Generalmente llevado adelante por un líder carismático, la revolución pasiva es el proceso a través del cual la esfera más consolidada del poder político y económico recupera una parte de las demandas de los gobernados quitándole su iniciativa política.
A Gramsci
El movimiento obrero europeo entró en reflexión con la desaparición física de Marx y Engels, los herederos doctrinarios se fraccionaban, surgían un ala reformista y una revolucionaria. El partido más importante, el alemán, se confrontó a los defensores del marxismo revolucionario: Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y Franz Meringh y el revisionismo reformista de Bertsnein y kautski a la cabeza.
El mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y el surgimiento de una aristocracia obrera, explicaron las condiciones materiales para la deformación del ideario socialista comunista y el surgimiento del reformismo. Lenin y Rosa Luxemburgo focalizan su confrontación contra los reformistas en dos aspectos: el parlamentarismo y la alianza con la burguesía guerrista. Kautski, ya no habla de destruir el estado burgués ni de revolución, su planteamiento consiste en consolidar la democracia liberal desde el parlamentarismo. La democracia para el revisionismo será una conquista genuina de peculiar evolucionismo que abjurará de la violencia revolucionaria y será sin embargo fuerte adherente de la participación en la guerra imperialista. Un siglo después, el socialismo del siglo XXI pondera los mismos elementos sobre los cuales se elaboró el revisionismo; el amor a la patria, la preservación del estado burgués, el parlamentarismo y la satanización hasta el crimen de la izquierda marxista revolucionaria. El debate primero teórico puede llegar a ser letal, vale recordar el asesinato de Luxemburgo y Liebknecht por parte de los herederos de Bernestnein y Kautski.
Lenin se anticipa a los tiempos con el triunfo de la revolución y cristaliza la tesis de ruptura del estado. Desde entonces, la línea demarcatoria entre reformistas y revolucionarios, será la concepción de Estado y de relaciones de poder. Para el marxismo, los intereses de las clases que dominan engendran dimensiones ideológicas que definen diversas relaciones de poder para imponer dominio ideológico desde una superestructura jurídica, filosófica y moral. La impostura del socialismo burgués actual en formato postmodernista defiende la hipertrofia del estado burgués y lo define como progresista. Esto es consecuencia no solo de la derrota histórica del estalinismo sino de la debilidad política del marxismo revolucionario y de la falta de protección a los teóricos de la revolución, que hoy, como en el caso de Grasmsci y de Rosa Luxemburgo son embarcados en la aventura falsificadora.
Lenin y GRAMSCI: DEMOCRACIA
Para el marxismo no existiendo Estado en levitación sobre las clases, su estructura garantiza la violencia, cual comité de administración de los negocios de la burguesía (Marx). Si el proletariado destruye el estado y su “democracia burguesa” es revolucionariamente trasformada, la democracia proletaria “se transforma en algo que no es ya propiamente hablando un Estado”. (Lenin). Marx propone construir democracia obrera destruyendo el Estado burgués. La socialdemocracia alemana, con los reformistas revisionistas desestructuró el pensamiento de Marx aceptando las formas burguesas del Estado democrático parlamentario. El concepto de destrucción del estado será el punto de inflexión que separa el pensamiento de Marx del anarquismo. Para Marx y Bakunin hay que destruir el estado, pero los anarquistas se oponen a construir un estado proletario de reemplazo.
La concepción estatal en forma de dictadura del proletariado contrae dificultades comprensivas; para Lenin es dictadura democrática, para Stalin dictadura del partido comunista, para Gramsci hegemonía democrática de la clase obrera y sus aliados, en tanto que para Rosa Luxemburgo esencialmente| es la oposición a la dictadura de la burguesía, dirá: “Lenin dice que el Estado socialista es un instrumento de opresión contra la burguesía” es decir “un Estado capitalista invertido. Esta concepción simplista omite lo esencial para que la clase burguesa pueda ejercer su dominación, no hay necesidad en absoluto de enseñar y educar políticamente al conjunto de la masa popular, al menos no más allá de ciertos límites estrechamente trazados. Para la dictadura proletaria, es ése el elemento vital, el aliento sin el que no podría existir”. Nace en Rosa una perspectiva pedagógica que la realidad de la revolución rusa no la podía asimilar
Gramsci pensador marxista brillante, da continuidad leninista al pensamiento de Rosa Luxemburgo reivindicando la esfera ideológico-cultural que rechaza el “economicismo histórico”, desde una versión ‘real’ de ‘superestructuras’. Concibe la hegemonía como estrategia revolucionaria frente al “economicismo” y al “fatalismo” imperante. La democracia se ejercitará en el rol histórico de la clase obrera en hegemonía democrática con clases subalternas, educándose a sí misma en el arte de gobernar. La hegemonía es ‘una relación pedagógica’, ‘el vínculo educativo es una conexión activa, hecha de relaciones recíprocas. Este criterio es antagónico a la hegemonía burguesa, donde hay siempre un superior que prevalece sobre un inferior, y donde a menudo este prevalecer se resuelve en forma brutal.
