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jueves, noviembre 21, 2024

ÑUKANCHIK LLAKTA. Por Jaime Chuchuca Serrano

Aunque la cuestión principal es el paquetazo neoliberal y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Levantamiento de octubre de Ecuador fue como el encender de una mecha. La dinamita se apretujó en años de intimidación, persecución, demagogia, corrupción e indignación por los gobiernos de Correa y Moreno.

Los indígenas, trabajadores, estudiantes, mujeres, campesinos y transportistas se organizaron en cada punto estratégico. En menos de 24 horas se incendió el país. Se construyeron barricadas, retenes y piquetes. La rapidez insólita del movimiento de octubre no tiene parangón en la historia ecuatoriana. La lucha de clases se manifestó en toda su magnitud: a un lado el gobierno y los ricos y, al otro, las organizaciones sociales y los pobres.

Los ya conocidos Chicago Boys: Richard Martínez, Carlos Pérez García y Raúl Ledesma; arman equipo con dos improvisados Pinochets: el ministro de Defensa Oswaldo Jarrín y la ministra de Gobierno María Paula Romo. Mientras los zánganos, como los llamó Moreno, protestan en sus territorios o van a Quito, se despliega un aparataje policíaco y militar de guerra. El estado de excepción, el cambio de la sede de Gobierno a Guayaquil y el toque de queda son medidas completamente desproporcionadas de un gobierno que nació con fraude electoral y que no puede mantenerse más que por la fuerza.

Medios de comunicación como Teleamazonas y Ecuavisa perdieron el sentido del periodismo y cumplieron las órdenes del gobierno fascista de Moreno. Aunque ingresaban la tarde del 7 de octubre diez mil hermanos indígenas a Quito y eran recibidos por un número similar. Para estos medios el movimiento de octubre eran grupos focalizados. La pantomima no pudo durar más, los hechos fueron inocultables: estalló Quito. Se tomaron las calles, la Asamblea Nacional, marcharon democráticamente y Moreno huyó a Guayaquil donde continúa sus nupcias con Nebot, Lasso, Bucaram y el pacto empresarial.

Moreno y su gabinete aparentan una tranquilidad demagógica. Denuncio públicamente que este gobierno ha puesto tanques de guerra contra la población, antimotines contra madres y niños, ha noqueado, herido y atropellado a jóvenes y ha disparado contra adultos mayores.

La primera salida es la renuncia de Moreno y todo su séquito mientras se organiza un gobierno de nuevo tipo que no tenga el pecado original antidemocrático de la decadencia del moreno-correísmo.

*Abogado, licenciado en Filosofía y magíster en Sociología. Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca.

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1 COMENTARIO

  1. Varias precisiones: Yo siempre he estado luchando contra el correato pero decir que Moreno ganó con fraude es repetir una total mentira de la extrema derecha.
    Decir que el gobierno de Moreno es fascista y compararlo con Pinochet no tiene fundamento, Correa se parecía más a Pinochet como se parecen los Castro, Maduro, Ortega,etc.
    Además se olvida que las mafias de transportistas, los correistas y las maras delincuenciales apoyan el “paro”.

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