Entrevista Por Gerard Coffey
31 de Octubre 2016
Edgardo Lander es sociólogo venezolano. Graduado en Harvard, es uno de los más destacados pensadores y autores sobre la izquierda en Venezuela. Es miembro del grupo de investigación sobre Hegemonías y Emancipaciones del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y forma parte del comité ejecutivo del Consejo Hemisférico del Foro Social de las Américas. Es miembro del grupo permanente de la Fundación Luxemburg de Quito, e investigador asociado del Transnational Institute. Estuvo en Quito para aprticipar en el evento alternativo ‘Restencia a Hábitat III’ realizado en la Universidad Central.
GC: Su preocupación es que el capitalismo está devorando el planeta, convirtiendo todo en recursos naturales y mercancía. ¿Es cierto, pero la pregunta clave es cómo vamos a enfrentar esta clase de capitalismo salvaje, cómo vamos a pararlo? ¿Es bastante fuerte, no?
EL: Extremadamente fuerte.
¿Entonces cómo lo enfrentamos?
EL: Una parte tiene que ver con el propio proceso del capitalismo y sus propias contradicciones que implican que no puede seguir indefinidamente. Por ejemplo estamos durante varios años en una fuerte crisis económica y no parece haber una solución que permita recuperar la tasa de crecimiento anterior. Entonces se habla permanentemente de una crisis de crecimiento que dificulta presrvar la propia legitimidad del capitalismo porque su razón de ser es que tiene que crecer.
En Europa, por ejemplo, lo que se preserva del estado de bienestar social por ejemplo donde el Estado interviene para fortalecer la regulación y la protección de los derechos de los trabajadores, no se ha podido mantener un nivel que empleo que garantice que la mayoría de la población tenga un salario decente para que viva acorde con lo que se supone en esas sociedades son las necesidades de la vida (2.45). Hoy en el Norte mucha gente tiene trabajos pero que sin embargo es pobre, porque ni siquiera existen las condiciones salariales que permitan que la gente tenga la capacidad de satisfacer de las necesidades básicas.
Efectivamente, hay unos límites marcados por la propia incapacidad del capitalismo de generar nuevos ámbitos de producción y creación de la abundancia que se supone que el capitalismo está ofreciendo permanentemente.
GC: ¿Estos apuros económicos podrían significar la llegada de la gran crisis que acarrea el fin del capitalismo?
Yo no creo que sea conveniente pensar, como la izquierda ha hecho tantas veces, anunciar que la crisis ya llegó; se ha repetido tantas veces pero al final esa crisis no aterrizó. Al mismo tiempo es obvio que estamos en una crisis extraordinariamente profunda que no parece a nada anterior.
Desde el punto de vista ambiental, por ejemplo – con el cambio climático, con el agua – es evidente que estamos llegando a los límites. Se podría decir que la humanidad está caminado hacia un situación en la que la vida tal como la conocemos no va a ser posible si continúan las lógica extractiva y la lógica de la quema de combustibles fósiles. Y ninguno de los acuerdos que se negocian es suficientemente firme y comprometedor o en la dimensión requerida para dejar ni siquiera una margen de posibilidad de evitar el desastre.
¿Es toda la humanidad que camina hacia el abismo? De lo que se puede ver hay ciertos sectores que están más que conscientes de lo que viene y se preparan para sobrevivir. ¿No es evidente que no todos estamos en el mismo barco? ¿Qué pasará con los demás?
Lo que sí está ocurriendo, desde el punto de vista de quienes se dan cuenta de lo que está pasando es que si continuamos como estamos la vida ya no va a ser posible para todos los habitantes del planeta. Entonces el problema es “la vida es para quién?” Lo que estamos viendo hoy es la creación de un planeta de apartheid global donde la protección de unos territorios y toda esta construcción de racismo, de xenofobia y toda la amenaza que supuestamente representan los migrantes. Están construyendo un discurso político justificativo de esta sociedad de apartheid global. En este planeta hay gente que simplemente no tiene derechos.
