Correa se mantiene como el político más popular en el Ecuador en décadas, debido en no menor medida a los positivos programas sociales que ha implementado. A su vez, la disparatada oposición carece de líderes tanto desde la izquierda como de la derecha que siquiera pudieran comenzar a acercarse el nivel de popularidad presidencial. En este sentido, Correa está posicionado para ganar las elecciones presidenciales de 2013 con poca dificultad.
Para los movimientos sociales, la potencialidad de Correa representaba un fuerte aliado porque golpeó a las enquistadas bases oligárquicas del poder, y tal vez era lo mejor que ellos podían esperar para esta coyuntura histórica. Sin embargo, como lo nota el sociólogo Jorge León, las relaciones de los movimientos sociales con Correa ?han oscilado entre el completo acuerdo y la extrema oposición?76. Muchos activistas continúan argumentando que Correa no era un verdadero izquierdista, y que ha traicionado aquellas promesas que le habían hecho ganar las elecciones. Una línea alternativa posicionó a Correa como parte de una izquierda urbana, blanca, que nunca tomó en cuenta los asuntos indígenas. Desde dicha perspectiva, la izquierda es tan mala como los gobiernos conservadores cuando estos se volvieron en defensa de los derechos de las comunidades marginalizadas o en lo referente a las consecuencias ecológicas del desarrollo. En respuesta, quienes apoyan a Correa acusaron a los movimientos indígenas de ser títeres, conscientes o no, de partidos locales de derecha y fuerzas externas del imperialismo. El estudioso peruano Alberto Flores Galindo advirtió de los peligros de los movimientos étnicos en su clásico texto En busca de un Inca cuando criticó las ideologías utópicas que invertían las relaciones de explotación en lugar de eliminar los sistemas de explotación en su conjunto77. Como la antropóloga Nancy Postero advierte, imaginar utopías como una ?visión política para el futuro, en vez de un infructuoso retorno a un pasado ficticio? implica ?un duro trabajo de actores creativos en cada era?78.
Fueran intencionales o no, muchas de las políticas de Correa trajeron una cantidad de beneficios desproporcionados para las empobrecidas áreas urbanas que formaron su base electoral, más que las comunidades indígenas rurales que en los 1990´s significaron algunos de los más fuertes retos a los gobiernos neoliberales. Los economistas Juan Ponce y Alberto Acosta cuestionan si las aparentemente positivas tendencias económicas son tan únicas en comparación a la historia reciente ecuatoriana o a más amplios patrones en América Latina, un punto que los datos de la CEPAL subrayan. En particular, los muy altos niveles de pobreza y extrema pobreza en las áreas rurales, y especialmente en las comunidades indígenas, tanto como las inequidades extremas entre áreas rurales y urbanas, molestan a Ponce y Acosta. Mientras que los niveles de pobreza urbana han caído en un 17%, en las áreas rurales continúan extendiéndose en un 50%. Ambos autores cuestionan si las políticas de inversión social y los aumentos salariales son llevados adelante escondiendo problemas estructurales que mantienen a las comunidades indígenas rurales en un estado de empobrecimiento79.
Antes del impresionante ascenso de la izquierda al poder en la primera década del siglo XXI, muchos estudiosos y activistas celebraron la fuerza de los movimientos sociales, particularmente aquellos que demandaban por los derechos indígenas, como un primer engranaje detrás de una expansión de justicia social y derechos democráticos. Cuando una opción electoral repentinamente se convirtió en un camino real y viable al poder, varios observadores también descartaron el importante rol de los movimientos sociales en realizar estos mismos objetivos. Entretanto, activistas de los movimientos sociales y políticos de izquierda quedaron comprometidos con aquello que el periodista Benjamin Dangl llama ?bailando con dinamita?80. La relación entre Correa y los movimientos sociales fue parte de una mucho más larga danza entre diferentes caminos al poder en los cuales las estrategias e ideologías se pusieron en conflicto en la medida en que más coincidían, a menudo con acusaciones en torno a lo que parecía ser una cada vez más amplia y aparentemente insalvable división. Una dificultad constante para los movimientos sociales era cómo retar a Correa desde la izquierda sin fortalecer al enemigo común hacia la derecha. Una serie de protestas, conflictos y desarrollos políticos reflejan las actuales tensiones entre movimientos sociales y el gobierno de Correa.
Minga por el Estado Plurinacional
En la madrugada de 21 de junio de 2010, cientos de manifestantes indígenas arribaron a Quito luego de haber caminado durante once días desde el Puyo en el este amazónico. Ellos explicaban la marcha como una ?minga? por el estado plurinacional, demandando la implementación de cambios progresivos prometidos en la nueva constitución de 2008. Los manifestantes desfilaban por las calles de la capital al despuntar la luz matinal con antorchas para guiarlos en el camino, y luego se reunieron en un día de acciones públicas para presentar sus demandas al gobierno. La minga arribó en el vigésimo aniversario del masivo levantamiento de junio de 1990 que colocó a las propuestas indígenas al frente y al centro de la conciencia política del país. La nueva y joven generación se llamó a sí misma los ?hijos de 1990 – porque estaban pretendiendo continuar con las demandas que les habían legado sus antepasados al llevar hacia las calles la protesta, dos décadas antes. Ahora estaban listos para asumir los roles de liderazgo y tomar gran responsabilidad en los movimientos. Los últimos veinte años habían sido un periodo de tremendas luchas y destacables avances, pero como la minga lo indicaba, los activistas aún estaban luchando para hacer oír sus voces en el ámbito público81.
En 2010 los manifestantes llevaban carteles que declaraban ?No se construye el presente, si no se conoce el pasado?. Hablaban de continuar la lucha siguiendo el camino de los años 1990s, repitiendo el viaje que sus padres y abuelos habían hecho antes que ellos. ?En esa época lucharon por la defensa de nuestros derechos y por nuestro reconocimiento?, dijo el presidente de la CONAIE, Marlon Santi. ?Vimos su lucha y ahora la seguimos?82. En las comunidades a lo largo del camino, municipalidades, iglesias, y movimientos sociales proveyeron a los manifestantes de comida y hospedaje. En sus paradas, los participantes presentaron seminarios de historia de la resistencia indígena desde los 1990s hasta el presente, completándolos con exposiciones de fotos y videos. También organizaron asambleas para discutir propuestas para la construcción de un Ecuador plurinacional como estaba prometido en la constitución de 2008, instando al gobierno para que respete sus territorios y para incluir sus preocupaciones sobre el agua y la soberanía alimentaria que estaban en ese momento bajo consideración en la Asamblea Nacional. Su meta era la construcción de un verdadero estado plurinacional en el cual todos los sectores de la sociedad pudieran participar en los debates y en los procesos de toma de decisión política. También demandaban la limpieza de los ríos Amazónicos que las compañías transnacionales de petróleo, minería y madera habían contaminado.
