Tampoco se podía esperar que sea totalmente revolucionario, pero para la época y la situación, su postura es de mucha valía; como la fue también de José Mejía Lequerica.

“Para este viaje los indios se ven precisados a vender vilmente sus tierras, sus ganados, sus sementeras, sus cosechas futuras, pues toda perecería sin su asistencia en el tiempo de destierro. También se ven obligados a llevar consigo toda su familia, que, abandonada, moriría de hambre y de frío. Señor, habrá algún hombre que no se enternezca al ver un delincuente salir de su patria para su destierro, aunque no sea muy horroroso, aunque no sea perpetuo? no, nadie. Pues ¿quién podrá ver con el alma serena numerosas familias inocentes y miserables, despidiéndose de la tierra que las vio nacer y arrancándose para siempre de los brazos de sus parientes y amigos? ¿ Quién verá sin lagrimas a esos infelices, peregrinando por aquellos horribles desiertos, hambrientos, semidesnudos, taciturnos, los pies rajados y sangrientos, encorvados bajo el peso de sus hijos y padres ancianos, tostados por el sol, transidos de frío, y su alma y su corazón (porque los indios tienen alma y corazón) hondamente oprimidos con el presentimiento, con la cierta previsión de males mayores, y con los dolorosos e importunados recuerdos de su patria ausente?… ¿ Y que les espera llegando a su destino? Amos orgullosos, avariciosos, intratables, mayordomos crueles, poco pan, ninguna contemplación, grandes fatigas y mucho azote. Aun los jornales señalados por la ley, que en sí son demasiado mezquinos, no se les pagan en moneda; se les pagan en géneros viles, comprados vilísimamente, y después vendidos al indio por fuerza y a precios tan exorbitantes como quiera el monopolista minero, cuya tienda es la única en el desierto de las minas. También se les paga en licores, a que se han aficionado esos naturales entre otras causas interrumpir algún tanto o adormecer el sentimiento de su desgracia. Aquí no puedo dejar de observar que aquellos mismos que los han provocado a la embriaguez, pagándoles en aguardientes, aquellos mismos que los han obligado a aborrecer el trabajo, haciéndoles insufrible, aquellos mismos que los han precisado a robar para no perecer, ésos mismos son los que caracterizado a los indios de ebrios, de perezosos y de ladrones.”

La derecha ha seguido actuando de la misma manera en estos 200 años y repitiendo el mismo discurso, culpando al pobre de su pobreza, culpándoles de su embriaguez, culpándoles de su vagancia. Ya quisiera verlos trabajando de la misma manera que sus empleados, por un miserable sueldo. Quiénes han sido la mano de obra del Ecuador. ¿Con lo poco que les han pagado podrían salir de la pobreza? Hay algún caso en el mundo de alguien que haya salido de la pobreza, trabajando 30 años como sirviente y con un miserable sueldo. Sí el Ecuador es pobre en todo, es responsabilidad de quienes la han dirigido, alrededor de 160 años la derecha, y unos 30 años entre liberales y progresistas; todos ellos miembros de los sectores privilegiados. Las élites públicas pero sobre todo las privadas que han tomado las decisiones día a día, son los que han construido el miserable Ecuador que tenemos, o, acaso quieren culpar a los pobres, a los indígenas, a los extraterrestres que nunca han gobernado este país y no tienen ningún poder de decisión en la vida de este país. Olmedo, Mejía, estarían ahora apoyando al movimiento indígena y todas sus luchas.

“El remedio, Señor es muy simple, y tanto más fácil, que cuanto que las cortes para aplicarlo no necesitan edificar, sino destruir. Este remedio es la abolición de la mita y de toda servidumbre personal de los indios, y la derogación de las leyes mitales. Que se borre Señor, ese nombre fatal de nuestro Código, y ¡oh, si fuera posible borrarlo también de la memoria de los hombres !”

No hubo ninguna independencia, simplemente la ruptura administrativa con España, pero todo el pensamiento colonial, supremacista, hegemonista y hegemónico se mantuvo, incluso, se “desarrolló”, “progresó”, y “creció” mucho más. La situación no mejoró, simplemente tomó otra forma, otro tipo de mita, que se mantiene hasta la actualidad. El colonialismo interno ahora es mayor, hoy hay gente de extracción indígena en los partidos de derecha y los progresistas, dividiendo y enfrentando al movimiento indígena. Olmedo les diría que son modernos felipillos y tendría vergüenza ajena de estos personajes. La penetración epistémica, religiosa, política se profundizó mucho más en estos 200 años, y los historiadores coloniales hablan de que hubo independencia. No la hubo, está todavía por hacerse. La independencia es ante todo cultural, esto es, ontológica y epistémica, para salir del colonialismo de derecha e izquierda que tanto daño han hecho en estos casi 500 años. La independencia es la autodeterminación, la autonomía económica, la autosuficiencia, la autoestima; y eso está por construirse.

