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11 enero 2012
En las últimas semanas están circulando en varias redes sociales, hasta en listas de distribución de organizaciones progresistas, unas cartas enviadas por Santiago Villa – autor del documental ‘Rafael Correa: retrato de un padre de la patria’ – a un canal de televisión en Miami. El motivo de Villa es dejar constar que su película ha sido reprimida, y no ha salido al aire debido a la presión del regimén ecuatoriano.
De que el gobierno intervino para vedar la presentación del documental, no hay duda ni contradicción, pero menos claro es ¿por qué un medio de Estados Unidos, no conocido por su apoyo al gobierno ecuatoriano, sucumbió ante esa presión? La respuesta más probable es que el argumento principal del documental, que la campaña presidencial de Rafael Correa del 2006 fue financiado por las FARC, es imposible de comprobar, por tanto una calumnia, y como tal accionable. Y a sabiendas de que el régimen no dudaría en entablar un juicio, el canal sabiamente decidió acceder a la solicitud ecuatoriana. No es toda la historia sin embargo. Se hizo una proposición a Villa: presentar el documental en segmentos con la posibilidad de réplica por parte del gobierno ecuatoriano, pero el ofrecimiento no fue aceptada. Villa rechazó la oferta y sigue con su campaña contra el gobierno y la supresión de la ‘libertad de expresión’
Diez veces Hitler
Santiago Villa es historiador colombiano-estadounidense, y como tal ha escrito varios comentarios para el periódico colombiano El Espectador[i] sobre eventos internacionales, en particular África. Lo interesante es que, salvo un artículo escrito en el 2008 relacionado con el régimen de Roberto Mugabe en Zimbabwe[ii] , Villa parecía inocuo más que de derecha ni, muchos menos, de extrema derecha. En la práctica sus artículos no ostentaban un punto de vista muy pronunciado o trataban de la situación en el Ecuador…… hasta hace muy poco. En el febrero del 2012 en un reportaje publicado por El Universo de Guayaquil entrevistó en Bogotá a Mónica Encalada[iii], la jueza que huyó a Colombia después de declarar que Gutenberg Vera el abogado defensor de Rafael Correa en el caso contra el mismo El Universo le había ofrecido $3.000 al mes. La película de Villa sigue en la misma línea anti Correa, pero con un énfasis mucho mayor, incluso sorprende. La CIA no podía haberlo hecho mejor, y compagina perfectamente con una campaña de deslegitimización y desestabilización a los gobiernos progresistas del continente. Pero según Villa el motivo es, parafraseando lo que él mismo dijo en una entrevista con Jorge Ortiz[iv], otro gran amigo del régimen ecuatoriano, sencillamente que como periodista es su deber exponer la verdad.
Financió el documental con recursos propios dice; puede ser, y sin evidencia al contrario hay que tomar su palabra, pero por qué se le ocurrió la idea no es muy claro. ¿Le pareció, ingenuamente, que sería buena idea meterse en la campaña electoral de un país vecino? Pero es poco probable que sea ingenuo con sus antecedentes académicos y el hecho de que su madre fue embajadora de Colombia en Venezuela en el tiempo de Álvaro Uribe. Entonces ¿qué pasa aquí? ¿Se lo propusieron? Puede ser. ¿Pero quién, o quiénes? ¿Tenía ayuda en conseguir los contactos? No se sabe.
Tampoco queda claro por qué decidió producir y difundir el documental a unos pocos meses de las elecciones presidenciales en el Ecuador, ni por qué decidió que el tema más importante sea las FARC y la campaña del 2006 (en Colombia nunca ha escrito de las FARC), ni por qué dijo, en la entrevista con Ortiz que esperaba que se difundiera su película en un canal de televisión ‘ojalá antes de febrero 2013´.
La izquierda y la propaganda de la derecha
El punto principal aquí, sin embargo, no es Villa ni su documental, sino la utilización por parte de la izquierda de propaganda de la derecha (en este caso de Colombia y EE.UU.) que evidentemente busca influir el proceso electoral ecuatoriano en contra del candidato oficialista. ¿Es legítimo usar cualquier clase de propaganda en contra de un oponente político? o mejor puesto, ¿para la izquierda sirve algún objetivo repetir o difundir, o hasta participar en, esta clase de ‘información’, cuyo interés principal parece minar la credibilidad de gobiernos ‘progresistas’?
El contraargumento es que estos no son gobiernos ‘progresistas’, y que a pesar de la retorica, son en el mejor de los casos centristas y en algunos casos hasta de derecha, y en cualquier caso han cometido muchos y varios abusos imperdonables y que por tanto no merecen ninguna clase de apoyo. En la práctica los dos puntos de vista tienen algo de la verdad.