Luego de arribar a Quito, los manifestantes se concentraron en el parque El Arbolito, el tradicional punto de encuentro para las protestas, y luego procedieron a un encuentro con los representantes de la Asamblea Nacional para discutir la legislación propuesta. La Asamblea respondió aprobando una resolución en ?reconocimiento a la contribución histórica de las comunidades, pueblos y nacionalidades en su lucha de liberación de la opresión, colonización y el neoliberalismo, hacia la construcción del estado plurinacional e intercultural de Sumak Kawsay?. La resolución declaró el 21 de Junio como ?una fecha cívica de conmemoración, en reconociendo a los grandes aportes que ha dado el Movimiento Indígena a lo largo de estos 20 años?83. Inicialmente los manifestantes esperaban presentar a Correa sus demandas de sistema de gobierno plurinacional que garantizara la equidad para todos, el respeto a los derechos indígenas al territorio y la incorporación de sus asuntos en las propuestas de leyes de agua y soberanía alimentaria. Los líderes de la CONAIE, sin embargo, decidieron que esto no tendría sentido y que incluso sería contraproducente intentar reunirse con Correa en el palacio presidencial84. Entretanto, el énfasis de la CONAIE en el vigésimo aniversario de su histórico levantamiento de 1990 atentó contra la unidad que habían venido construyendo con otras organizaciones. La FENOCIN criticó públicamente la marcha y las demandas de remover a Correa de su cargo, en tanto la CONAIE negaba que esta hubiera sido alguna vez su intención85.
Apenas luego de la Marcha por la Minga, los presidentes de Ecuador, Venezuela y Bolivia se reunieron el 24 y 25 de junio en una cumbre del ALBA en la ciudad norecuatoriana de Otavalo. Cerca de 300 delegados indígenas y afro- ecuatorianos participaron del encuentro. Cuatro comisiones discutieron los tópicos relativos a cultura, racismo, cambio climático y tratados internacionales entre los pueblos, con la prioridad de concentrarse en asuntos relativos a los pueblos indígenas y afro-descendientes. David Choquehuanca, el canciller de Bolivia que popularizó el concepto de sumak kawsay, abrió la Cumbre con el panel “Análisis de la transición desde el estado colonial hacia modelos de estado plurinacionales, interculturales y multiculturales”. Alejandra Ocles, una mujer afro-ecuatoriana que era ministra de la Secretaría de los Pueblos, Movimientos Sociales y Participación Ciudadana (SPPC), quien había organizado la reunión, se dirigió al panel acerca del ejercicio de acciones interculturales; derechos económicos, políticos y sociales contra el racismo y la discriminación; e iniciativas públicas frente al cambio climático y los derechos de la naturaleza. “La creación de un estado plurinacional e intercultural va más allá del factor étnico y este requerirá de la contribución de todos los sectores de la sociedad”, dijo. Este tipo de colaboración era necesaria para construir un mundo nuevo y mejor86.
Los presidentes de izquierda firmaron la ?Declaración de Otavalo? para promover los derechos de los pueblos indígenas y afro-descendientes. La Declaración prometía construir sociedades que sostengan sus derechos y protejan a la ?Madre Tierra? a través de estrategias de desarrollo que respetaran el medioambiente. La declaración se comprometió a organizar un encuentro anual de autoridades indígenas y afro-descendientes en los marcos del ALBA como un mecanismo para construir un diálogo intercultural. Al momento de la firma, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo “Tenemos que deshacernos del capitalismo y proteger a la tierra, proteger a la naturaleza?. Correa agregó que el principal desafío era sacar a los pueblos indígenas de siglos de pobreza y explotación. El encuentro finalizó con llamados por la unidad indígena por parte de los tres presidentes87.
Más que celebrar la atención que el acuerdo prestaba a sus intereses, la CONAIE y sus organizaciones miembros se resintieron porque no habían recibido invitación al evento. Se quejaron de que los delegados indígenas que participaron en el acuerdo eran miembros del gobierno en lugar de líderes de movimientos sociales. La CONAIE reclamó que sus posiciones no estaban representadas en el encuentro y que los organizadores nunca les consultaron acerca del contenido de las discusiones. Parecía a la CONAIE que el acuerdo era un retroceso hacia la época indigenista de mediados del siglo veinte, en que se reunían funcionarios del gobierno, líderes religiosos y académicos para organizar encuentros sobre los indios y luego se asombraban frente al interés que los pueblos indígenas mostraban en las discusiones sobre sus propias vidas.
En lugar de participar en el acuerdo gubernamental, la CONAIE organizó una Asamblea Plurinacional alternativa, en la cual sostuvieron sus propias discusiones acerca del cambio climático, la lucha contra el racismo y la discriminación, los derechos de la naturaleza y la diversidad cultural. Como en la Minga, los líderes indígenas enmarcaron este encuentro como parte del legado del levantamiento de 1990. Tres mil activistas marcharon en las calles cantando y bailando canciones tradicionales del Inti Raymi que se celebra el 24 de junio (día festivo de San Juan) en Otavalo. Coreaban que Correa era un racista y un ?falso socialista?. Docenas de policías a caballo intentaron bloquear el camino, lo que llevó al abogado Mario Melo a observar que ?nuevamente, como hace quinientos años, las nobles patas de los caballos se levantaban para aplastar la voz de los pueblos ancestrales en su propio territorio?88. Cuando los manifestantes llegaron a las puertas del encuentro, intentaron ingresar al recinto para entregar el acuerdo escrito a su “hermano indígena” Morales, pero la policía los hizo retroceder. El embajador boliviano salió de la reunión a pedir a los manifestantes que esperen hasta el final del evento para encontrarse con el presidente pero, cansados de esperar, después de dos horas se retiraron. La carta que querían darle a Morales denunciaba al gobierno de Correa y sus intentos de destruir a la CONAIE en un esfuerzo, ellos denunciaban, por mantener a la oligarquía y a los grupos transnacionales en el poder. Los activistas querían transmitir a Morales sus preocupaciones sobre las soluciones al cambio climático basadas en el Mercado, y su oposición a las industrias extractivas que ponían en riesgo a las comunidades indígenas. Llamaban, en vez, a una construcción de un verdadero estado plurinacional, construido en base a los principios del Sumak Kawsay que garantizara la armonía entre humanos y madre tierra89.
