Sabemos -o al menos intuimos- que la paz social solo se puede construir sobre el diálogo, la libertad y especialmente la justicia social. En ese sentido, un periodismo y una comunicación que aspiren a contribuir a la paz social -particularmente en momentos críticos como los que vive Ecuador- tendría que contribuir a fomentar el diálogo social a partir de mostrar las injusticias sociales que vive la gran mayoría de la población golpeada por un creciente empobrecimiento, desempleo, violencia y falta de acceso a alimentación, salud y educación adecuadas, es decir, poner en evidencia que la mayoría de las y los ecuatorianos vive mal y que su situación cada vez es más precaria. Solo mostrando estas circunstancias, el periodismo podría contribuir a un diálogo social en el que quienes ostentan el poder político y económico en el país reconozcan al otro como un actor que protesta por unas necesidades reales y angustiantes en su día a día.
Frente a esto cabe la pregunta: ¿Cómo están representando los medios privados las protestas sociales? ¿Y por qué están representando el paro de la forma en que lo están haciendo? ¿Están aportando estas representaciones y discursos sobre el Paro Nacional 2022 al diálogo a partir del reconocimiento del Otro campesino, trabajador, estudiante, indígena, maestro, médico y las condiciones de vida que los han llevado hoy a las calles, exponiendo incluso sus vidas?
En un análisis de la representación realizada por los noticieros de Ecuavisa y Teleamazonas -dos noticieros con alto rating en la Costa y la Sierra- durante los días del paro de 2019 y 2022, se encuentra que las palabras más repetidas sobre los manifestantes son violencia, agresiones, ataques, secuestros, enfrentamientos, vandalismo, delito, bloqueos, daños y saqueos, desestabilización, golpe de Estado, guerrillas urbanas e infiltrados. En cuanto a las imágenes, las más recurrentes corresponden a llantas ardiendo, columnas de humo, taxis, buses y camiones bloqueando carreteras, piedras y adoquines tirados en las calles, señales de tránsito o semáforos arrancados, manifestantes encapuchados lanzando piedras, voladores o tumbando los cercos metálicos. Sirenas, alarmas, disparos, gritos, silbidos y detonaciones fueron los sonidos más presentes en la representación de estos noticieros televisivos en sus notas sobre ambos paros nacionales. Estas imágenes muchas veces son grabadas en ángulo contrapicado o blureadas (estelas que aparecen cuando se baja la velocidad de disparo de la cámara) para magnificar la sensación de amenaza o de fantasmagoría asociada a los manifestantes.
Para entender en su justa dimensión la representación sobre las manifestaciones, es necesario referirnos también a la forma como fueron representados los policías y militares. En lo que respecta a las palabras utilizadas por los noticieros Televistazo y 24 Horas para referirse a la actuación de la fuerza pública, las más comunes fueron humillados, secuestrados, heridos, uso progresivo de la fuerza, despejar, dispersar, garantía, seguridad, control, resguardar y protección. En cuanto a las imágenes de policías, las más frecuentes fueron uniformados protegiéndose de las pedradas de los manifestantes, desarmados y rodeados de manifestantes, asfixiados, heridos, patrullando las ciudades, con escudos, despejando piedras y árboles de las carreteras y aplaudidos por el presidente y otros funcionarios públicos. En este caso, a diferencia de los protestantes, varias de estas imágenes se grabaron en ángulo picado, que en la narrativa audiovisual sirve para generar una sensación de vulnerabilidad y de empatía en el espectador.
En lo que respecta al montaje, es notorio que en la gran mayoría de notas hay un cuidadoso trabajo de selección para que en las notas editadas siempre aparezcan planos de manifestantes en actitud ofensiva en contraposición con planos de planos de policías y militares siempre en actitud defensiva. Pocas veces se recurre al plano secuencia (plano sin cortes), típico de las transmisiones en vivo, que en cambio abundan en los medios digitales independientes. En el plano secuencia, la posibilidad de control sobre el discurso audiovisual es mucho menor.
La otra clave para entender la representación efectuada por los mencionados noticieros de los Paros Nacionales de octubre 2019 y junio 2022 es preguntarse por aquello que no muestran. En primer lugar, los mencionados noticieros casi nunca dan cuenta de las causas estructurales que explican los paros ni analizan las demandas de los sectores sociales movilizados. En segundo lugar, no se muestran las graves violaciones a los derechos humanos reportadas por las organizaciones de la sociedad civil: muertos, heridos, mutilados y detenidos (11 muertos y 1340 heridos y mutilados en octubre 2019; 5 muertos y 200 heridos al 26 de junio de 2022). Las pocas veces que lo hacen es para referirse exclusivamente a los heridos en las filas policiales y militares o para repetir la versión oficial, que invariablemente atribuye las muertes a “accidentes” que nada tuvieron que ver con la represión estatal. Tampoco se muestran expresiones de solidaridad social, como las donaciones y el voluntariado en los centros humanitarios de acogida a manifestantes indígenas instalados en las universidades públicas ni las copiosas producciones culturales (música, murales, audiovisuales, etc.) generadas alrededor de los paros nacionales.