Es evidente que en Sudamérica existe un proyecto externo que pretende desestabilizar a los gobiernos ‘progresistas’, proyecto auspiciado por elementos de la clase empresarial de cada país, algunos militares de derecha y, por supuesto, y a pesar de las protestas frecuentes de sus embajadores, por EE.UU[v].
Nadie duda de la existencia en Venezuela de una clase media apoyada no tan clandestinamente por EE.UU.[vi] para la cual la caída del chavismo y el regreso de la ‘normalidad’ representan la plena justificación para actos de desestabilización política. Los atentados en Bolivia (mezclado en este caso con una fuerte dosis de odio racial)[vii], Paraguay y Ecuador son evidencia de la misma corriente, mientras en la Argentina de la actualidad existe también una fuerte presión contra el gobierno de Cristina Fernández orquestada por medios de derecha (Clarin) y sus aliados[viii]. No hay cómo saber con certeza la dimensión del papel que haya jugado EE.UU. en estos ‘disturbios’, pero que el gobierno estadounidense esté trabajando tanto abierto como clandestinamente para promover sus ‘intereses’ en la región, no puede haber duda alguna. Y vale repetirlo, no están jugando a favor de ningún ‘izquierdista’, ningún pretendiente como Gustavo Petro, ninguna Susana Villarán, ningún Alberto Acosta.
Es por eso que textos y documentales como el de Villa, y otros[ix], deben ser manejado con muchísimo cuidado. Mezclan hechos con suposiciones, lo cierto con lo incierto, con el fin de confundir y convencer a la gente que sus líderes no sean de confianza, porque no es exagerar decir que desde el punto de vista de Estados Unidos estos son los representantes del diablo.
“Estos gobiernos son de derecha”
Desestabilización sí la hay, y una de las formas de combatirla es contar con el respaldo total de la población, pero en esto muchos gobiernos progresistas parecen estar decididos a cavar su propia tumba. Tomando el caso de Rafael Correa, y dejando de lado el desencanto de aquellos que esperaban – a pesar de la evidencia al contrario – una verdadera revolución socialista, hay preocupaciones muy serias.
El control del nuevo sistema jurídico, por lo menos al nivel político, es casi total. Como consecuencia existen aberraciones como el proceso contra los 10 de Luluncoto – gente de escasos recursos cuyos derechos han sido sistemáticamente violados, y al mismo tiempo tenemos el caso de Pedro Delgado, defendido hasta las ‘últimas consecuencias’, y luego permitido a salir del país debido a un ‘compromiso familiar’ en Miami a pesar de haberse comprobado la falsificación de su título. Para postre Delgado ahora se niega a volver e incluso habla de buscar el asilo político en otro país. El contraste entre los dos ejemplos de ‘justicia’ no puede ser más claro. Y además de los evidentes abusos, el caso de Delgado representa un retorno a lo de siempre, a la impunidad de los compinches, la falta de justicia imparcial, a la existencia de una justica para los pobres y otra para los ricos y poderosos, y de ahí la falta de credibilidad del régimen.
La credibilidad es frágil, no hay que dudarlo aun cuando seas el Presidente más popular de la historia. No puede ser manejado alegremente, y no durará para siempre, ni siquiera entre los fieles. Hay límites. No respetarlos implica preparar el terreno fértil para los desestabilizadores con sus libros y ‘documentales’.
Y hablando de fieles, si bien es cierto, como dijo el Secretario General de Alianza País, Galo Mora, que la separación de poderes no está escrito en piedra, tampoco es un capricho. La independencia de los poderes del estado es más bien el resultado de un largo y complejo proceso de lucha de la gente oprimida. Su función es evitar que cualquier gobierno de turno se convierta en monarquía absoluta con capacidad de actuar sin responsabilidad y sin rendir cuentas. El hecho de que ningún sistema nunca será totalmente independiente, porque después de todo somos seres humanos y en consecuencia actores políticos, no es motivo para ignorar la importancia de preservar la independencia de la judicatura, y los demás poderes del estado.
¿Cómo terminar con una judicatura que no esté al servicio de los intereses económicos dominantes y que claramente no conviene a la gente de pocos recursos o a las fuerzas progresistas, como es el caso de España, donde la judicatura es uno de los elementos más conservadores de la sociedad. La solución propuesta por la Asamblea Constituyente y consagrada en la Constitución de Montecristi, fue cambiar el sistema a través de una selección imparcial y no politizada. Por desgracia, es obvio que cualquier gobierno va intentar controlar el proceso de selección para lograr sus propios fines, y esto es exactamente lo que ha pasado con el llamado ‘quinto poder’ (el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social) que ahora se encuentra bajo el control del oficialismo. La pregunta es, una vez más, cómo lograr que ese proceso sea el menos politizado posible.