Luego de las protestas en Otavalo, el gobierno amenazó con procesar a los líderes indígenas por sabotaje y terrorismo. Un informe policial indicaba que ?un grupo de ciudadanos de raza indígena? irrumpió las líneas policiales fuera del encuentro del ALBA ?gritando consignas que atentan contra la seguridad del orden público?, y que en el forcejeo resultante tomaron las esposas de un oficial. Melo sostuvo que las investigaciones penales fueron motivadas políticamente porque las protestas habían atraído la atención internacional hacia el hecho de que el gobierno de Correa había excluido de las discusiones políticas a quienes estarían más directamente afectados por sus políticas. Los cargos fueron designados, notó Melo, para ?amedrentar y desmovilizar a las organizaciones y sus líderes?90. Santi llamó a dichos cargos ridículos, y optó por responderle ?No hemos actuado de alguna manera por la cual debamos ser acusados de nada?. El presidente de Ecuarunari Delfín Tenesaca declaró: ?Lo único que hemos hecho es demandarles respeto a los pueblos indígenas y a sus organizaciones?91. La CONAIE y Ecuarunari declararon “que la demanda al no tener respaldo jurídico muestra claramente que se trata de una persecución política al Movimiento Indígena en general y a los dirigentes en particular, por el simple hecho de discrepar con las políticas del gobierno”. Le recordaron al gobierno que la constitución reconocía el “derecho a la resistencia” cuando los derechos fueran amenazados, y sostuvieron que “es ridículo e inadmisible que dirigentes y luchadores sociales sean criminalizados por el simple hecho de pensar de manera distinta a los nuevos gobernantes de turnos”. Las organizaciones indígenas argumentaron que los procesos judiciales ?no hace otra cosa que evidenciar la bajeza de espíritu de los gobernantes y una grave amenaza para la democracia y la paz de los y las ecuatorianas?92. Los cargos apuntaban a una profunda ruptura entre los movimientos sociales y el gobierno.
Correa respondió duro a estas críticas a su proyecto político. El presidente acusó a la CONAIE de “separatismo” y de jugar a favor de la derecha política. Justificó su accionar represivo argumentando que en los territorios de Zulia en Venezuela y la Media Luna en Bolivia, los grupos reaccionarios conspiraban contra la estabilidad de los gobiernos progresistas, y que los disidentes indígenas estaban inadvertidamente sosteniendo sus ataques. Los movimientos indígenas, y en particular la CONAIE, se habían convertido en aliados involuntarios de la derecha reaccionaria. El presidente venezolano, Hugo Chávez, criticó la protesta de manera similar, estableciendo que él no podía entender una protesta contra el gobierno de Correa y que debía tratarse de una infiltración de la CIA en las organizaciones que se definen a sí mismas como parte de la extrema izquierda. Los activistas negaron que este fuera el caso, y los militantes más políticamente juiciosos reconocieron el peligroso juego de creer que ?el enemigo de mi enemigo es mi amigo?. No obstante, la cuestión sí recordó quién tenía más que ganar con un presidente débil, y la respuesta no era precisamente el movimiento indígena.
El gobierno indicó que estaba investigando a más de treinta líderes de movimientos sociales por cargos de terrorismo y sabotaje, no solo por las recientes protestas en Otavalo sino también por protestas previas contra la minería de oro y cobre y contra la privatización del agua. También reabrieron viejos casos que habían sido previamente archivados. Entre los numerosos activistas que enfrentaron cargos por oposición a las políticas extractivas del gobierno, siete miembros de la comunidad Cochapata, en Azuay, fueron sentenciados a ocho años de prisión por sabotaje y terrorismo. En total, cerca de 200 activistas enfrentaron cargos por terrorismo, en buena parte por organizar protestas contra las políticas extractivas.
El caso más destacable fue el de los cargos que cuatro líderes indígenas –el presidente de la CONAIE Marlon Santi y el vice presidente Pepe Acacho, el presidente de Ecuarunari Delfín Tenesaca, y el presidente de la FICI Marco Guatemal— enfrentaron por liderar marchas de protesta contra la ley de aguas propuesta en abril de 2010 y el Acuerdo del ALBA en junio de 2010. ?Este gobierno ha declarado la guerra contra los pueblos indígenas?, declaró Tenesaca mientras denunciaba los cargos como un mecanismo de control social93. Luego de pasar 17 días en prisión, el 10 de noviembre de 2011, Guatemal fue declarado inocente de los cargos. Saludando su liberación, Tenesaca declaró que el movimiento permanecería en alerta hasta que los otros 203 activistas que enfrentaban cargos fueran también sobreseídos94. El rechazo del gobierno a reconocer los derechos de los pueblos indígenas como estaban codificados en la Constitución de 2008 generó la condena de Amnistía Internacional95. Una profunda y creciente división emergió entre las políticas extractivas de Correa y los conceptos indígenas de sumak kawsay. Desde una perspectiva indígena, estos conflictos conciernen no solo a factores materiales de economías agrarias y problemas medioambientales, sino también a enfrentamientos ideológicos que amenazan a las cosmologías indígenas.
En respuesta a los cargos penales, Pachakutik comenzó a preparar una demanda contra Correa por “etnocidio, genocidio, xenofobia y racismo”96. Reportes preliminares de una Comisión de la Verdad también mostraron un creciente número de abusos contra los derechos humanos bajo la administración de Correa. “En lugar de ayudar a poner sobre la mesa los puntos de diferencia sobre el manejo de los recursos naturales”, comenta la periodista Jennifer Moore, “la reciente ola de investigaciones penales contra líderes de movimientos sociales como Santi representa un mayor afianzamiento de estos conflictos” 97. Alberto Acosta sostiene que estas acusaciones de terrorismo y sabotaje contra los activistas son una “tremenda vergüenza”, y que “no tienen base en la justicia ni en un sistema judicial democrático”98. Los activistas de los movimientos sociales negaron que fueran terroristas, y en lugar de ello argumentaron que era el gobierno de Correa el que utilizaba estrategias de las dictaduras militares fascistas, que usaban la represión para sembrar terror y paralizar la capacidad de la gente en organizarse para defender sus derechos. El resultado final de las acciones de Correa era detener a los procesos de cambio social99.
?Lo que puede verse son las primeras grietas en el Estado Plurinacional, un edificio que aún no ha sido completamente construido? observó el periodista Raúl Zibechi. ?Estas grietas están apareciendo porque existe una potente disputa de poder. Los pueblos originarios no tienen razón para aceptar el marco del Estado Nación, que es la base en que se edifica el Estado Plurinacional?. Zibechi criticó tanto a Correa como a Morales por caer en el mismo tipo de tácticas de acoso que los conservadores usaron en el siglo veinte para denunciar a los activistas de movimientos sociales como parte de una ?subversión internacional comunista? que era financiada por el ?oro de Moscú?. Zibechi argumenta que los presidentes están equivocados en creer que los activistas indígenas estaban siendo manipulados y que las influencias en ellos provenían desde fuera del país. Tales acusaciones tienen implicancias racistas de que los activistas indígenas eran incapaces de llevar adelante una lucha propia mientras al mismo tiempo distraen la atención de los problemas reales y urgentes de las inequidades económicas y del cambio climático100. El ataque de Correa a los movimientos indígenas también llevó a un aumento de incidentes racistas, al mismo tiempo que las acciones del presidente animaron a sus seguidores a descargar sus frustraciones hacia los pueblos indígenas, quienes en las últimas dos décadas habían tan a menudo trastocado el funcionamiento de la sociedad con sus protestas sociales organizadas.
