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MÁS DE UN CENTENAR DE DOCENTES DE LAS UNIVERSIDADES DEL PAÍS REALIZAN SERIAS CRÍTICAS AL MODELO DE EVALUACIÓN DEL CEAACES

BOLETÍN DE PRENSA
7 abril 2014

Un manifiesto firmado por más de un centenar de académicas y académicos de más de una docena de universidades del país cuestionó duramente el modelo de universidad previsto en la evaluación realizada por el CEAACES a fines del año 2013. “El modelo propuesto por el CEAACES no toma en cuenta la pluralidad de visiones para la evaluación de la educación superior”, ni consulta la opinión de estudiantes, docentes, egresados y profesionales, apunta el Manifiesto dado a conocer el día de hoy.

Los docentes universitarios critican la creación de “rankings” universitarios que aplican modelos homogenizantes y basados en moldes comerciales, a las actividades de las universidades del país. La base de dicho “ranking” es la calidad de la universidad ecuatoriana, pero el CEAACES, aducen los académicos, “no dispone de un documento que discuta, exponga y defina qué entiende por calidad”. En la práctica, la “calidad” se asimila a un tipo específico de “productividad” fundamentalmente definido por la publicación de artículos en revistas científicas “de lujo” definidas como tales por dos empresas editoriales transnacionales privadas según criterios comerciales. Usar este tipo de indicadores reductores y altamente cuestionados a nivel mundial penaliza la producción científica latinoamericana y del tercer mundo, sobrevalora los artículos y reduce la importancia de la publicación de libros así como la producción en ciencias sociales y humanidades.

Gran parte de los criterios de “calidad” adoptados se reducen en realidad a la eficiencia administrativa o dependen de la cantidad de recursos económicos. “No es casualidad – dice el manifiesto – que las universidades más caras, con las bibliotecas o las instalaciones más costosas, tengan ventajas enormes sobre las demás”. E inmediatamente se preguntan si es conveniente para el país “adoptar un modelo de evaluación que privilegia las universidades de las grandes ciudades sobre las universidades de provincias, que favorece a las universidades privadas con altos costos para sus estudiantes, mientras castiga a las universidades públicas”. El modelo subvalora el vínculo con la sociedad, el bienestar estudiantil y el cogobierno, elementos centrales de una universidad deliberativa.Muchos de los indicadores adoptados, dicen los académicos, han definido “óptimos” arbitrarios que no están justificados en ningún estudio de las condiciones del país, de las condiciones específicas de las carreras o de las necesidades de profesionalización existentes.

En el fondo, es un gran error – concluye el manifiesto – confundir la acreditación con la evaluación de la calidad universitaria. En la acreditación se definen estándares mínimosque una universidad tiene que cumplir para ser considerada como tal. En la acreditación los criterios pueden ser reducidos a indicadores cuantitativos, de check list, o de infraestructura. La calidad universitaria, por el contrario, requiere indicadores cualitativos y cuantitativos, discusiones sobre pertinencia y participación de toda la comunidad universitaria y nacional. Requiere muchas otras cosas más, como encuestas a egresados, a estudiantes y a docentes, necesita estudios de mercado laboral, análisis de las prácticas pedagógicas en el aula, así como una revisión detallada de investigaciones concretas realizadas por las universidades y sus docentes. Por eso – terminan diciendo los académicos – “es muy importante no lanzarse precipitadamente a la evaluación de carreras sin acordar criterios y modelos de evaluación con las comunidades universitarias del país”.

 

VER MANIFIESTO:  https://lalineadefuego.info2014/04/11/el-modelo-de-evaluacion-de-las-universidades-ecuatorianas-apuntes-criticos-para-el-debate/

 

 

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