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viernes, noviembre 22, 2024

LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS OTROS Y EL SILENCIO. por Tomas Rodríguez león

A Carlos Figueroa y Fernando Villavicencio compañeros de sueños y realidades

“Los radicales de izquierda que no creen en las petroleras, las mineras, el mercado y las transnacionales que se vayan….”

Rafael Correa Sábado 7 /8/2008

“La única forma de gritar, suavito y más contundente es escribir… están haciendo fiesta de intermediación con nuestro petróleo

Fernando Villavicencio

 

Petroleras,  mineras,  mercados,  trasnacionales, ¿son creíbles? ¿Merecen nuestra fe? Evidentemente, la derecha es mucho más que un triunfo electoral, es una convicción.  En tanto que la  izquierda es una duda, Alberto Acosta, incrédulo  y   ecologista infantil, sin fé en las petroleras, casi muere políticamente.  Pero tirapiedras como mis amigos ¡ viven carajo¡ ¡unidos, ateos , herejes , sin misa y sin la  basílica  del voto nacional … viven y son odiados a carta cabal por no creer en nada, ni siquiera en el  amor eucarístico a la víspera de cada domingo.

 El anticomunismo actual  que  persigue a  chinos y troyanos confunde  anestesia con esperanza y  DERECHO  con derecho. El DERECHO humano  es  libertad social   para  hacer y omitir  sin nunca  dañar al otro,  mientras que el derecho como ley  es obligación a cumplir  que casi  siempre  daña  al otro. Sinceramente,  los derechos humanos son incompatibles con la ley…los derechos humanos se proponen la libertad  y no la norma. El derecho  legal del poder…es  la inminencia de la cárcel.

Vivimos una sintomatología gobernante; exceso de seguridad en lo que se cree y contundencia en lo que se  dicta.  Todo es mentira al margen de la verdad oficial con  sabor a  monólogo, donde  la amenaza y  la cárcel son una coherencia, un filtro  que edifica  silencios. Al no ser el silencio político, una alternativa de los insumisos, aparecen quienes  no  callan y hacen escuchar su voz hasta  sin  sonidos. Siempre la resistencia fue revolucionaria porque fue dialogo sin excusas y  El lenguaje es la casa de su  ser. La resistencia  hace  silencios sinfónicos para que luego la melodía se exprese. Los militantes son poetas que se sirven de las palabras, pero también de los silencios. El ritmo de la acción es una  métrica   que mal sabe calcular  las medidas represivas de otros silencios pretendidos por los encarceladores.

 El proceso arranca  y todos  hemos perdido: nosotros  que somos los otros del poder  hemos perdido el temor a estar solos  o a quedarnos callados, los otros nuestros, los adheridos al poder, extienden un silencio que calla y otorga ¿hasta su victoria, siempre? ¡Siempre y cuando, será¡…saludos Asambleísta Jiménez

 

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