Correa vio la mayor amenaza a su gobierno y a las promesas de éxito de lo que él llamó el socialismo del siglo veintiuno, no proveniente desde la largamentedesacreditada oligarquía conservadora sino desde los activistas de los movimientos sociales a quienes él repetidamente ridiculizaba como una izquierda fundamentalista e infantil que quería ?todo o nada?. Para Correa, tal ?absolutismo era el mejor aliado del statu quo?. Él condena a “los ambientalistas de izquierda” que “quieren detenernos de extraer nuestros recursos naturales”. Ha dicho que quieren reducir el Ecuador a “mendigos sentados en una bolsa de oro”101. El presidente de la CONAIE, Marlon Santi, contestó que “el socialismo del siglo 21 del cual habla Rafael Correa no es socialismo, sino un engaño; una réplica de las prácticas neoliberales y clientelares de los pasados gobiernos; ni la izquierda ni el socialismo pudieron acordar en incluir a los pueblos indígenas, sino que ambos estuvieron de acuerdo en destruirlos” 102. La CONAIE atacó directamente a la agenda desarrollista del presidente. “He oído el discurso de Rafael Correa”, dijo Santi “de que estamos sentados en una montaña de oro y que sería estúpido no explotarla. Pero este es un pensamiento de corto plazo, pensando solo en el presente. ¿Qué ocurre con el futuro?” La oposición sostuvo que las políticas de Correa difieren poco de sus predecesores. “Es un simple caso de cambio de máscara”, continuó Santi. “El socialismo del siglo 21 no es un socialismo comunitario que respeta los derechos indígenas. Es una copia del capitalismo occidental, que era claramente un fracaso. Es un nuevo tipo de capitalismo en América Latina. Y también está probando que será un fracaso”103. En su lugar, Santi imagina un nuevo mundo construido en base al respeto de los derechos de la naturaleza.
Los notorios arrebatos cáusticos de Correa contra sus oponentes no ayudaron a la situación. En lugar de tomar seriamente las demandas indígenas, buscó culpar a otros por instigar a la disidencia. En particular, criticó a las ONG´s por generar problemas. “Vienen estos gringuitos con la panza bien llena a convencer a los indígenas de que no se puede extraer el petróleo, ni operar las minas” dijo Correa.
“Le pasan plata a los indígenas, cuando logran su objetivo se van y los indígenas quedan más pobres que antes”. En particular, él criticó a la CONAIE por trabajar con grupos internacionales de oposición a la minería. Correa ha dicho que expulsará a cualquier ONG que ayude a organizaciones indígenas en su lucha contra la extracción del recurso104. En julio de 2012, Correa continuó con sus amenazas y echó a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), incluso a pesar de que grupos pro-Correa habían también recibido fondos para el desarrollo de sus organizaciones. La crítica a las ONG´s tiene un cierto grado de legitimidad. Los movimientos sociales estaban al tanto del peligro de que las ONG´s secuestren sus agendas radicales, a menudo por medio del control de sus fuentes de financiamiento. Es la misma crítica que la CONAIE también ha sostenido y denunciado a ese tipo de ONG´s, en este sentido que en el 2006 sacó una lista de ONG´s conservadoras y de derecha que promovían el TLC dentro de las comunidades. Una crítica común es que las ONG´s estaban más preocupadas por mantener su viabilidad institucional que por realizar transformaciones sociales radicales y las soluciones que los movimientos sociales demandaban. No fue sin bases que Correa temiera que las ONG´s pudieran dirigir a los movimientos sociales en un curso conservador y entonces socavar la dirección de izquierda en la cual él intenta llevar a la revolución.
Referéndum
El 15 de enero de 2011, en el cuarto aniversario de su presidencia, Correa propuso un referéndum constitucional con el fin de implementar reformas para profundizar su revolución ciudadana. El 7 de mayo de 2011, los votantes prácticamente aprobaron diez reformas constitucionales, judiciales, políticas y sociales. En las preliminares de la votación, más que una contienda sobre cada tema específico, varios observadores tomaron la elección como un plebiscito de los cuatro años de Correa en el poder, una prueba de su popularidad, y de sus perspectivas para ganar la reelección en 2013. Para Correa, una fuerte racionalidad política subyace a su decisión de llamar al referéndum. Continuando con el aumento de popularidad posterior al levantamiento policial fallido del 30 de septiembre, una contundente victoria en el referéndum reafirmaría la legitimidad presidencial y lo mantendría en el poder. Las encuestadoras inicialmente indicaban que Rafael Correa se había alejado de sus seis victorias electorales consecutivas. En lugar de ello, la estrecha victoria desafiaba el mito que se había alzado en torno a que Correa era un líder invencible de la marea rosada que estaba barriendo a lo largo de América Latina. La visibilidad del referéndum llevó las tensiones entre Correa y los movimientos sociales a la superficie105.
El referéndum comenzó como un particular asunto en torno a la reforma del código penal para extender el periodo de detención previa al juicio para criminales con el objeto de administrar los asuntos de seguridad pública, pero luego se expandió hacia diez temas más de amplio margen de significancia. Además de las reformas constitucionales diseñadas para revisar un sistema judicial que Correa vio como corrupto e ineficiente, y la limitación para que no coincidan propietarios de los grandes medios de comunicación con el sector bancario, un segundo grupo de preguntas intentaba prohibir las apuestas, y las corridas de toros y peleas de gallos. En particular, la pregunta sobre la propiedad de los medios de comunicación estaba vinculada con la continuidad de Correa en el poder porque la prensa se mantenía firmemente en manos de la oligarquía tradicional y era sólidamente opositora al gobierno.
