Por Hugo el búho
No todos los calvos son unos miserables. No. Hay calvos bien alhajas, sensibles y con compromiso social. Pero en el país han aparecido una pléyade de calvos, de esos que ni su mamá los debe haber deseado. Calvos desde niños, a los que sus amigos siempre les jugaban bromas, porque, deben haber deducido bajo su inocencia que, aquellos amigos de grandes iban a ser unos calvos hijos de un espermatozoide desmechado.
Y no se equivocaron.
Entre toda la fauna de calvos que existe en el país, sobresalen unos cuantos que, por mérito propio, deben ser nombrados como los calvos más calvaches del mundo calvicho. En resumen, estos calvos de origen nacional, se piensan inteligentes, despiertos, locuaces; pero todos sabemos que son calvos con cabeza de meme.
Lo que se conoce en secreto como la calvocracia.
Estos calvillos tienen una tendencia enfermiza a arrastrarse ante cualquier tipo que ostenta poder. Les encanta ser mimados por bribones de bolsillo heredado. Sienten que les brilla la calva cuando un impresentable con poder les susurra pelitos al oído. Olvidan todo tipo de decencia, de ética, de amor propio. Todo lo hipotecan con tal de ser populares. Ser un calvo con rodilleras es una de sus fantasías más extravagantes.
Y se ufanan de ello mientras les brilla la pelada.
Nunca es bueno nombrarlos de frente porque son calvos resentidos. Y por culpa de estos calvos, la gente -erróneamente- tiende a generalizar, pensando que todos los calvos son unos hijos de espermatozoide calvo, o sea, sin cabello, sin sustancia, sin vitalidad. Pero como estamos en un tiempo en donde no hay filtro, porque de lo contrario los calvos se aprovechan de tanta tibieza, los vamos a nombrar con sumo cuidado. No lo hacemos en orden de calvicie, sino en orden de miseria política. Aunque, pensándolo bien, el orden de calvicie no altera su vileza.
Calvo 1: Gian Carlo LoffredoMinistro de defensa con nombre de capo italiano, a quien se le nota a leguas lo que piensa; o sea medio centímetro de ideas calvas. Es un tipo prepotente y precalvino, que intentó acusar de delincuentes a los niños que los militares abandonaron para ser asesinados. Un calvo que rompe los límites del miserómetro y que piensa que los Derechos Humanos son accesorios vestidos de camuflaje.
Calvo 2: Arturo Magallanes
Se dice periodista deportivo, pero cuando habla parece que siempre está en offside. Su calva es mimética, pues sueña con ser un Gian Carlo del deporte. Repite como poseso el mismo discurso que su héroe Loffredo; pero bueno, ya sabemos que como analista político es un calvo que se ufana de ser un autogol en tiempos extras.
Calvo 3: Juan Esteban Guarderas
Calvo a medias. Por ahí tiene unos cuatro pelos que más parecen haber sido recortados de alguna parte pudorosa. Quiso ser el calvo del año figurando ser el perrito faldero más obediente del poder de turno, pero se descalvó en el camino.
Calvo 4: Ramiro Rivera
Cuando la gente lo oye hablar se tapa la nariz. Exhala un hedor desde su repelente calva, que le viene desde que era diputado, ministro y self service del poder de antaño. Es lo que se dice una momia calva que tiene como obsesión afeitarse la cabeza con monedas de dólar. Un calvinusco que piensa acostarse en su mísero sarcófago con todo lo que les debe a los ex trabajadores de El Comercio. Todo un calvo putrefacto.
Calvo 5: Rafael Cuesta
Representante de los calvos del periodismo rastrero. Cuentan que tiene tatuado a su presidente cerquita de la oreja derecha, con el fin de recordar siempre la voz de quien le ordena qué decir y qué ladrar. Un calvo con caja de resonancia frontal.
Calvo 6: Andrés Castillo
Un tipo de calvo que se le conoce como guarever. Es de los que tienen dibujado la palabra oportunismo en la nuca. Se rocían aceite de oliva en la calva antes de salir a la calle y se duermen con pijama de enanito torero por las noches. Con sobra de merecimientos, un calvo guarever.
En conclusión, los calvos -de los malos- nos quieren gobernar, haciéndonos creer que el enemigo se llama peinilla.
Como siempre Huguito se olvida de otros miserables que van en camino a la calvicie pero recurren a implantes de pelo y son los peores porque han gobernado 10 años, me refiero a Rafael Correone y Jorge Glas.