Entender teoría, táctica y estrategia desde posiciones de vanguardia o retaguardia motiva a Grasmsci a pensar en democracia y a generar aportes heterodoxos al pensamiento marxista. Uno de estos, quizás el más significativo, pero no el único, es el concepto de hegemonía, que surge como todo pensamiento social de la realidad concreta del mundo material. El tiempo de Grasmsci, es el tiempo del triunfo, pero también, del repliegue de la revolución rusa; por un lado, triunfa relativamente la tesis de defensa del socialismo en un solo país, defendida por Stalin y por otro entra en auge el pensamiento fascista. Re-pensar la democracia y hacer de esta una oferta revolucionaria, es materia en tiempos de reflujo, aunque la misma superara la temporalidad de la derrota parcial para instalarse como categoría social.
La categoría de análisis lucha de clases es otro aporte del italiano, aplicable a periodos de resistencia. El contexto explica el concepto hegemonía (para malos lectores de Gramsci será, un rehacer la democracia desde una apuesta que evita u omite la revolución.) Pero la democracia como efecto de las prácticas sociales, ya había sido parte de la plataforma política, ideológica y moral del marxismo. Desde la I Internacional en su programa mínimo se da cuenta de reivindicaciones específicas como: salario, jornada laboral, derechos democráticos y de elección, libertad de prensa etc. También el Manifiesto del Partido Comunista, propone un esquema táctico y estratégico donde se esboza las tareas democráticas y las tareas revolucionarias de los comunistas.
La democracia, como contenido no formal, fue parte de un amplio ideario del pensamiento revolucionario, destacan la Comuna de París, los soviets cual expresión democrática dual y alternativa, Rosa Luxemburgo soñando la revolución como un consenso, y la misma revolución rusa en su primer momento, transformando la vida con consignas de paz, tierra y democracia, expresan formas de autogobierno y democracia plena, construida desde abajo en forma directa. Democracia activa y descentralizada de la clase obrera y sus aliados. Grasmsci recogerá todo este acumulado histórico de herencia organizativa, para en una nueva realidad elevar sus propuestas
Gramsci y Lenin: HEGEMONÍA
Cuando la academia realiza trabajos de investigación, el pensamiento de Gramsci es desprendido y desvinculado de los presupuestos teóricos y políticos del pensamiento de Lenin. Los “académicos” hacen todos los esfuerzos para ocultar una evidencia de proximidad entre Lenin y Gramsci, pero Gramsci fue un leninista. El mismo, en diversos pasajes de su obra, reconoció la paternidad leninista del concepto de hegemonía cuando afirmó: “El principio teórico-político de la hegemonía es la mayor contribución teórica de V. Ilich a la filosofía de la praxis“.
La hegemonía pertenece a quien lucha con mayor energía, al jefe ideológico de la democracia”. (Gramnsci). Hegemonía es dirección política que sucede cuando la clase obrera abandona su visión economicista y corporativa de lucha exclusivamente sindical, y se vincula al hilo conductor de la lucha política revolucionaria. Si el proletariado, en cuanto clase, quisiera construir su hegemonía política sobre el conjunto de la sociedad, debería abandonar el “estricto límite de la lucha económica contra el patrón y el Gobierno” y situarse en la línea del frente de las luchas “(Lenin), El proletariado debe pronunciarse contra cualquier manifestación de arbitrariedad y de opresión.
Tanto para Lenin como para Gramsci, hegemonía significa que el proletariado debe ganar para su causa a la mayoría de las clases subalternas. La clase obrera como dirección consecuente de su lucha, portavoz auténtico de las aspiraciones del conjunto del pueblo. En Lenin, el concepto de hegemonía se articula al concepto central de vanguardia y dirección amplia de alianzas. Lenin fue consecuente con estos postulados y los mismos fueron la base para el triunfo de la revolución bolchevique.
Lenin y sus antecesores proponían vocablos de dirección y direccionamiento para definir el rol de la clase obrera en la sociedad. Es sugerente decir que desde la revolución rusa de 1905 ya podría enunciarse el primer ensayo histórico de hegemonía, a cuenta de que se establece la alianza entre obreros y campesinos por una parte y de otra se impulsan las tareas democráticas que se incorporan a la agenda política. Gramsci, no desestima esta experiencia, sino que la actualiza en su realidad cotidiana que ve surgir otros estamentos como la clase media culta, conglomeración animada muy tentada por el discurso fascista. A este estamento, es al que hay que direccionar una propuesta. La concepción gramsciana de hegemonía va en esa línea y es la mejor ponencia para ampliar la referencia de alianzas del partido comunista italiano.