No hay que esperar milagros porque, como dice el proverbio ruso, ‘nada recto nunca ha sido hecho de la madera torcida de la humanidad’. Lo que tenemos, sin embargo, es el otro extremo, ‘la metida de la mano’ en el sistema para agilizar el proceso, pero bajo la tutela del gobierno[x]. En los niveles menores de la justicia meter la mano puede tener algún impacto rápido, a través de una mayor eficiencia y agilidad en procesar casos de justicia ordinaria, y por eso ganó la propuesta en la consulta de Mayo 2011. Se tenía que hacer algo, era obvio, y no había mucha simpatía por un proceso extendido. En las altas esferas, por otro lado, es decir en lo políticamente sensible, meter la mano representa un tremendo riesgo, abriendo la puerta para futuros gobiernos de derecha cuyo objetivo es revertir los avances logradas en años anteriores. Si la idea es progresar, hay que pensar en el futuro sin imaginar, como pasó en el eufórico proceso constitucional de Montecristi, que la derecha nunca va a volver a molestarnos.
La Criminalización de la protesta
La criminalización de la protesta, que forma parte de una política de castigar y perdonar (o disciplinamiento) tan apreciada por el gobierno, es otra área de preocupación. Es evidente que en nombre de la cohesión social una persona no puede hacer lo que le dé la gana, y por eso tenemos leyes. El asesinato, el maltrato a las mujeres, la contaminación del medio ambiente, entre otros, son comportamientos que merecen ser sancionados por la sociedad en su conjunto. En otros casos, quizás de menor grado, como el comportamiento abusivo de los choferes de transporte ‘público’, o las ganancias excesivas de los banqueros, existe una clara falta de disciplinamiento, y el estado es el único ente capaz de hacerlo. Pero, otra vez, hay límites. La pregunta es, ¿qué límites queremos como sociedad y cómo encontrar el equilibrio entre la libertad positiva y negativa?, porque las dos son necesarias. ¿En otras palabras, ¿cómo evitar una sociedad de ‘todos contra todos’ sin entrar en una situación de control estatal total? Hallar la solución no es del todo sencillo.
La protesta tiene también sus límites. Imaginar, si en verdad se lo hace genuinamente, que cualquier gobierno ‘progresista’, aun cuando sea en nombre del ‘planeta’ va a aceptar toda clase de protesta, es nada más que delirar. La protesta que desafía los límites, la desobediencia civil, es totalmente legítima, pero traerá consecuencias, . Hay una falta de debate al respecto, tanto fuera como dentro del gobierno. ¿Qué tan graves es cerrar una vía, un día, dos días, dos meses? Es realmente un acto de ‘terrorismo’? ¿Qué tan graves es, hacer explotar una bomba panfletaria con fines políticos que no provoca daños personales y que solo rompe unos vidrios? ¿Contra la ley?, a lo mejor sí, ¿pero terrorismo? Es el léxico y comportamiento de la extrema derecha, es decir, totalmente inaceptable.
Disciplinar drásticamente a opositores del régimen simplemente por ser opositores es claramente inadmisible y, precisamente por eso, se necesita una judicatura equilibrada y una separación de poderes. Otros casos resultan más complejos. ¿Cómo clasificar a gente que se opone a un proyecto minero en su distrito, que cierra vías y hasta incendia campamentos? Es absurdo, un sinrazón, tacharles de ‘terroristas’. No protestan para divertirse, ni provocan ‘terror’, luchan por sus vidas. Y al nivel local y planetario tienen toda la razón. No hay una mina que no contamine o no utilice enormes cantidades enormes de agua en desmedro de las comunidades y el medio ambiente. Al mismo tiempo, el mundo que conocemos no va a aguantar el nivel actual de explotación y consumo de recursos naturales, sin hablar de un incremento[xi], y claramente no representa un discurso ‘romántico’ o ‘ecologismo infantil’, decir que el planeta tendrá su revancha.
Los gobiernos ‘progresistas’ se encuentran, por tanto, en una situación bastante complejo. ¿Cómo sacar a la gente de la miseria, dotarle de servicios básicos y proveerle de trabajo y dignidad, en un mundo económico-militar en el que son, con la posible excepción de Brasil, actores marginales, sujetos a campañas de desestabilización similares a aquellas mencionadas arriba, sin depender, por lo menos en el corto plazo, de los recursos naturales? El muy citado caso de Corea del Sur, país pequeño que se convirtió en potencia industrial, es ilusorio pues implicó no solo un proceso de cincuenta años, sino la ayuda casi irrestricta de EE.UU. debido a consideraciones geopolíticas. Hacerlo en contra de la voluntad del ‘imperio’ evidentemente será mucho más complicado.