En tanto el referéndum del 7 de mayo se acercaba, una variedad de campañas tanto a favor como en contra del mismo protagonizaron la escena. Aunque la oligarquía se opuso a cualquier cambio que hiciera Correa, algunos de los más serios opositores provinieron desde sus ex aliados quienes habían resultado crecientemente desilusionados con el creciente autoritarismo de su gobernante. Cuatro diputados y dos ministros de su gabinete, incluyendo a Alexandra Ocles, abandonaron la coalición política de Correa. Estos disidentes efectuaron un posicionamiento en el cual indicaban que mientras ellos acompañaban los cambios positivos en Ecuador, Correa ?no puede exceder sus funciones: en el ejercicio del poder, nosotros debemos reconocer límites?. Por esta razón, ellos se opondrían al referéndum106. Alberto Acosta organizó un movimiento llamado Montecristi Vive en alianza con la CONAIE y el MPD para oponerse al referéndum. En la ciudad costera de Guayaquil, el ex ministro del interior Gustavo Larrea creó un movimiento paralelo llamado Iniciativa Ciudadana. Estos ex aliados criticaron el referéndum por traicionar los principios de su proyecto político, mientras Correa los atacaba como oportunistas que se habían unido a la partidocracia, y denunciaba sus acciones como una traición personal hacia su gobierno. Acosta replicó que a pesar de que apoyaba los referéndums y coincidía con algunos de los temas a consultar, se oponía a los intentos de Correa de desdibujar las divisiones entre las tendencias del gobierno. En particular, debatía en defensa de la independencia de la Justicia. De manera similar, muchos movimientos sociales se opusieron al referéndum a pesar del hecho de que incluía algunos aspectos que deberían ser profundamente atractivos para la izquierda. Dos de las preguntas criminalizaban de la riqueza no justificada y requerían registrar a sus empleados en el Instituto de Seguridad Social, precisamente el tipo de políticas que beneficiaban a los sectores pobres y marginalizados. Al hacer el referéndum, en líneas generales la agenda de gobierno de Correa, con énfasis principalmente en políticas económicas y sociales diseñadas para beneficiar a los sectores más marginales y explotados de la sociedad, habría ganado el apoyo entusiasta de la mayoría de la población. Los opositores tanto hacia la izquierda como hacia la derecha temían que Correa estuviera utilizando las altas tasas de crecimiento del crimen como una justificación para expandir su poder ejecutivo, incluyendo el intento de llenar las cortes judiciales con sus. Ellos apuntaron que la concentración de poder en sus manos solo serviría para retroceder en la expansión de democracia directa tal como figuraba en la progresista constitución de 2008. De todos modos, la derecha clásica como Jaime Nebot del Partido Social Cristiano y Abdalá Bucaram del Partido Roldosista Ecuatoriano pese a su anunciada negativa a la consulta, no se inscribieron en el Consejo Electoral para hacer campaña y callaron durante la misma. Para los movimientos sociales, el intento del gobierno para mejorar la seguridad pública significaba poco más que una criminalización del disenso, un temor que ya era una realidad para los activistas indígenas que enfrentaban cargos de sabotaje y terrorismo por oponerse a las políticas extractivas.
El interrogante que ganó la más amplia atención en el referéndum de mayo de2011 era el que buscó limitar el control de la oligarquía sobre los medios de comunicación. Mientras los conservadores arremetieron con un enérgico alegato por la libertad de prensa, luego de haber perdido el control sobre el proceso político como ocurrió en Venezuela y Bolivia, el control oligárquico de los grandes medios representaba la más fuerte y estridente arma en su batalla contra las políticas gubernamentales. Estaban sólida e incluso irresponsablemente opuestos al actual gobierno, y se convirtieron en el principal vehículo para el avance de los intereses económicos de los más ricos. Los gobiernos de la nueva izquierda en América Latina aprendieron que la implementación de sus objetivos de política requería un uso creativo de los medios para comunicar sus mensajes al público. Chávez, por supuesto, tomo la delantera en Venezuela al responder en esta guerra informacional con Aló Presidente, y Correa continuó con su Enlace Sabatino. Correa fue particularmente agresivo en su uso de los medios, expandiendo drásticamente el número de medios propiedad del gobierno en un intento por emitir su mensaje. Esta expansión se alcanza gracias al significativo aumento de la inversión oficial en publicidad, desde dos millones de dólares bajo el período de gobierno anterior hasta 129 millones de dólares en 2012. En dicho proceso, Correa dejó sin oyentes a las estaciones de radio comunitarias e independientes tales como La Luna que habían jugado un rol tan central en las protestas callejeras de abril de 2005 cuando fue removido del poder Lucio Gutiérrez.
Críticos a los gobiernos populistas radicales se quejan de su decadente autoritarismo y de los aspectos represivos, aunque como nota Ellner estos críticos son demasiado exagerados107. En Ecuador, el más notorio caso fue la demanda que Correa realizó contra El Universo por difamación y calumnias en sus editoriales contra sus acciones como presidente. Aunque el caso salpicó a la izquierda en la línea de si la libertad de expresión era igualmente defendible en estos casos, muchos en los movimientos sociales de izquierda reconocieron estas libertades individuales y liberales como un tipo de problema no estructural para la sociedad. Más que construir una alianza común en torno del tema de los desafíos que Correa alegaba contra la libertad de prensa, muchos de los izquierdistas de los movimientos sociales no tuvieron mucha paciencia con las críticas conservadoras al gobierno de Correa. Viviendo en un confortable exilio auto-impuesto en Florida, el editor de El Universo
107 Steve Ellner, “The Distinguishing Features of Latin America’s New Left in Power?, Latin American
Perspectives 39, no. 1 (enero 2012): 96-114.
Emilio Palacio difícilmente conquistó la venia de las comunidades marginales y los movimientos sociales organizados. En vez, estos temas solo subrayan los intereses privados de la saludable clase capitalista.
Marcha Plurinacional por la vida, el agua y la dignidad
Miles de marchistas indígenas llevando una gigante whipala arribaron a Quito el 22 de marzo de 2012 (Día Mundial del Agua) luego de dos semanas de la Marcha Plurinacional por la vida, el agua y la dignidad de los pueblos. La marcha comenzó el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en el cantón de El Pangui al sur de la provincia de Zamora Chinchipe, viajando alrededor de 700 kilómetros hacia la capital. Se trataba de una marcha en oposición a los planes del gobierno de comenzar con minería a gran escala, tanto como para defender la nueva constitución contra los ataques neoliberales y presionar para que se aprueben las leyes de agua y revolución agraria. Los manifestantes sostenían que la minería agotaría y contaminaría las fuentes de agua, y que las comunidades no habían sido apropiadamente consultadas acerca de los impactos ambientales de los proyectos. El 5 de marzo, justo antes de que la marcha comenzara, Correa firmó un contrato por $1.4 billones con la Compañía China Ecuacorriente para iniciar la explotación minera a cielo abierto de cobre. El Mirador minero planeado media dos kilómetros de largo y 800 metros de profundidad, y sería el primer proyecto minero a gran escala del Ecuador. Mientras Correa calificaba al contrato como uno de los mejores alguna vez negociados, los manifestantes estaban preocupados por las consecuencias negativas a nivel ambiental que implicaba expandir la extracción de recursos. Correa indicó que los proyectos mineros ayudarían a financiar proyectos de desarrollo, incluyendo carreteras, escuelas y hospitales. “No podemos ser mendigos sentados en sacos de oro?, proclamó Correa cuando firmó el contrato108.
