Las crisis son indispensables para la supervivencia del capitalismo, dicha suerte de muerte y resurrección se realiza permanentemente con el objetivo de seguir conservándolo y expandiéndolo.
En Ecuador, al menos en los últimos dos años, el gobierno de Lenín Moreno viene impulsado el retorno al patrón neoliberal como terapia de rehabilitación del capitalismo, cerrando el paso al agotado neokeynesianismo cuyo Estado de bienestar y la distribución de la riqueza en nuestro país al menos se presenta como directamente sujeto a la situación de los precios de los comodities.
El gobierno presidido por Moreno tiene por administradores a las cámaras de la producción, empresarios tradicionales y la vieja oligarquía quienes llevan a cabo la política económica neoliberal, esto es la acumulación de capital de forma violenta y agresiva, con la finalidad de que los grupos económicos locales y trasnacionales que operan en el país incrementen su riqueza de manera pronta y exponencialmente, objetivo que se lo consigue mediante “la pauperización de la fuerza de trabajo” como proyecto de Estado.
La pauperización de la fuerza de trabajo
La desvalorización de la fuerza de trabajo asalariada está siendo impulsada desde el gobierno mediante reformas legales direccionadas a la flexibilización de la relación laboral[1]; concretamente, un proyecto de Ley de Reforma al Código de Trabajo que disfrazado bajo el discurso de fomento al empleo y al emprendimiento busca la precarización laboral: retirar sutilmente al Estado su potestad administrativa de regular la relación laboral , reducción del salario real y de las prestaciones sociales, el despido discrecional, mayor facilidad a los empleadores para que en caso de que sus emprendimientos “no prosperen” tenga facilidades para despedir a los trabajadores, fragmentación de la jornada laboral, contratos de corta duración, trabajo uberizado (trabajadores autónomos), trabajo por horas y con eventualismo en el que trabajador tenga trabajar más horas, (y en otros empleos) para llegar a percibir un salario básico, abaratamiento del pago de la indemnización por despido intempestivo, incrementos de trabajadores a medio tiempo; generando un ambiente de inestabilidad, precariedad y de trabajo intermitente en lo que se puede denominar como la uberización del mercado laboral, en todos los casos trabajo inadecuado e inestable.
De aprobarse esta reforma, sería un retroceso de más de 81 años en las conquistas de los trabajadores de Ecuador. La consecuencia inmediata de esta política económica es el crecimiento del desempleo y del trabajo informal, desplome del salario real, incremento de la desigualdad, de la pobreza, de la indigencia y de la inseguridad.
La producción Ideológica
Los Estados capitalistas (y los que no lo son) necesitan legitimar su poder para mantenerse y evitar revoluciones, para ello, fabrican y ofertan consensos con los “electores” o más bien dicho con los “clientes de ese mercado electoral”; esta fabricación de consensos ofrece discursos ideológicos con la finalidad de obtener como ganancia capital político o legitimación.
Ecuador no es la excepción en la actualidad, se fabrica consenso para legitimar la imposición del Patrón neoliberal, los discursos que articulan esta aceptación (o voluntad de conformismo como diría Antonio Gramsci), se han centrado en el factor “crisis económica”; relato que viene acompañado de la idea que la única vía de salida a esa crisis es el proyecto neoliberal. Hay otros discursos que el régimen de Moreno ha utilizado para construir su legitimidad como es “la lucha anticorrupción”; sin embargo en el ámbito de la economía política, a nuestro parecer el principal relato es el de crisis y salida de la misma.
El discurso neoliberal de crisis se centra en convencernos por ejemplo que la precarización laboral es la salida para el desempleo y que es mejor tener un trabajo no adecuado a no tener empleo; otro ejemplo es el de los emprendimientos, el persuadirnos que el trabajo autónomo es una acción cuasi milagrosa en la que va a depender de nuestros esfuerzos y habilidades para obtener la ansiada fortuna. En ambos casos, estas fantasías ideológicas operan para convencernos que solo hay una vía la cual es resignarse a la vida y afrontar al neoliberalismo uniéndose a él, nada más falso que aquello.
… ¿Qué hacer? la lucha de clases
Los mitos ideológicos neoliberales pretenden homogeneizar el pensamiento, erradicar la disidencia contra-hegemónica, convencernos que no hay alternativas frente al capitalismo, pero sobre todo buscan ocultar la lucha de clases, intenta inducirnos a pensar que luchar es una acción inerte, ese es el gran negocio del neoliberalismo, si los trabajadores no luchan por sus derechos y el de todos los oprimidos del capitalismo el neoliberalismo habrá vencido, por eso la clase trabajadora deberá organizarse, tomar conciencia de clase y enfrentarlos con ideas y acciones transformadoras, de ser necesario, rechazar a la vieja burocracia sindical cómplice que marcha de la mano de los cancerberos del orden neoliberal, tampoco es oportuno caminar con quienes vendieron al movimiento obrero al populismo represivo y corrupto; está en nuestras manos el impedir que el neoliberalismo y sus representantes destrocen nuestro país y nuestro futuro.
* Politólogo
[1] El 15 de mayo de 2019, en rueda de prensa el Ministro de Trabajo en conjunto con el Consejo Nacional de trabajo y salarios presentan el proyecto de Ley de Reforma al Código de Trabajo que el Ejecutivo remitirá al Poder Legislativo.