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domingo, diciembre 22, 2024

MACRI EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS. Por Fabiana Arencibia*

Se conoció este martes la renuncia de Luis Caputo, presidente del Banco Central, y su reemplazo por Guido Sandleris, actual viceministro de Hacienda, número dos de Nicolás Dujovne quien jugó un papel determinante en las negociaciones con el FMI cuando era jefe de Gabinete del ministerio. No hay otra lectura posible que la del alineamiento total en el manejo financiero con los requerimientos del nuevo acuerdo a punto de firmarse con el FMI.

Caputo venía teniendo disidencias en el tema de la negociación con el FMI y el manejo del tipo de cambio que se agudizaron cuando resolvió abandonar las subastas de dólares -como se lo había impuesto el FMI- y retomar las intervenciones para contener el valor de la divisa

Este lunes, la Agencia Bloomberg reporteó al presidente Mauricio Macri durante su estadía en EEUU para participar de la Asamblea de las Naciones Unidas.

Con relación al nuevo acuerdo que se estaría por cerrar con el Fondo dijo: “Creo, confío en que va a ser algo que va a garantizar y permitir que hayan nuevas relaciones más estables con los mercados y que Argentina va a lograr recuperar su economía. Luego de algunos meses más de recesión, Argentina va a volver a crecer, va a reducir la inflación, va a reducir sus impuestos y esto va a permitir que vengan nuevos inversores y se asocien con nosotros en el sector de la minería, la energía, los agronegocios, el turismo, va a ser una gran oportunidad para la Argentina”.

“Lo que va a involucrar (el acuerdo) es una política monetaria bien clara que va a indicar hacia dónde vamos. Ese es el componente más importante del acuerdo. Va a mostrar que realmente vamos a disminuir ‘dramáticamente’  la inflación y nuestra necesidad de financiamiento externo”, agregó en otra parte del reportaje.  Esto reconfirma que la salida a la crisis propuesta por el  gobierno es a través del manejo de la variable “dinero” (plata circulante, tasas de interés, cotización de la divisa y endeudamiento). O sea, nada que tenga que ver con políticas económicas de reactivación del mercado interno.

“Dramáticamente” fue probablemente una mala traducción del no tan fluido inglés del presidente. Quizás haya querido decir drásticamente. Aunque lo dramático en la baja de la inflación existe y es el ajuste sobre las áreas que más involucran a la sociedad como educación, salud, empleo, entre otras

“No podemos seguir gastando más de lo que ganamos, especialmente en lo que hace al Estado que recauda demasiados impuestos y demasiado altos. De lo que estamos hablando es de hacer los deberes y es lo que estamos haciendo”, respondió al periodista de la agencia. Otra muestra clara de lo que es el reflejo del presupuesto 2019 de recortes en el empleo público a través de no incorporar ni recontratar personal o de ajustes salariales, en el mejor de los casos, por debajo de la inflación.

Presupuesto 2019

Deficit 0, Inflación del 23%, dólar promedio de $ 40,10, son las tres grandes metas sobre las cuales se armó el proyecto de la “ley de leyes”. Hay un amplio consenso en que es un dibujo que el gobierno espera tener aprobado antes que comience el G20 en nuestro país. En este sentido, y siendo fieles a la realidad, los presupuestos son en general pronósticos incumplibles. No es atributo de este gobierno dibujar los números. Sin embargo, este en particular es un dibujo que no resiste el menor análisis

Una de las propuestas del presupuesto es contener el precio del dólar (ya superó la barrera de los 40 hace pocos días) para que baje la inflación. Este objetivo se da en una economía que no solo está dolarizada (producción extranjerizada y en el caso que no lo sea, traslado del aumento del dólar a los precios) sino que es altamente especulativa,  ya que quienes desequilibran el mercado de cambios son los grandes especuladores, bancos incluidos.

El gobierno apuesta a obtener más divisas reduciendo el déficit comercial, o sea, aumentando las exportaciones de soja, otros productos del agro y manufacturas industriales. Con una divisa “manejada”  se estabilizarían las cuentas públicas y eso atraería inversiones como el ingreso de dólares para Vaca Muerta.

Por otra parte está renegociando con el FMI para que le adelante los desembolsos del primer acuerdo de 50.000 millones de dólares y se agreguen otros 20.000, todo en 2019.

También la baja de la inflación vendría de la mano de la reducción del déficit fiscal. Por eso el proyecto anuncia  Deficit 0 que se obtendría bajando los gastos  y subiendo los impuestos. En realidad ese equilibrio entre ingresos y gastos no es plena reducción del déficit  porque no se computan los intereses de la deuda pública que llevarán, según el texto del proyecto, a tener un agujero de 600.286 millones de pesos a cubrir con endeudamiento.