No es que un día a mucha gente se le haya ocurrido intentar ir de África a París: resulta que e proceso de apropiación de la tierra (el llamado ‘landgrabbing’) por parte de unas transnacionales que puede implicar por ejemplo la exportación de agua una África seca a una Europa donde hay una abundancia de agua para los cultivos que se exportan o lo que significa el hecho de que el cambio climático no afecta a toda parte del planeta por igual, y que el alza de las temperaturas en algunas regiones de África es mayor que en otras partes, o lo que significa la presencia de una guerra impulsada por transnacionales en el Congo relacionada con el acceso al Coltán, el metal que es tan importante para los celulares, y las grabadoras de voz como la que usted está utilizando en este momento.
Efectivamente, hay en la consciencia colectiva mayoritaria europea una inconsciencia sobre la relación entre porqué la gente está llegando con lo que pasa en los territorios fuera de Europa, y lo que pasa adentro. Es impresionante por ejemplo, que en relación con la migración de estos años a Europa proveniente de Libia, Siria etc. en el debate público en Europa lo que se ve es una falta absoluta de responsabilidad, como si la guerra y la destrucción en estos países e Irak no tuvieran consecuencias, como si el bombardeo sistemático de Siria fuera un fenómeno natural, como si no tuvieran nada que ver las armas entregadas por Estados Unidos a Arabia Saudita que a su turno apoya a ISIS. Todos estos aspectos de las cadenas de determinación del proceso quedan totalmente fuera del debate.
En los últimos diez años (quince en la caso de Venezuela) los gobiernos progresistas de América Latina han intentado superar la barrera del mundo ‘desarrollado’. Hay avances, pero son relativamente pocos y el sistema económico no ha variado. Ahora con el regreso de la derecha y la crisis que nos trajo la caída del precio de los ‘commodities’, parece cada vez más evidente, como usted señala, que en el futuro habrá mucha gente en este mundo sin derechos, sin derecho a nada. ¿Es hora de abandonar el esfuerzo y buscar otra estrategia?
Absolutamente. Hay un grupo de trabajo permanente de la Fundación Rosa Luxemburg aquí en Quito, con gente de toda América Latina, que viene funcionando durante varios años y que cuestiona la idea del desarrollo y proponiendo alternativas. Son cosas que se vienen discutiendo durante algún tiempo en América Latina y en este sentido los trabajos de Arturo Escobar son un importe ayuda para ver cómo esta apuesta por el ‘desarrollo’ ha implicado la reproducción de unas lógicas coloniales que convierten esta noción de desarrollo en una sistemática guerra cultural contra otras formas de vida, en la que, por ejemplo, la forma de vivir de cualquier grupo indígena es considerada atrasada, primitiva y por eso hay que superarla.
A ser continuada
Una entrevista anodina, ninguna alternativa de solución!!!
Luego de darle vueltas y más vueltas al asunto, de pronto me percato que me encuentro en la inercia y ahogando en un vaso de agua. Es cuando surge la idea de que los muchos problemas sociales enquistados y por hacerlo, deben ser resueltos por su equivalente en capacidad de respuesta acorde, el talento colectivo, los resultados de equipo.
Imagina lo que tendríamos como resultado, producto del masivo buen trato psicológico que representa el ejercicio de la voluntad social e incentivar a la ciudadanía para que presente propuestas y proyectos solución o con posible solución a la amplia gama de problemas sociales activos: los robos y despilfarros de los recursos públicos, la impunidad con las injusticias, pedofilia, prostitución, esclavismo, drogadicción, crimen, terrorismo, insalubridad, contaminación y depredación, los obsoletos sistemas: político, educativo, de justicia, salud, trabajo, provisión de nuevas fuentes de trabajo y novedades que actualicen todo lo caduco en la inercia, que es bastante, parte de un mundo viejo, retrógrado y anquilosado. Masiva producción intelectual cuyo mérito radica en el reciclaje o respectiva DIFUSIÓN.
Es claro que como sociedades y civilización precisamos del ajuste de tuercas, tornillos y cables al sistema de organización social, precisamos del masivo buen trato psicológico para optimizar el recurso del potencial humano, expandir la consciencia, etc., y eso para que repercuta favorable en los recursos naturales y entornos en donde se desenvuelve la vida. Una experiencia social nueva y lo más probable es que sea divertida y saludable. Cordiales saludos.