El gobierno de Correa organizó una contra-demostración en ambas marchas, tanto la del 8 como la del 22 de marzo, con ambos lados dando estimativos aproximados y confusos sobre sus respectivas marchas, argumentando que las propias eran más grandes y significativas que las otras. Correa se jactaba de que el gobierno había vencido a la protesta indígena porque su marcha era mucho más grande, y que en el pasado las marchas de la CONAIE habían sido mucho más grandes que la actual. Correa alternativamente minimizaba la marcha de la CONAIE como insignificantemente pequeña y la encuadraba como el más grande desafío a su gobierno. En lo que muchos manifestantes tomaron como una caracterización despectiva y racista, Correa denunció a la marcha como una de ?plumas y ponchos?. Cuando el gobernador de Azuay Paúl Carrasco recibió a la marcha en su provincia con una bebida simbólica para Salvador Quispe, uno de los líderes de la marcha y gobernador de Zamora Chinchipe, el periódico gubernamental El Ciudadano respondió con tonos racistas que luego de 520 años de colonización los pueblos indígenas aún eran motivados por el alcohol.
Para ser claros, la marcha de la CONAIE fue mucho más pequeña que muchas de aquellas masivas protestas de los años 1990s. Pero las promesas de Correa de movilizar cien veces más entre sus partidarios que los que movilizaba la marcha de la CONAIE, resultó finalmente mucho menor de aquella meta. En otro sentido, la marcha de la CONAIE fue mucho más significativa porque persistió durante dos semanas en vez de reunir sus fuerzas únicamente los días 8 y 22 de marzo como lo hizo el gobierno. Incluso, el gobierno pudo movilizar sus fuerzas gracias a la infraestructura gubernamental incluyendo la provisión de buses para el transporte de sus partidarios. En tanto, la CONAIE enfrentó numerosos obstáculos, incluyendo el rechazo gubernamental de autorizar que los buses se desviaran de sus rutas asignadas para transportar a los manifestantes, controles policiales, infiltración policial en la marcha, y una fuerte propaganda ofensiva.
El 20 de marzo, organizaciones pacíficas, incluyendo a la FENOCIN, se agruparon en la Red Agraria y se presentaron ante la Asamblea Nacional con un petitorio en apoyo a su propuesta de legislación agraria que limitaría el tamaño de los latifundios con el objetivo de señalar los problemas con la distribución inequitativa de la tierra. FENOCIN se había vuelto crecientemente distante del gobierno por sus políticas agrarias y sobre el agua. FENOCIN planeaba sostener su propia demostración llamando a una revolución agraria, pero finalmente apoyó silenciosamente la marcha de la CONAIE.
El 22 de marzo, el gobierno organizó concentraciones en diferentes partes de la ciudad para oponerse a la marcha indígena, incluida la que se organizó en el parque El Arbolito, el tradicional punto de encuentro para las protestas indígenas en Quito. En el curso de un día, Correa dio discursos a sus partidarios en las plazas de la Independencia, en San Francisco y en Santo Domingo. Repitió los temas comunes: que la marcha era un fracaso, que sus partidarios habían derrotado a los golpistas y que estaban defendiendo la democracia, en tanto repetía el eslogan de la guerra civil española: No Pasarán. Correa clamó que los movimientos indígenas radicales eran aliados de la extrema derecha, de los banqueros y de la prensa corrupta. Todo su discurso implicaba que los manifestantes indígenas habían sumado sus fuerzas a grupos golpistas fascistas, si es que no estaban siendo ellos mismos los instigadores del golpe, al organizar una demostración contra el gobierno. Al homogeneizar a todos sus oponentes en vez de distinguir sus perspectivas políticas radicalmente diferentes, Correa intentaba desacreditarlos y distraer la atención de los problemas más serios.
El presidente de la CONAIE, Humberto Cholango, negó categóricamente que la marcha estuviera tratando de desestabilizar al gobierno, o que fueran aliados de la derecha política. De hecho, la CONAIE se negó a colaborar con partidos políticos conservadores que también se oponían al gobierno. ?Queremos decirle al presidente de la República?, declaró Cholango, ?que nuestras luchas son luchas revolucionarias, auténticas del pueblo y no son financiadas absolutamente por ningún fascista ni ninguna empresa ya que jamás nos vamos a juntar con los sectores de la derecha ecuatoriana?109. Más que desestabilizar al gobierno, el objetivo era forzarlo a escuchar sus protestas contra la minería y la defensa del derecho al agua. ?No somos líderes de un golpe de estado, no queremos derrocar al gobierno?, reiteró Quishpe, “pero vamos a inundar Quito con gente que no quiere nuestra agua contaminada”110.
Una vez llegados a Quito, los manifestantes entregaron a la Asamblea Nacional un petitorio que concluía diecinueve demandas. En líneas generales, estas demandas fueron agrupadas en torno de cuatro temas: (1) resistencia a la minería y defensa del agua y de la vida; (2) oposición a la represión política y a la criminalización de las luchas sociales; (3) denuncia de las tendencias autoritarias del gobierno y demanda por consulta previa antes de iniciar la extracción minera en territorios comunales; y (4) la demanda por una revolución agraria. Ante todo, sin embargo, la marcha insistía en el cumplimiento de lo estipulado en la constitución para la defensa de los derechos de la naturaleza, algo que los activistas indígenas y medioambientalistas demandaban que el gobierno había violentado en favor de las políticas de explotación minera a gran escala111.
Al organizar la marcha, la CONAIE intentó recuperar su alguna vez hegemónico rol de liderazgo de los movimientos de protesta social. En tanto no estuvo ni cerca de desafiar la solidez de Correa en el poder, sí asumió el importante rol que los movimientos sociales juegan en democracia: abrió el debate, colocó serios temas sobre la mesa, y presionó al gobierno a responder sobre aquellos asuntos de aquellos cuyas voces de otra manera no hubieran sido oídas. El hecho de que Correa fuera forzado a movilizar amplios recursos gubernamentales para responder a la marcha, indica que los movimientos sociales fueron capaces de articular los intereses de las poblaciones marginadas. En este sentido, CONAIE recuperó de hecho su histórico rol político alzando temas de agenda política que son importantes para el país, y en el proceso también lograron devolver la central importancia que tienen los movimientos sociales para llevar al país por encima de las políticas económicas neoliberales.