La hegemonía como tal, es ejercicio intelectual y moral ligado al concepto de poder político alterno, esto lleva a comprender el paso del proletariado como clase dominada subalterna a clase dirigente que ejercita poder y como tal se convierte en clase hegemónica. La crisis de la sociedad burguesa se expresa como presencia única de dominio; la burguesía no logra ser más, clase dirigente y sola puede imponer a la fuerza su concepción del mundo (perdida de hegemonía). El momento revolucionario aparece primero según Gramsci a nivel de superestructura, es decir, político, cultural, ideal, moral. En esta fuente de comprensión nace el concepto de dirección cultural como hegemonía, es decir el primer punto de vista es político y el siguiente pedagógico.
Desde el marxismo clásico, nadie había discutido la relación entre base y superestructura ni el rol de dominación capitalista que impone hegemónicamente su ideología, la ideología de la sociedad es la ideología de la clase que domina, tampoco se discutía la concepción marxista de la alienación. Para Grasmsci comunista, la clase dirigente refuerza su poder material con formas muy diversas de dominación cultural e institucional, pero remarca que es posible cimentar una hegemonía alternativa a la dominante desde una guerra de posiciones que subvierte los valores establecidos y encamina un nuevo modelo social. ¿Emerge el Gramsci reformista? No, porque como se ha planteado, es parte de la construcción teórica de la táctica en momento de repliegue estratégico. Pero si emerge el Grasmsci pedagogo, con una estrategia de acción revolucionaria, donde la creación de un nuevo intelectual asociado a la clase obrera será portador de demandas culturales diferentes, que permitirá consolidar un bloque que tendrá como objetivo la edificación de una nueva cultura de las clases subalternas, no más subalternas. La misma puede llegar a ser gobernante sin ser dominante. Muy diferente a la hegemonía de la sociedad burguesa
Gran educador, sabe Grasmsci, que, siendo efecto de las relaciones de poder económico, la ideología, como expresión de cultura, es reproductora de preeminencias legitimadoras de las relaciones de dominio y control ideológico. El proceso de la revolución, no es solo un proceso político que se fortalece derrotando el esquema histórico precedente, pues aunque derrotada la burguesía tratara de “corromper a las masas y de conquistar su corazón por medio del pensamiento, la cultura, los hábitos y las costumbres antiguos de las clases explotadoras, con el fin de lograr su restauración”[1] entonces el proceso de concienciación es total, antes durante y después del hecho insurreccional
Un plan para una nueva hegemonía desde la clase obrera y sus aliados no solo es posible para tomarse el poder político y cambiar la ideología sino para formar un cambio ideológico, como revolución educativa y revolución cultural permanente, sosteniendo el cambio histórico. Sí, para Grasmsci, todo hombre es un intelectual que participa de una concepción del mundo a través de signos ideológicos, por lo tanto puede, evadiéndose de la ideología dominante, contribuir a suscitar nuevos modos (alternativas) de pensar, es cuando nace el intelectual orgánico de la clase obrera.
Desde el estado, se crea y se recrea la ideología de dominación. Quien posee los aparatos de la producción posee gobierno y controla espiritual y culturalmente a toda la sociedad. La separación del eje alternativo dominante-gobernante, es una rebelión de los cualificados subalternos que dejan de serlo para lograr su liberación, se forma un nuevo sujeto social protagonista y actor de decisiones. Esto modifica la estructura social que separa gobernantes y gobernados, sociedad política y sociedad civil. Así la propuesta de Gramsci más que proponer complementariedad alternativa, es proyección alterativa porque dibuja la imagen de un nuevo socialismo construir.
Los neo socialistas, falsificando a Grasmsci, por desconocimiento o perversión, promueven recrear el estado burgués dominante con reformas. De ahí los esfuerzos legislativos para consolidar el andamiaje jurídico ideológico represivo o la pretensión deliberada y contundentemente de direccionar la participación ciudadana y organizar la sociedad civil desde el estado, lo que se resume en una re-adjudicación del discurso burgués de ciudadanía. Ejercicio de revolución desde arriba que crea una suerte de ministerio de participación ciudadana (sic)
La hegemonía, dialéctica granmsciana no se desborda de la concepción marxista de la sociedad, es una propuesta para el proceso revolucionario, sino la única, si, la que grafica una opción humanista y democrática válida para tiempos de reflujo del movimiento comunista mundial. Para su implementación, actualización y vigencia, es necesario recuperar a Grasmsci como exponente comunista democrático. Para esta recuperación, el concepto de hegemonía no será un concepto de neutralidad que pugna por su reforma, el pretender eso, es aproximarse a kautski y no al italiano, pues el proyecto político para Gramsci encuentra alianzas pedagógicas que llevan a concebir el socialismo como autogobierno consciente y no como cambio radical pero exógeno, es decir el socialismo como creación consciente y creativa de los pueblos (Mariátegui y El Che van en la misma línea) (los neo socialistas van en línea contraria).