La respuesta ideal sería un régimen económico de menos consumo y mucho más igualitario, en donde todos gozan de lo básico para ‘vivir bien’ y donde existe muy poca diferencia entre las capas económicas más altas y más bajas. El problema, otra vez, son las limitaciones impuestas desde afuera, incluyendo la perversa avalancha de publicidad comercial que nos hunde a todos y todas, todos los días. Si tenemos en cuenta los golpes o intentos de golpe que se realizaron en varios países de América Latina en el contexto de lo poco realmente revolucionario que se ha hecho en la última década, es válido preguntar ¿qué reacción se podía haber esperado si estos gobiernos fueran socialistas de verdad? Sospecho que estas administraciones ‘progresistas’ representan el límite de lo posible en una coyuntura que es, cabe enfatizar, mucho más propicia que la de los años setenta-ochenta.
Conclusión
El propósito de documentales como Rafael Correa: retrato de un padre de la patria es (a pesar de plantear preguntas válidas, cuyas respuestas en realidad no les interesan a sus promotores) confundir y desestabilizar con el fin de restablecer el dominio del capital y los intereses occidentales, principalmente de Estados Unidos. El propósito de la izquierda es otro. Y caer en la trampa de difundirlos es trabajar en contra de nuestros propios objetivos.
Cinfiar en los apodos ‘izquierda’ o ‘derecha’ o incluso ‘progresista’ tampoco ayuda, aun cuando admito haberlos utilizado aquí. Lo que existe son los hechos y sus varias interpretaciones. Un hecho indisputable es que aun existe una desigualdad social desesperante, otro es que el planeta se desgasta rápidamente, y otro es la existencia de unas fuerzas externas capaces de frenar nuestras mejores intenciones. ¿Qué hacer?
Todo me hace acuerdo de la novela de Roa Bastos, Yo el Supremo, en donde, preguntado sobre su preocupación por los pobres, Dr. Francia dice, (parafraseando) que es cierto que la pobreza y la desigualdad siempre va a estar con nosotros, y por eso será siempre necesario luchar contra ellas.
[i] Periódico de centro derecha que, en el espectro de los medios colombianos, representa una posición de centro izquierda.
[ii] Diez veces Hitler. Por: Santiago Villa Chiappe / Harare, Zimbabue, El Espectador, 1 de julio 2008
[iii] ‘La verdad nos hará libres. Hoy me siento libre’, dice Mónica Encalada – El Universo feb 26, 2012 http://www.eluniverso.com/2012/02/26/1/1355/la-verdad-nos-hara-libres-hoy-me-siento-libre-dice-monica-encalada.html
[v] Si bien las embajadas ya no son burdas que antes, por ejemplo llamando a la población a votar en contra de cierto candidato, como ocurrió en Bolivia en el 2002 con Evo Morales, tampoco son tan inactivos como nos quiere hacer creer el embajador en Quito, Adam Namm, que hace poco declaró que Estados Unidos no va a interferir en las elecciones ecuatorianas del 2013. http://www.ecuavisa.com/noticias/noticias-actualidad/65841-embajador-namm-niega-que-exista-plan-de-desestabilizar-a-correa.html
[vi] La casa blanca reconoció sin demora al gobierno ‘interino’ de Pedro Carmona después del golpe militar contra Hugo Chávez en Abril 2002, culpando a Chávez mismo de ser autor de sus propios problemas. EU culpa a Chávez de la crisis que lo llevó a “retirarse” del poder. Jim Cason y David Brooks. La Jornada, 13 de abril 2002. http://www.jornada.unam.mx/2002/04/13/028n1mun.php?printver=1
[vii] Evo Morales denunció hace unos pocos días tener pruebas de que EE.UU. está conspirando con su gobierno. Es este caso hay sospechas de que la acusación también corresponde a la necesidad de Evo Morales de tapar un grave caso de corrupción. ¿Se equivocó el gobierno al acceder a la gestión externa?
La incógnita Ostreicher y el descontrol ¿de los mandos medios? Rolando Carvajal. Rebelión 10 de enero 2013 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=161996.
[viii] Hay, por supuesto, otros elementos de descontento dentro de la población, incluyendo la acusación de enriquecimiento ilícito contra los Kirchener . Ver: Darín sacó a sus papeles a CFK. El Hoy 8 de enero 2013http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/pagina-570895.html y Pablo Stefanoni, Argentina bajo el ruido del 8N Página Siete Bolivia, 12 noviembre 2012 http://www.paginasiete.bo/2012-11-13/Opinion/Destacados/15Opi00113-11-12-P720121113MAR.aspx
[ix] Recientemente fueron publicados un libro escrito en Argentina ‘El Cuentero de Carondelet’ de Nicolás Márquez, y otro de Carlos Vera, ‘¿Cómo lo sacamos? Una vía democrática para salir de la dictadura’.
[x] Veeduría internacional presentó 56 sugerencias a la reforma judicial. El Comercio 05 diciembre 2012. http://www.elcomercio.com/seguridad/Veeduria-internacional-presento-sugerencias-judicial_0_698330408.html