Bailando con dinamita
En una conversación con el politólogo Jeffery Webber, el reconocido referente de la lucha por los derechos indígenas Luis Macas señaló la importancia de equilibrar la defensa de las identidades étnicas con la necesidad de profundizar los cambios estructurales en la sociedad. ?Ninguna lucha es aislada?, dijo Macas. Más que eso, el éxito requiere de ?una diversidad de procesos sociales, de procesos políticos históricos?. En particular, llevar adelante estos cambios requiere tanto trascender las mentalidades coloniales como acabar con el modelo capitalista. ?Si no destruimos ambos?, declaró Macas, ?alguno de ellos perdurará?. Desafortunadamente, ?Correa no ha superado su mentalidad colonial?. El problema de acuerdo a Macas no era el racismo, o en todo caso el problema era mucho más profundo que la raza. Correa quería liquidar al movimiento, no porque fueran indios quienes lo condujeran sino porque se pusieron en el camino del modelo de desarrollo que él quería implementar en el Ecuador. Él fue incapaz de imaginar un modelo diferente, uno que no estuviera basado en la explotación de recursos naturales sino en la vida en armonía con el mundo que lo rodeaba. El imperialismo necesita ser destruido, argumenta Macas, pero ¿qué sentido tiene la destrucción del imperialismo si es únicamente reemplazado por un tipo similar de modelo de desarrollo geopolítico eurocéntrico y antropocéntrico que ahora surge del sur global en lugar de hacerlo desde el norte industrial, pero que aún continua enriqueciendo sólo a unos pocos en lugar de enriquecer a toda la sociedad? ?El imperialismo solo alcanzará la muerte a manos de las luchas sociales?, declaró Macas. Pero la criminalización de las luchas sociales indica que el gobierno de Correa fue fundamentalmente más cercano a la derecha populista que a una izquierda popular112.
Algunos analistas dudaron que las divisiones en la izquierda pudieran ser fácilmente reparadas. El historiador Pablo Ospina señala cinco factores que llevan hacia la ruptura entre Correa y los movimientos sociales organizados, y ninguno de ellos podría ser fácilmente resuelto. Primero se encuentra la insistencia de Correa en basar sus planes de desarrollo en industrias extractivas. Muchas organizaciones no estaban clamando por el fin de la extracción petrolera, sino que se oponían a los nuevos planes de minería a gran escala que aparentemente contradicen lo que la constitución sostiene en torno del Sumak Kawsay. En segundo lugar, estaban estancados los planes para las nuevas políticas agrarias. El gobierno prometió implementar una revolución agraria, pero no hizo ningún progreso en esa dirección. En tercer lugar, las políticas laborales, y las actitudes de Correa que ven a los sindicatos de trabajadores como opuestas a la eficiencia, la modernización y a la meta mejorar la calidad de los servicios públicos. Cuarto, los diferentes conceptos de estado, y en particular sobre el rol de la participación social en las decisiones de política pública. Finalmente, estaban las acciones hostiles de Correa frente a las movilizaciones sociales independientes. Ospina nota que la tensión no estaba dada inicialmente por las declaraciones antagonistas de Correa, sino por las consecuencias de contar con doscientos activistas de base enfrentando cargos de terrorismo y sabotaje por oponerse a las políticas extractivas del presidente. Correa parece estar decidido a destruir cualquier movimiento social organizado que pudiera potencialmente encarnar una oposición a su gobierno. Con casi la totalidad de la clásica y ortodoxa izquierda unida a varios movimientos sociales en abierta revuelta contra el gobierno de Correa, la marxista chilena Marta Harnecker arribó a Quito en agosto de 2011 y abogó por la unidad. Ella temía que estas divisiones internas solo fortalecieran y abrieran el espacio para la oligarquía conservadora, y que el proceso político que se desarrollaba en Ecuador enfrentaría el mismo final trágico que el gobierno de Salvador Allende encontró en Chile en 1973113. Un peligro constante para los movimientos sociales era que ellos consintieran que lo perfecto fuera el enemigo de lo bueno.
Emir Sader advierte a los movimientos sociales de lanzar ataques frontales hacia gobiernos amigables, y equivocar un aliado vacilante con un enemigo. A pesar de sus moderadas y contradictorias políticas, Sader sostiene que estos nuevos gobiernos son demostrablemente mejores que sus predecesores neoliberales de derecha, al menos por la razón de que han rechazado los tratados de libre comercio y por su acercamiento a políticas de redistribución social. Él urge a los movimientos sociales a reconocer los avances positivos, y a aliarse con el sector progresista de estos gobiernos con el objetivo de fortalecer a estos sectores y concentrar el ataque a la hegemonía del capital financiero. Sader denuncia una posición doctrinaria y ultra- izquierdista que infinitamente critica a los gobiernos de centro izquierda sin captar la realidad concreta. La tarea, reclama Sader, es criticar al gobierno por sus errores pero también apoyarlo en sus maniobras positivas y hacer un frente común contra la derecha. En tanto reconoce la importancia de la resistencia de base, Sader también señala la necesidad de comprometer a las estructuras de poder. Aunque estas luchas políticas son difíciles y están minadas por complejos compromisos y contradicciones, Sader reclama que si los movimientos sociales retroceden hacia lugares anónimos se aislarán y auto marginalizarán hasta la irrelevancia114.
Las contradicciones y las soluciones de compromiso que los activistas ecuatorianos enfrentaron fueron parte de un más amplio dilema que buena parte de la izquierda de América Latina, tanto como otras alrededor del mundo, confrontó. Una dificultad constante era cómo presionar al ala izquierda de Correa hacia una más inclusiva y participativa forma de gobierno sin fortalecer al enemigo común a la derecha. Al promulgar muchas políticas favorables, incluyendo más significativamente a una nueva y progresiva constitución que encarna el largamente sostenido objetivo de la CONAIE de declarar al Ecuador como un Estado Plurinacional, Correa indiscutiblemente hizo más por las comunidades marginalizadas que ningún otro presidente en la historia del Ecuador. Esto lleva a la irónica situación en la cual la CONAIE siente una falta de influencia y pelea por ser oída en un gobierno que aparentemente debería ser su mejor aliado. El diálogo nunca fue una de las fortalezas de Correa, pero continúa posicionado para traer otros beneficios a los movimientos sociales del Ecuador. Frente a una situación aparentemente irresoluble, subyace en la responsabilidad de ambientalistas, comunidades rurales, movimientos sociales, y la izquierda en general el presionar a Correa en una dirección positiva para construir formas de gobierno más inclusivas y participativas.
NOTAS
74. La tasa de pobreza descendió desde casi 37% cuando Correa asumió en 2007 a un 32.8% en 2010 y cuatro puntos más en 2011, hasta los 28.6%, es decir, un total de nueve puntos durante sus primeros cinco años en el poder. El desempleo cayó del 6.1 a 5.1% en 2011, con un subempleo en descenso desde un 47.1 a 44.2%. El coeficiente de Gini que mide la desigualdad, también mejoró desde el 0.54 al
0.47 en 2011 (ver Instituto Nacional de Estadística y Censos, INEC), “Pobreza por Ingresos” http://www.inec.gob.ec/estadisticas/?option=com_content&view=article&id=65&Itemid=35, 2012). La Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL) informó que junto a Perú, Ecuador fue el más exitoso en reducir la pobreza en 2010. A pesar de los destacables aumentos en el gasto social per cápita, Ecuador aún se mantiene significativamente por detrás de los promedios regionales y no se acercó a la suma oficial de inversión social en Cuba (ver Comisión Económica para América Latina y Caribe, CEPAL), Panorama Social de América Latina 2011 (Organización de las Naciones Unidas: Comisión Económica para América Latina y Caribe, CEPAL, 2011, 12).