A partir de la grabación, edición y posproducción de las notas sobre las protestas sociales de 2019 y 2022, los informativos 24 Horas y Televistazo construyen un mundo caracterizado por un maniqueísmo moral más propio de las narraciones fantásticas que del campo noticioso. Desde las categorías acuñadas por Greimas y Propp, en esta ficcionalización del relato noticioso operada por los informativos de Teleamazonas y Ecuavisa, los y las manifestantes están representados como el villano, que roba al país su tranquilidad y su derecho a la circulación y el trabajo; policías y militares están construidos como el héroe de la historia, que cumple con la misión de enfrentar a los “violentos manifestantes”; el gobierno hace las veces de destinador, que fija la misión al “héroe”; y la “democracia”, la “paz” o el “estado de derecho”, aparecen como el objeto de deseo, que debe ser recuperado por el héroe policial-militar del villano manifestante.
Este maniqueísmo narrativo y moral que se propone como interpretación de la realidad al público autorizan a su vez la asunción por parte de los presentadores de los noticieros de un papel que nada tiene que ver con el “periodismo imparcial”, como constantemente se repite en los spots de los noticieros. Se trata del papel de fiscales y jueces. Convertido el set de televisión en juzgado, presentadores como Alfonso Espinosa piden la intervención enérgica de la policía y la fiscalía luego de alguna nota acerca del “vandalismo de los manifestantes” durante tal o cual protesta. También afirman que “bajo estas circunstancias, no se puede dialogar” o se arrogan la representación del conjunto de la sociedad diciendo que “el país está cansado de las paralizaciones” . Es más, me atrevería a afirmar que el discurso maniqueo y ficcionalizado de los noticieros sobre el paro poco a poco, nota tras nota, va generando un clima, exaltando un estado de ánimo, que justifique la mano dura e incluso una eventual masacre de la población que protesta.
En conclusión, pese a que a que la Constitución ecuatoriana reconoce el derecho a la resistencia de la población (Art. 98), los noticieros de Ecuavisa y Teleamazonas (aunque también otros medios radiales y digitales) han representado las movilizaciones de octubre de 2019 y 2022 como un DELITO. Esta representación no contribuye al diálogo social sobre las causas de fondo de las protestas y más bien exacerba el clima de violencia y polarización social.
La otra clave para entender la representación efectuada por los mencionados noticieros de los Paros Nacionales de octubre 2019 y junio 2022 es preguntarse por aquello que no muestran. En primer lugar, los mencionados noticieros casi nunca dan cuenta de las causas estructurales que explican los paros ni analizan las demandas de los sectores sociales movilizados.
*Gerardo Merino es docente investigador
*Desconocemos al cantautor, pero agradecemos sus versos que de manera didáctica cuentan como desinforman los medios.
Fotografía: Pixabay
“En conclusión, pese a que a que la Constitución ecuatoriana reconoce el derecho a la resistencia de la población (Art. 98), los noticieros de Ecuavisa y Teleamazonas (aunque también otros medios radiales y digitales) han representado las movilizaciones de octubre de 2019 y 2022 como un DELITO.”
Falso, de falsedad absoluta; los medios han mostrado los innumerables delitos cometidos por los manifestantes y los supuestos “infiltrados”.
Y gracias a Dios ahora hay las redes sociales, ahi se pueden ver muchos mas delitos cometidos. Ahi se puede ver el doble discurso del terrorista Iza que finge dialogar en el centro educativo y hace mas peticiones absurdas como la inmunidad (lo que demuestra que han cometido graves delitos incluso el asesinato de un militar) y exige la salida del Ministro del Interior como si fuera parte del gobierno.
“En primer lugar, los mencionados noticieros casi nunca dan cuenta de las causas estructurales que explican los paros ni analizan las demandas de los sectores sociales movilizados.” Las causas estructurales son la pobreza de una parte de la poblacion pero Iza y sus complices (entre los cuales estan el correismo y probablemente los mafiosos del “cartel de los tetones” de Miami) que tratan de correr a Lasso y tomar el poder es la principal causa. Ademas, con estas manifestaciones lo que se ha hecho es exacervar justamente la probreza, el desabastecimiento y el hambre del pueblo y ese es otro delito cometido por Iza y sus complices.
Y no nos engañemos, los indigenas y el pueblo solo han sido la carne de cañon para una lucha entre las elites, como siempre ha sido.