Las pruebas Ser Bachiller se iniciaron en 2013 y vienen siendo desarrolladas y aplicadas por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ecuador (INEVAL), creado en 2012.
Se fusionaron el examen de grado (Ser Bachiller) y el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES). Las pruebas evalúan cuatro dominios: Matemáticas, Lengua y Literatura, Estudios Sociales y Ciencias Naturales. Contienen 155 ítems (más 5 ítems no calificados de entrenamiento). Son requisito para graduarse del bachillerato y constituyen el 30% de la nota final del bachillerato. Son también requisito para la admisión en la educación superior pública.
No existe un puntaje mínimo para postular a una carrera; la asignación de cupos se hace de manera automática en función de: a) puntaje en Ser Bachiller, b) cupos disponibles en cada institución de educación superior, y c) demanda en la carrera elegida por el estudiante.
Para graduarse de bachiller se considera solo el promedio simple de las preguntas de los cuatro dominios. Esto aporta 30% de la nota final de graduación del bachiller. El puntaje obtenido se promedia con las dos calificaciones adicionales y se obtiene la nota de grado. Si el promedio de las tres notas no alcanza 7, el estudiante es convocado a una nueva evaluación para poder graduarse.
La tabla 1 recoge los resultados nacionales de Ser Bachiller en 2013-2014, 2014-2015, 2015-2016 y 2016-2017, durante el gobierno de Rafael Correa. No se observa un patrón claro; antes que mejorar los puntajes parecen empeorar cada año.
La tabla 2 muestra los resultados nacionales de 2016-2017, urbano y rural, como se ve la diferencia urbano-rural no es lo grande que uno podría esperar, mejor dicho: tanto a nivel urbano como rural los resultados son malos.
La tabla 3 muestra los resultados totales nacionales para 2016-2017. El 74% de quienes toman las pruebas obtienen insuficiente/elemental, solo 26% satisfactorio y 1% excelente. Es decir, tres cuartas partes de los postulantes a graduarse de bachilleres obtienen resultados que están por debajo de lo considerado aceptable en estas pruebas. Aquí puede verse un informe más detallado de los resultados de 2016-2017. Y aquí los informes de los años anteriores.
La tabla 4 muestra los resultados de 2016-2017 por tipo de plantel (sostenimiento). Los planteles públicos (fiscales) obtienen los puntajes más bajos y los planteles particulares los más altos. En el medio se ubican los fiscomisionales y los municipales.
Los resultados de la pruebas aplicadas en 2017-2018 en la Sierra fueron mejores que los obtenidos en 2016-2017: 17.2 % insuficiente, 44.5 % elemental, 35.5% satisfactorio, 2.8% excelente.
¿Hay que congratularse por la mejoría de resultados en la Sierra en 2017-2018? Por supuesto. Y hay que investigar a qué factores cabe atribuir dicha mejoría; no obstante, el nivel de partida es tan bajo que los resultados mejorados siguen siendo inaceptables.
¿Puede, a partir de estas pruebas, sacarse conclusiones sobre buenos y malos planteles educativos? No. Y así se aclara en los informes del INEVAL, sin embargo, viene haciéndose. Los resultados de estas pruebas solo permiten sacar conclusiones sobre cada estudiante individualmente.
¿Se trata de continuar mejorando año a año los puntajes? A mi juicio, no. Estamos frente a la necesidad de cambios radicales al sistema educativo ecuatoriano. Si tomamos en serio estas pruebas, si están midiendo algo importante y si lo están haciendo bien, entonces tenemos una situación crítica en materia de aprendizajes escolares. Vale recordar que estos puntajes no muestran realmente lo que saben los estudiantes que se gradúan de bachilleres y aspiran a entrar a la universidad, pues quienes toman estas pruebas se preparan, ejercitan en el colegio, en su casa o en institutos particulares que cobran por este servicio.
Además de los resultados, dos cuestiones inquietan en torno a estas pruebas: el comportamiento triunfalista del gobierno y el comportamiento indolente de la sociedad: periodistas, académicos, investigadores, educadores, familias. El gobierno de Correa cerró con aire triunfal la “década ganada” y la “revolución educativa” dada por exitosa. Correa y sus ministros de educación le dijeron al país y al mundo que ¡el Ecuador tendría en 2018 “¡Uno de los mejores sistemas educativos del mundo!”
La sociedad no se interesó por conocer y analizar estas pruebas y sus resultados. La atención nacional se centró en una sola cosa: saber cuántos postulantes pasan la prueba y cuántos logran acceder a las universidades públicas y a las carreras deseadas. La información sobre Ser Bachiller ha reposado en el sitio web del INEVAL sin ser objeto de análisis, preocupación y debate nacional. Entre el triunfalismo gubernamental y el quemeimportismo ciudadano no hay esperanza de que el Ecuador tome conciencia de la magnitud de su problema educativo y encare la reforma profunda que necesita el país.
*Pedagoga, lingüista, periodista educativa, activista social. Investigadora y asesora internacional en temas de educación, cultura escrita, innovación educativa, y aprendizaje a lo largo de la vida. Ex-Ministra de Educación y Culturas. Coordinadora del Pronunciamiento Latinoamericano por una Educación para Todos. @rosamariatorres
Este artículo fue publicado originalmente en: Otra?ducación