A Carlos Figueroa y Fernando Villavicencio compañeros de sueños y realidades
“Los radicales de izquierda que no creen en las petroleras, las mineras, el mercado y las transnacionales que se vayan….”
Rafael Correa Sábado 7 /8/2008
“La única forma de gritar, suavito y más contundente es escribir… están haciendo fiesta de intermediación con nuestro petróleo”
Fernando Villavicencio
Petroleras, mineras, mercados, trasnacionales, ¿son creíbles? ¿Merecen nuestra fe? Evidentemente, la derecha es mucho más que un triunfo electoral, es una convicción. En tanto que la izquierda es una duda, Alberto Acosta, incrédulo y ecologista infantil, sin fé en las petroleras, casi muere políticamente. Pero tirapiedras como mis amigos ¡ viven carajo¡ ¡unidos, ateos , herejes , sin misa y sin la basílica del voto nacional … viven y son odiados a carta cabal por no creer en nada, ni siquiera en el amor eucarístico a la víspera de cada domingo.
El anticomunismo actual que persigue a chinos y troyanos confunde anestesia con esperanza y DERECHO con derecho. El DERECHO humano es libertad social para hacer y omitir sin nunca dañar al otro, mientras que el derecho como ley es obligación a cumplir que casi siempre daña al otro. Sinceramente, los derechos humanos son incompatibles con la ley…los derechos humanos se proponen la libertad y no la norma. El derecho legal del poder…es la inminencia de la cárcel.
Vivimos una sintomatología gobernante; exceso de seguridad en lo que se cree y contundencia en lo que se dicta. Todo es mentira al margen de la verdad oficial con sabor a monólogo, donde la amenaza y la cárcel son una coherencia, un filtro que edifica silencios. Al no ser el silencio político, una alternativa de los insumisos, aparecen quienes no callan y hacen escuchar su voz hasta sin sonidos. Siempre la resistencia fue revolucionaria porque fue dialogo sin excusas y El lenguaje es la casa de su ser. La resistencia hace silencios sinfónicos para que luego la melodía se exprese. Los militantes son poetas que se sirven de las palabras, pero también de los silencios. El ritmo de la acción es una métrica que mal sabe calcular las medidas represivas de otros silencios pretendidos por los encarceladores.
El proceso arranca y todos hemos perdido: nosotros que somos los otros del poder hemos perdido el temor a estar solos o a quedarnos callados, los otros nuestros, los adheridos al poder, extienden un silencio que calla y otorga ¿hasta su victoria, siempre? ¡Siempre y cuando, será¡…saludos Asambleísta Jiménez