“¿Pero por qué he detenido en referir los males, los abusos y perjuicios que traen consigo las mitas, cuando para ser abolidas les basta el ser en sí injustas, aunque fueren ventajosas? Esta injusticia se funda, (y ya no son precisas las pruebas) en que la mita se opone directamente a la libertad de los indios, que nacieron tan libres como los reyes de Europa. Es admirable, Señor, que haya habido en algún tiempo razones que aconsejen esta práctica de servidumbre y de muerte; pero es más admirable que haya habido reyes que la manden, leyes que la protejan, y pueblos que la sufran. Homero decía que quien pierde la libertad pierde la mitad de su alma; y yo digo quien pierde la libertad para hacerse siervo de la mita pierde su alma entera. Y esta es, poco menos, la condición de los mitayos.”

Un hijo de terrateniente que se exprese de esa manera, deja ver a un hombre sensible, que se dolía de la situación del pueblo indígena. Cuántos hijos de terratenientes y ricos actuales, tienen la misma postura. Olmedo hoy sería de izquierda, les estaría enfrentando a todos los socialcristianos y de CREO, que ahora se aprovechan de su figura para lucrar de él, que es lo único que se puede esperar de esta gente. Y si tendría que votar en estas elecciones, lo habría hecho por Yaku Pérez.

“A esas razones generales de despoblación se agregaron otras que naturalmente iban naciendo del mismo principio. Los indios empezaron a aborrecer el matrimonio, porque los desgraciados no quieren engendrar desgraciados; aborrecieron a sus hijos, se holgaban de no tenerlos, y las madres generalmente usaban mil malas artes para abortar!!!…. Y ¿dónde están hoy esas tribus numerosas que llenaban los valles de sus fiestas, y coronaban las montañas en sus combates?”

Y esto hacen ahora muchas mujeres y prefieren abortar, pero los “pro-vida” quieren que paran más hijos, para que hayan más sirvientes, pues si se acaban quienes van a limpiarles sus potrancas. No es que les interesa la vida, si fuera así hicieran algo por los niños pobres, lo que quieren es que siempre sean pobres para que puedan seguir siendo sus sirvientes. Que diría Olmedo hoy de estos fachos.

“Sí, Señor, de las leyes mitales, de esa porción, bajo de otro respecto muy recomendable de las Leyes de Indias. Pues a pesar de que todos los sabios llaman sabias a esa leyes, yo ignorante , yo tengo la audacia de no reconocer su sabiduría, ¡ por ventura esas leyes han llenado en tres siglos el benéfico fin que se propusieron de hacer industriosos, de civilizarlos, de hacerlos felices’- pues para mí no son sabias las leyes que se proponen el benéfico fin que se proponen , para mí no son sabias sino las leyes que hacen felices a los pueblos.”

Si el Ecuador siguiese siendo colonia de España, las derechas estarían defendiendo seguir bajo el dominio de la corona, tal como la derecha española que defiende a rajatabla al rey. Las derechas son iguales en todo el mundo y repiten el mismo discurso, así que no serían ningunos independentistas de este tiempo ni harían nada por un cambio. No lo fueron antes y no lo son ahora, los “desgraciados”-como dice Olmedo- siguen luchando por su autonomía general. 

Y así, como Olmedo quería la abolición de las mitas antiguas, hoy luchamos por la abolición de las nuevas formas de mitas, y suscribimos completamente el discurso de Olmedo para este tiempo y momento histórico que vivimos. Nos parece que se aplica muy bien el discurso de hace más de 200 años de Olmedo a todo lo que sucede actualmente, y a todo lo que demanda el movimiento indígena, como diría Olmedo “yo la encuentro equitativa, humanísima, justa y justificada.”

“El colonialismo interno ahora es mayor, hoy hay gente de extracción indígena en los partidos de derecha y los progresistas, dividiendo y enfrentando al movimiento indígena. Olmedo les diría que son modernos felipillos y tendría vergüenza ajena de estos personajes”.


*Atawallpa Oviedo Freire es escritor, periodista y filósofo nacido en Ecuador.

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