Por el lado de los ingresos, se prevé el aumento  en las recaudaciones de los impuestos. Ya se implementan retenciones, en teoría temporarias, a las exportaciones que, siendo en pesos, claramente se irán licuando durante el transcurso del año. Además se eliminarán exenciones del impuesto a las ganancias que hoy benefician a los trabajadores en relación de dependencia y jubilados, lo cual reducirá aún más su salario retrasado por la inflación de estos años. También se define grabar ganancias a cooperativas y mutuales, mientras que siguen permaneciendo exentos los ingresos de jueces y funcionarios de los poderes Judiciales de la Nación y de las provincias.

Se prevé un aumento en la recaudación del IVA, impuesto al consumo, de 35% lo cual en un marco recesivo y de baja del consumo es difícil de visualizar.

Por otra parte Dujovne anunció que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (dinero proveniente de la  re estatización del sistema de Previsión Social que supone un ahorro del dinero de los jubilados) se va a usar desde el mes de abril próximo para pagar los haberes de los jubilados por haberse ya consumido los ingresos del blanqueo de capitales. Se pasa de utilizarlo para cubrir déficit financieros provocados por pagos de intereses de deuda durante el kirchnerismo a utilizarlos para pagar las jubilaciones corrientes cuando en realidad deberían preservarse como garantía del sistema previsional público.

Además el proyecto establece que quienes estén recibiendo la  Pensión Universal  para el Adulto Mayor (PUAM)  – que cobran los mayores de 65 años y que representa el 80% del magro haber mínimo de un jubilado- no podrán seguir cobrándola si es que trabajan en relación de dependencia o por cuenta propia.

Por el lado del gasto público se recortarán los que tienen que ver con los empleados públicos, ya sea congelando cargos o no ajustando salarios.  Por otra parte bajarán los subsidios que se trasladarán al sector privado y a las provincias (tarifa social de electricidad, subsidios del transporte), con la consecuencia del aumento de tarifas de servicios y de transporte.  Además el  proyecto de ley de presupuesto define la baja (50%) de fondos para la obra pública.

Si  comparamos los incrementos 2018-2019 de diversas partidas del gasto público (VER CUADRO III) y teniendo en cuenta que se calcula una inflación acumulada, siendo conservadores, cercana al 45%, tenemos que los únicos ítem que superan ese porcentaje son, en primer lugar los intereses de la deuda pública (83,5% más que en 2018), Energía, Combustible y Minería ( 78.5%), Sistema Penal (48.5%) y Seguridad Social (46%). El aumento en Salud seria cercano al 40%, Ciencia y Técnica un 30% y el “premio” se lo lleva Educación con apenas un 13% más que en 2018.

Deficit 0 entonces, aumentando ingresos tributarios y de otra índole y bajando los gastos en subsidios, los de funcionamiento del Estado (especialmente en salarios), transfiriendo a las provincias gastos de servicios que hoy asume el Estado nacional y recortando gastos en salud, educación, ciencia y tecnología, entre otros.

El proyecto anuncia una baja del  Producto Bruto Interno del 0.5%. Recordemos que el PBI es la sumatoria del consumo, la inversión y la diferencia entre exportaciones e importaciones. Así, su baja presupuestada para el 2019 se asienta en la caída de los consumos privado (-1.6%) y público (-3.4%), una caída de la inversión (-9.7%) y con la única variable en aumento que es la balanza comercial (aumento de exportaciones del 20.9% y de las importación en un 2.8%).  Está claro con estos números quienes se benefician (el sector exportador) y quienes se perjudican (asalariados).

Deuda y presupuesto

No como novedad, sino como reafirmación del endeudamiento crónico que padece nuestro país y del peso que han tenido los intereses de la deuda dentro del presupuesto (sea deuda intra estado, interna o externa), en este presupuesto también los intereses le ganan la partida a todos los gastos que, sin contar los asignados para Seguridad Social, totalizan  555.567 millones de pesos contra 745.642 de intereses de deuda. Así, salud, educación, vivienda, promoción y asistencia social, ciencia y técnica, trabajo, agua y alcantarillados representan 13.32 % del total de gastos y los interés de deuda casi 18%.