Entendida la hegemonía no como la entendía Grasmsci, sin sospecha, queda la certeza de lo inaceptable que pone en evidencia el intento de fortalecer el estado controlador, que interlocuta solo con el conjunto de intereses de las clases que dominan, practica de un estado burgués de corte bonapartista, al servicio de un bloque histórico de dominación, proyectado a una hegemonía oscilante entre la versión estalinista de socialismo y la versión social fascista del capitalismo. Mas objetivo y cercano desde luego, con el fascismo por su respeto irrestricto a la propiedad privada de los medios de producción.
La concepción marxista de clases, base del análisis, puede cimentar búsquedas educativas, porque es búsqueda de conciencia, por lo tanto, prospectivamente su contenido es afectador de una cultura o encuentro de “cultura integrada”. Gramsci insistió en la revolución socialista como fruto de un proceso organizado, no como un suceso (o una serie de sucesos) donde la transformación de la conciencia es inseparable del cambio estructural, y que, indudablemente, resulta imposible conceptuar a todos éstos como fenómenos separados. Gramsci aquí se anticipa a temas integrantes fundamentales en el desarrollo de la Teoría Crítica y en el surgimiento de la Escuela de Frankfurt[2]
La nueva alternativa ideológica-cultural, nunca será instrumentalizar a la base social para tomar el poder, lo que leninistamente seria cubrir las necesidades informativas aparentes o reales de las masas en el nivel de instalación de consigna (amor a la patria, la patria ya es de todos etc.), sino de concienciar democráticamente a los ciudadanos, a las masas, para que subviertan el orden establecido. La propuesta es altamente movilizadora, altamente educativa y culturalmente revolucionaria, no solo para la destrucción del capitalismo sino para la reconstrucción del proyecto socialista ya comprometido en época de Grasmsci en su esencialidad democrática.
BIBLIOGRAFIA
- Aguilera, de Prat, C. R., Gramsci y la vía nacional al socialismo
- Buci-Glucksman (1975) “ Grasmsci Pasado y Presente“
- Grasmsci, Antonio (1975). Los intelectuales y la organización de la cultura. México: Juan Pablos Editor
- Grasmsci A”El problema de la dirección política en la formación y el desarrollo de la nación y del Estado moderno en Italia”, e “ANTOLOGIA”
- Grasmsci Antonio, Quaderni del carcere
- Grasmsci Antonio. Cultura e lotta di classe.
- Grasmsci, “La conquista del Estado”, en L’Ordine Nuovo
- Gramsci A”Democracia obrera”, en L’Ordine Nuovo, , en ANTOLOGIA
- Grasmsci Antonio. Il rivoluzionário qualificato. – Idem
- Gramsci, A Note sul Machiavelli sulla política e sullo stato moderno
- Guadalupe Espin “Lucha de Ideas en el Pensamiento Gramsciano”
- Nicolas Luhmann / Talcott Parsons ”la teoria de los sistemas”
- Luxemburgo Rosa La revolución Rusa Obras Escogidas
- Luxemburgo [1] Rosa Reforma o Revolución Obras escogidas
- Portantiero Juan Carlos Grasmsci y la crisis cultural del 900: en busca de la comunidad
TOMÁS: Muy interesante tu análisis sobre La Hegemonía a partir de estos grandes pensadores revolucionarios, además de lo motivador que resulta para nuestra intelectualidad.
Como tú, muchos otros intelectuales en el mundo escriben sus reflexiones, decantan y enriquecen el pensamiento emancipador, pero todos actúan como ruedas sueltas, si acaso formando grupos en portales web, círculos universitarios o agrupaciones académicas, desde donde “lanzan al aire” su producción para que alguien como yo, por casualidad, se tope con una de ellas y ya; pero siempre, aislados de las masas de obreros y campesinos a quienes finalmente debería estar destinada esta rica producción. Mas pareciera que el intelectual revolucionario produjera para que lo conozcan los otros intelectuales, porque quienes combina su trabajo teórico con el trabajo de masas, son muy, pero muy pocos y sobre los hombros de estos recae la responsabilidad de volver hegemónica la ideología revolucionaria. Es urgente que nuestros pensadores revolucionarios se organicen en partidos políticos que estén fuertemente vinculados con el trabajo de masas.