75Jayati Ghosh, “Could Ecuador be the most radical and exciting place on Earth?” Guardian, 19 de enero de 2012.
76 Jorge León Trujillo, “Las organizaciones indígenas y el gobierno de Rafael Correa?, Íconos 37 (mayo 2010): 17.
77 Alberto Flores Galindo, Buscando un inca: Identidad y utopía en los Andes (Lima: Instituto de Apoyo Agrario, 1987).
78 Nancy Postero, “Andean Utopias in Evo Morales’s Bolivia”, Latin American and Caribbean Ethnic Studies 2, no. 1 (abril 2007): 21, 22.
79 Juan Ponce y Alberto Acosta, “La pobreza en la ?revolución ciudadana? o ¿pobreza de revolución?” Ecuador Debate 81 (diciembre 2010): 7-20; ECLAC, Panorama Social de América Latina 2011.
80 Benjamin Dangl, Dancing with Dynamite: States and Social Movements in Latin America (Oakland: AK Press, 2010). También ver Gary Prevost, Carlos Oliva Campos, y Harry E. Vanden, ed., Social Movements and Leftist Governments in Latin America: Confrontation or co-option? (London: Zed Books, 2012).
81 Marc Becker, “The Children of 1990?, Alternatives 35, no. 3 (julio-septiembre 2010): 291-316.
82. “La CONAIE celebra 20 años del levantamiento con una marcha?, El Comercio (Quito), 14 de junio de 2010, 4.
83. Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), ?Pachakutik Denuncia Criminalización?, Quito, 1 de julio de 2010, http://www.conaie.org/component/content/article/26- pachakutik/74-pachakutik-denuncia-la-criminalizacion-de-las-actividades-del-movimiento-indigena.
84. “La marcha llegará a Quito este lunes?, El Comercio (Quito), 19 de junio de 2010, 5; “La marcha
indígena llego ayer a Quito?, El Comercio (Quito), 20 de junio de 2010, 3.
85. “La FENOCIN cuestionó a dirigentes de la CONAIE?, El Comercio (Quito), 18 de junio de 2010, 3.
86. ?ALBA Summit Begins in Ecuador?, Cuban News Agency, 24 de junio de 2010, http://www.cubaheadlines.com/2010/06/25/22270/alba_summit_begins_ecuador.html.
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88. Mario Melo, “La justicia penal como arma de represión política: Organizaciones indígenas en indagación previa por el delito de terrorismo?, Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) (1 de julio de 2010), http://alainet.org/active/39265.
89. Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), ?Carta de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Ecuador a la Cumbre del ALBA?, Otavalo, 24 de julio de 2010, Servindi, http://www.servindi.org/actualidad/27504.
90. Mario Melo, “La justicia penal como arma de represión política: Organizaciones indígenas en indagación previa por el delito de terrorismo?, Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) (1 de julio de 2010), http://alainet.org/active/39265.
91. David Dudenhoefer, “Ecuadorian Government Cracks Down on Native Leaders?, Indian Country Today, 9 de agosto de 2010.
92. Consejo de Gobierno de la ECUARUNARI y Consejo de Gobierno de la CONAIE, ?La ?revolución ciudadana‘ persigue a los dirigentes?, Otavalo, 5 de julio de 2010, http://www.conaie.org/home/125-la-revolucion-ciudadana-persigue-a-los-dirigentes-indigenas-y-
93 “ONG: 189 indígenas están acusados de terrorismo y sabotaje?, Hoy (Quito), 19 de julio de 2011.
94 “La CONAIE vigilará los juicios en contra de 203 dirigentes?, El Comercio (Quito), 11 de noviembre de 2011.
95Amnesty International.‘So That No One Can Demand Anything’ Criminalizing the right to protest in Ecuador?(London: Amnesty International, 2012); “Más críticas por la persecución a los indígenas?, El Comercio (Quito), 17 de julio de 2012, 1, 4.
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99. Méthor Sánchez G., “El gobierno de R. Correa y los supuestos terroristas?, Ayni Solidaridad 3, no.
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100. Raúl Zibechi, “Bolivia and Ecuador: The State against the Indigenous People?, CIP Americas (19 de julio de 2010), http://www.cipamericas.org/archives/2810.
101. “Still waltzing over Colombia?, Andean Group Report RA-10-07 (julio 2010): 8.
102. “Chávez and Correa seek to build regional unity?, Latin American Weekly Report WR-10-27 (julio 8, 2010): 5.
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104. “ONG’s que intervengan en política serán expulsadas, dice Correa?, Hoy (Quito), 10 de julio de 2010, http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/ongs-que-intervengan-en-politica-seran-expulsadas-dice-correa-418108.html.
105 El voto por el Sí en las diez preguntas estuvo por debajo del 44.964% en la pregunta nueve sobre la regulación de los medios, por encima del 50.462% en la primera pregunta acerca de la detención preventiva. El voto por el No estuvo por debajo del 38.874% en la primer pregunta y por encima del 42.559% en la pregunta cuatro sobre la revisión del sistema judicial. Los porcentajes no alcanzan a sumar el 100% por los votos en blanco y nulos. Consejo Nacional Electoral (CNE), “Consulta popular resultados”, http://app2.cne.gob.ec/resultados/resultadosn.aspx, 2011.
106 “Referendum raises real disquiet over direction of Correa‘s Revolution?, Latin American Weekly Report WR-11-05 (3 de febrero de 2011): 1.
108 Marc Becker, “Marching for Life, Water, Dignity?, Against the Current 159 (julio/agosto 2012): 9-10.
109?CONAIE and Social Movements Mobilize in Ecuador?, 5 de marzo de 2012, http://upsidedownworld.org/main/ecuador-archives-49/3498-1-conaie-and-social-movements- mobilize-in-ecuador.
110 Luis Ángel Saavedra, “Mega-miningtakes off?, Latinamerica Press (15 de marzo de 2012).
111 ?Marcha por la Vida?, marzo 2012, http://marchaporlavida.net/.
112. Jeffery R. Webber, “Indigenous Liberation and Class Struggle in Ecuador: A Conversation with Luis Macas” Upside Down World (17 de julio de 2010), http://upsidedownworld.org/main/ecuador- archives-49/2594-indigenous-liberation-and-class-struggle-in-ecuador-a-conversation-with-luis- macas.
113 Pablo Ospina Peralta, “La unidad de las izquierdas” https://lalineadefuego.info2011/09/08/la-unidad-de-las-izquierdas-por-pablo-ospina-peralta/, 8 de septiembre de 2011.
114 Emir Sader, El nuevo topo los caminos de la izquierda latinoamericana (Buenos Aires: Siglo XXI, CLACSO, 2009).