LOS REALES BÁRBARO-PRIMITIVOS
María Eugenia Paz y Miño
Tras el impacto que ha provocado la decapitación de un perro por parte de miembros del Ejército ecuatoriano, aparece la noticia de que el “rey” Juan Carlos de España andaba cazando elefantes en Botsuana (África). Ambos piden disculpas. El ejército y la monarquía están en plena decadencia. Dan asco. Lo peor es que cuando se presentan en organismos internacionales o en visitas protocolarias, se les sigue rindiendo pleitesía. En el ejército todos se creen héroes o aspiran a serlo y eso implica matar, destruir “al enemigo”. ¿Quién es el enemigo? Por su parte, los reyes, reinas, príncipes, duquesas y todo el resto de tarados y anoréxicas de las monarquías son vagos a quienes las constituciones de los estados les garantizan presupuesto y las revistas de farándula los auspician para embrutecer y extorsionar a las y los incautos lectores pre-embrutecidos que hay también en Ecuador y que comprueban el analfabetismo funcional en nuestro país, donde los últimos exámenes a estudiantes indican los porcentajes lamentables de lectura. Con razón esto de ser escritora me vuelve por siempre chira. Y toda la complicidad atrás por parte de jefes y jefas de Estado que los invitan para llamarles “su majestad” y también de los medios de comunicación que nos abomban con el cuento de las bodas fastuosas, las modas ridículas, que usó sombrero, que es la más elegante, que es el más guapo, en fin, embobados mismo. El llamado “rey” Juan Carlos, si no saben, fue nombrado por el dictador fascista Francisco Franco en 1969, y por causa de gente como Franco murieron poetas como Federico García Lorca y Miguel Hernández. Los ejércitos amparan también las monarquías porque son de la misma calaña. Además, no hay solo monarquía en España, sino también en Bélgica (que a veces en Ecuador se le toma como modelo para la “educación” y demás inventos europeos), Luxemburgo, Mónaco, Suecia, Países Bajos, Noruega y claro, el híper desarrollado e industrializado Reino Unido, modelo del “progreso” y estupideces afines también inventadas por ellos que se quieren adueñar del mundo a nombre de la “democracia” ¿Democracia? No, no estoy enojada porque yo sí soy reina, así me dicen cuando subo o bajo del autobús, cuando compro en la tienda de la esquina: Reinita ya le paro, reinita qué se le ofrece, reinita con usted a donde quiera…