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21 Noviembre 2013
Lo presentía. Casi como una obviedad. La señora Tassi decía en Radio Pública que esa sí era una emisora nacional “porque es la única que da la hora de las islas Galápagos” al mismo tiempo que daba la hora del continente. Y una sonrisa de incredulidad se me dibujaba en el rostro: lo presentía, no se han cuestionado el modelo de un medio verdaderamente público.
La construcción de medios públicos –ya lo he sostenido en otros artículos– es una necesidad en toda sociedad democrática. Medios que vayan más allá del modelo privado, que medien con una agenda alejada de la doble dependencia del poder político y del económico. Con estructura propia.
Y así, la Radio Pública fue despertando en todo el país. Sin embargo, para tener ese carácter de nacional, debía dar voces a diversidad variopinta que representa superar el bicentralismo de Quito y Guayaquil. Así nació la idea de las corresponsalías en las “principales” ciudades ecuatorianas.
La inversión fue muy grande. El modelo de desplazamientos de quienes estaban en Quito fue la mayor evidencia. “Hoy he desayunado en Guayaquil y he almorzado en Quito”, decía, haciendo gala de aquella movilidad, un locutor de la Radio Pública. La misma señora Tassi ha hecho un sinnúmero de desplazamientos por todo el país para sus transmisiones especiales.
Cuenca también abrió una corresponsalía. Y contrataron a dos periodistas que aunque jóvenes, acumulaban una gran experiencia que superaba la comunicación mediática. Johnny, por ejemplo, creó un programa de inclusión montando un programa radial entre las personas privadas de la libertad: Voces del alma, un noticiario semanal que no solo que cumplió con la función de aportar en el proceso de rehabilitación mutando a convictos en reporteros ciudadanos, sino que recibió una serie de reconocimientos institucionales.
Desde nuestro rol de ciudadanos mirábamos con buenos ojos esa dinámica social. Porque por eso mismo es un medio público, porque nos pertenece a todos, porque lo hacemos todos.
Pero la mañana del 14 de noviembre anterior, en plena jornada de trabajo, Johnny y Lennin, los dos reporteros encargados de poner en el contexto nacional informativo a Cuenca, recibieron una llamada de la “señorita Geovanna”, mediante la cual les advirtieron “que se quiere dar mayor potencia al Puyo, que como no había presupuesto para mantener las dos ciudades, Cuenca queda afuera de los planes”.
¿Fuera de los planes? Así, de un plumazo, Cuenca quedaba fuera de los planes de la Radio Pública. Cuatro personas fueron despedidas: dos reporteros y dos operadores; dos días después fueron recontratados solamente los operadores.
¿Así se construye un verdadero medio público? Dejando sin voces a una ciudad del país que es tan importante como Puyo. Intuyo que tiene que ver con que Cuenca es considerada el bastión del movimiento de Gobierno y por ello seguramente innecesario en el “aporte informativo-electoral” del medio público mal llevado como gubernamental.
El problema fundamental de los medios públicos es la falta de independencia, y también esa actitud de replicar las estructuras caducas, obligando a firmar renuncias sin fecha a sus empleados y construyendo su agenda con intereses partidistas.
¿Así se construyen medios públicos? O así solo se ponen en evidencia y despiertan la indignación de quienes sí creemos en los medios públicos por derecho. Y, en consecuencia, decimos: no es su patrimonio, es el patrimonio de los ecuatorianos.