Por otra parte el intento de modificar por vía del texto del presupuesto el artículo 65 de la Ley de Administración Financiera, – que establece que  toda reestructuración de deuda debe ser para mejorar tasas, montos y  plazos – y posibilitar que el Ejecutivo reestructure deuda pública cuando sea  en las condiciones del mercado financiero, significa que aun sin haber finalizado las nuevas negociaciones con el FMI se baraja la posibilidad de dificultades para devolver el dinero prestado.

El proyecto prevé tomar deuda por 77.427 millones de dólares. Y pagar deuda por 50.677. Por lo tanto la deuda se incrementaría en 2019 en 26.750 millones de dólares (tomando un dólar de 40,10 que es el establecido como promedio en el presupuesto).  Por otra parte, del total de la deuda que se contraerá, 3 de cada 10 pesos serán endeudamiento en moneda extranjera.

Sin embargo habría, según detalla Alejandro Olmos, 20.000 millones de dólares más de lo que define como obligaciones encubiertas. “Al hablar de deuda encubierta, me refiero a la emisión de 800.000 millones de pesos de letras del Tesoro prevista por el art. 41 de la Ley de Presupuesto, que técnicamente no es deuda de la Administración Central, ya que son obligaciones para cubrir deficiencias estacionales de caja, pero si no se cubren dentro del año fiscal, se convierten en deuda pública como lo establece el art. 82 de la Ley 24.156. Es decir que son obligaciones que deben pagarse, aunque se utilicen tecnicismos financieros que disimulan esta circunstancia”.

Este es el presupuesto que profundizará la pobreza ya anunciada

Según el último dato del Indec, los pobres en Argentina son de 10 millones 400 mil (25,7%) pero se estima que llegarán a 12 millones, o sea, 1.600.000 pobres más a fines del primer semestre. Sin embargo este panorama va a empeorar en este segundo semestre por la profundización de la crisis, en el que llegarían a 14 millones a fin de 2018 (34,5%).

Este martes el organismo estadístico dio a conocer datos sobre la distribución del ingreso. De acuerdo a informe, el ingreso promedio per cápita en el 2° T fue de $9.608 mensuales.  ¿Cómo se distribuyó? El 50% más pobre se llevó el 21.9% y el 50% más rico el 78.1%. El 10% más rico consiguió el 31,2% de la torta. Y el 50% de la población percibió menos de $7.250 mensuales. En cuanto al ingreso per cápita familiar, el 10% más rico obtuvo ingresos 18 veces más grandes que el decil más pobre.  Además, tomando el ingreso total individual según género, las mujeres ganan, en promedio, 26,2% menos que los varones: $18.096 ellos contra $13.353 ellas.

Frente a estos datos, también el Indec dio a conocer las llamadas Cuentas Nacionales, o sea, que pasó con el crecimiento de la economía, y difundió una caída del 4,2% en el segundo trimestre. Mientras cayeron todas las actividades productivas (agricultura, pesca, industria, comercio, industria, comercio, transporte, comunicaciones, hoteles y restaurantes) el único sector que creció es el de la intermediación financiera que tuvo un crecimiento positivo de 8.7%, el mayor de los últimos 7 años. Por eso Macri dijo en la entrevista de la agencia Bloomberg que el componente más importante del nuevo acuerdo con el Fondo es “una política monetaria bien clara que va a indicar hacia dónde vamos”. Y hacia ahí vamos, a garantizar el negocio del dinero, la rentabilidad del capital especulativo y la generación de divisas para pagar la deuda creciente.

Michael Mussa, quien fuera Economista Jefe del FMI entre 1991 y 2001 – y que renunció por su disconformidad con el apoyo del Fondo al entonces presidente De la Rúa y su ministro de Economía Domingo Cavallo (ideólogo de la convertibilidad) escribió en su libro “Argentina y el FMI: del triunfo a la tragedia”: “El FMI no es un organismo de ayuda: no se dedica a donar dinero a los países para aliviar sus dificultades económicas y financieras. El Fondo presta dinero para apoyar un programa con medidas económicas bien definidas, especialmente medidas monetarias, fiscales y de tipo de cambio. El objetivo de tales préstamos es ayudar a que el país cumpla con sus obligaciones internacionales de pago, en tanto el país toma las medidas políticas que garanticen, de manera creíble, que se corregirán los desequilibrios en la balanza de pagos de modo de evitar, en lo posible, un perjuicio a la prosperidad nacional e internacional. Para merecer una ayuda del Fondo, un requerimiento fundamental que se le hace a cualquier programa es que debe brindar una garantía razonable de que los recursos prestados serán devueltos en un determinado plazo.”

Y hacia eso apuntó el gobierno y también este presupuesto: Todo para el Fondo, nada para el pueblo.

*Publicado originalmente en: Alainet

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