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LA FELICIDAD. por Sebastián Endara

20 julio 2014

 

El Programa Interdisciplinario de Población y Desarrollo Local Sustentable- PYDLOS-  y  la Facultad de Ciencias Económicas  de la Universidad de Cuenca, organizaron el Seminario “Felicidad, necesidades básicas y buen vivir: Teoría y medición”, que fue dictado por el Dr. Jorge Guardiola, profesor de la Universidad de Granada.

Más allá de describir los temas abordados, quisiera referirme a dos  reflexiones personales que pude extraer, y que comparto.

Primero: el tema de la felicidad es complejo, no tanto por la dificultad de su abordaje, -que tiene varias posibilidades-, o porque resulta esquivo a la ciencia “objetiva”, pues a felicidad  implica una gran carga subjetiva; sino porque para pensar la felicidad se requiere poseer una postura ética que garantice una coherencia entre postulados, acciones y resultados. Esta coherencia que en términos sociales conforma un discurso y una práctica determinada, es decir  un posicionamiento político, no tiene por qué limitar el diálogo entre visiones contrarias. Normalmente se dice que el espacio de discusión social tiene como límite nuestras creencias éticas, que de manera íntima y personal establecemos como válidas –incluso si carecen de fundamentación racional-, no obstante, y precisamente por ello, debemos reconocer que nuestras creencias son productos históricos de la sociedad en la que nos desarrollamos. Entonces, cuando rozamos la ética en realidad estamos en un terreno político y social que puede ser susceptible de modificación y mejora.

Segundo: existe una ética predominante en la sociedad actual, que puede ser definida como ética neoliberal. En esta ética encontramos como eje articulador del sentido último de todo, una visión monetarista de la vida. Todo es susceptible de ser valorado en términos de dinero. El dinero es una necesidad y un satisfactor, es un horizonte de vida, pero también un instrumento. En la ética neoliberal, todas las éticas tienen cabida, hasta las -en teoría-, opuestas, siempre que se funcionalicen a su fundamental interés: el dinero. La ética neoliberal por ejemplo, puede estar de acuerdo en proteger la naturaleza siempre que se demuestre que ello es más rentable que explotarla, y también puede admitir explotarla siempre que haya ganancia. Acepta la idea utilitarista del beneficio de las mayorías, que encuentran en la libertad y en el mercado las condiciones de su desarrollo monetario, pero en ciertas ocasiones podría admitir al Estado controlador que mejore las condiciones económicas en los términos prescritos.

Para la ética neoliberal, su lógica y racionalidad económica, tener dinero sería directamente proporcional a tener felicidad, y esa idea  es la que articula los procesos desarrollistas a los que el Sumak Kawsay se opone y resiste, pues no todo en la vida puede ser comprado o vendido. Estar de acuerdo con ello seguramente implicará una lucha personal y colectiva, ¿pero quién está de acuerdo en asumir las consecuencias? 

 

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