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martes, noviembre 5, 2024

Las contradicciones del discurso populista de Lasso

Por Jaime Chuchuca Serrano*

El Presidente Guillermo Lasso es heredero de Lenín Moreno, aunque a más de uno le disguste. Contraria a la popularidad con la que se fue Moreno (9%), el nuevo mandatario arrancó su período presidencial 2021-2025 con el 40% de credibilidad.

La fractura de CREO-PSC para la elección interna del legislativo, que puede ser fácilmente recompuesta, benefició momentáneamente a la cúpula legislativa de Pachakutik, que determinó la elección de Guadalupe Llori, mujer amazónica, como presidenta de la Asamblea Nacional. El distanciamiento temporal de Lasso del PSC le permitió mantener el capital social anticorreísta y no estar bajo la égida permanente del socialcristianismo. Sin embargo, esta experiencia hace que toda futura alianza de Lasso sea inestable.

El discurso de posesión de Lasso fue tan emotivo que sorprendió a propios y extraños, mucho más si es comparado con las peroratas de Moreno, frecuentemente ausentes de coherencia, carisma y oratoria. Aunque la frase de Lasso más repetida por la prensa fue la de “hoy se termina la era de los caudillos” y “arranca la era democrática”, lo contradictorio es que su discurso estuvo plagado de simbolismos populistas, como las reiteradas menciones al caudillo más joven que recuerda la historia ecuatoriana: Jaime Roldós Aguilera. Se recogen como memorables la alabanza: “el mejor pueblo al que un Presidente puede aspirar” y la referencia al acuerdo temporal entre el Presidente, exbanquero, y la lideresa indígena.

Ese 24 de Mayo, para horas de la tarde, Lasso firmó los decretos de nombramientos ministeriales y otros dos de índole mediática, el uno para sacar de la central de riesgos a 1,7 millones de personas y el otro para derogar el reglamento de la Ley Orgánica de Comunicación. Estos decretos populares se contradicen con la propuesta de reforma tributaria que anticipa su ministro de Economía, Simón Cueva, para los que ganan más de 550 USD. Lasso se ha tildado así mismo de liberal, republicano y demócrata, aunque tales apelativos no cuadren con la presencia de Sebastián Piñera (Chile), Jair Bolsonaro (Brasil) y la invitación a Iván Duque (Colombia), que no llegó, completos antidemócratas. Igualmente, Lasso dijo estar consagrado al Estado Laico aunque está hermanado a la Iglesia.

Dadas algunas expresiones de Lasso, la impunidad de las ex autoridades parece que va a reinar: “se acabó -dijo- la persecución política en Ecuador” y “nadie [será] señalado como vendepatria o enemigo de la patria”. Pregunto: ¿No persecución o impunidad? La impunidad beneficiaría a varias fuerzas acusadas de corrupción: la vieja derecha, el correísmo y el régimen saliente de Moreno. La declaración de inocencia de los hermanos Isaías y la presencia mediática de Jamil Mahuad es una muestra de los beneficiados.

En este esquema Lasso hizo un análisis de la pobreza y la miseria reinante en Ecuador, tanto que algunos han llamado a su discurso como “socialdemócrata” o de “centro”. Sin embargo, en ese mismo momento discurso también incluyó su preocupación por el comercio mundial, la Alianza del Pacífico y los tratados de libre comercio neoliberales. Según Lasso, no precarizará más a los trabajadores porque ya están suficientemente precarizados por los gobiernos anteriores.

La salud para Lasso está vinculada con la producción, con la economía, por eso, ofreció vacunar a 9 millones de personas en 100 días, es decir hasta el 3 de septiembre, lo que implica vacunar a 90 mil personas por día y más. El plan está por conocerse hoy, una semana después, de posesionado como Jefe de Estado. Sobre la salud no ha hecho ninguna otra referencia.

Un efecto de las luchas sociales es que la derecha incluye demandas colectivas, así sea de forma discursiva. Lasso envuelve las reivindicaciones de género (aunque se pronunció en contra del aborto), los derechos de la interculturalidad, el “camino del encuentro”, los derechos de la naturaleza y aquella frase de que “el pueblo quiere agua”, que más recuerda a Yaku Pérez que a Roldós (lo que se contradice con su política de mayor extractivismo minero). El Presidente de derecha, que quiere gobernar desde el centro, anticipa una posible consulta popular al morigerar: “respetaré la institucionalidad actual hasta que el pueblo decida lo contrario”. 

Sus referencias a Roldós se anclan en la leyenda, en su gran oratoria y cierta capacidad de consenso, pero esa historia oficial ha olvidado la coerción que ejerció sobre las organizaciones sociales. La connotación básica del populismo (también hay populismo de derecha) ecuatoriano es la de seguir el consejo de Maquiavelo: ser como el centauro, articular la racionalidad y la bestialidad.

El discurso de posesión de Lasso fue tan emotivo que sorprendió a propios y extraños, mucho más si es comparado con las peroratas de Moreno, frecuentemente ausentes de coherencia, carisma y oratoria. 


*Jaime Chuchuca Serrano es abogado, licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, licenciado en Ciencias de la Educación, en Filosofía, Sociología y Economía. Magíster en Sociología. Doctorando en Ciencias de la Educación.

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