Epístolas al Ecuador. No. 2
12 de junio del 2014
Mi madre, que al momento se encuentra muy delicada de salud, cuando éramos jóvenes y ella consideraba que sus hijos o vecinos estaban en toda fiesta del barrio, bautizo, casamientos, confirmaciones y grados, sobre todo si eran de nuestras vecinas, nos decía: “ya está bien pues hijito, no es bueno ser “perra de toda boda”.
Recordé esto, cuando escuché la noticia de que el presidente iba al partido de la selección ecuatoriana en Brasil; parece ser, que a último momento, bien porque ya no había entradas o por consejo político ya que la mala leche y el peligro de cargar con la culpa, decidió no ir. Esto sería bueno si esta actitud de estar en todo evento social, sobre todo donde haya cámaras, no se hubiese convertido en una obsesión para el mandatario de nuestro país.
Recordemos que en las olimpiadas de Londres quiso desfilar con la delegación de deportistas y en los últimos tiempos reclama de forma airada cuando los medios de comunicación aparte de editar una noticia en primera página la misma debe ser extensa a sabiendas que él es la persona más importante del país. Llega al extremo de persuadir a la ciudadanía que exija a los medios impresos un mayor espacio para información referente a sus acciones.
Recordé entonces un artículo mío que fue reproducido en el Periódico “La Hora” en el cual me refería a esa terrible enfermedad que es la megalomanía y el egocentrismo. El narcisismo cabalgante y dañino entronizado en el gobierno.
Es lastimoso ver que día tras día el Presidente se preocupa de aparecer en toda inauguración desde un graderío, un edificio, un pequeño o gran puente, una carretera de 1 ó de 10 kilómetros, un mercado como un centro de exposiciones, el ascenso del Papa y la santificación de otros. Acude a las reuniones regionales siempre y cuando tenga la posibilidad de tener una tribuna y de abundantes cámaras. Sus coidearios hacen un trabajo permanente de difusión de su figura y no tardan en traer el ofrecimiento de un nuevo título honoris causa.
Según sus propias palabras entre semana revisa los contenidos de las sabatinas y el viernes ya está en algún rincón del país lleno de un séquito de acólitos y la farra, por lo menos, es hasta la una de la mañana. Al otro día empleados públicos, en su mayoría obligados o ciudadanos a quienes cubren el costo de su trabajo o paseo, los gobernadores, jefes políticos, asambleístas y alcaldes de ocasión quienes deben aplaudir, gritar ¡reelección! ¡reelección! El entusiasmo será respondido con una sonrisita cómplice. Deben festejar las bromas e indignarse contra la prensa “corructa”. Consumido todo el sábado. Domingo descanso.
Muchas de las ocasiones la sabatina le sorprende en otro país, pero lógicamente, la misma ya está preparada con muchos días de anticipación y no se escatima en gastos. Este ha sido el Presidente que más viajes ha realizado y más ha gastado en los mismos. Aviones nuevos, un avión para viajes intercontinentales en el que vuelan desde cantantes hasta futbolistas y desde empresarios a familiares o amigos de ocasión con cuyo viaje confirma la confianza del jefe.
En esta semana nos enteramos por los medios de comunicación que el Ecuador y su gobierno se ofrecen para ser los mediadores en el conflicto colombiano entre gobierno y guerrilla. Mientras tanto, en el Ecuador hay centenas de procesados por sabotaje y terrorismo a quienes lo único que les ofrece es la persecución y la cárcel. Resulta irónico, por decir lo menos, esta aplicación de un doble estándar, más bien es clara la doble moral de que hace gala este gobierno y particularmente, el Presidente de la República.
Recuerdo que hace más de un año me contaban como en la República de los borregos un ministro fue defenestrado insultado y vejado en el palacio presidencial por el error de haber mencionado la calvicie cabalgante del mandatario. Algo parecido al traje del emperador ¿verdad?
Recuerden gobiernistas que la vida secreta de los dictadores se desentraña casi siempre después de su ocaso y se conocen sus traumas, sus afectos, sus idilios personales y familiares, las excentricidades, los odios y aversiones. Desde luego con el silencio cómplice de sus allegados y empleados que podrían ver a sus gobernantes llevándose un avión entero o las torres petroleras por sus narices, sin decir nada y con indolencia total de la mayoría de la población ecuatoriana.
El egocentrismo y la megalomanía terminan en ocasiones dejándonos a todos los habitantes de un país como ejemplo de cretinismo y en ridículo con el mundo entero. Y desde luego la historia cuando termine este gobierno desempolvará muchos de esos sucesos hoy vedados.
Recuerdo que el Presidente Borja en alguna de sus esporádicas entrevistas refirió que él trabajaba 14 horas diarias y no le alcanzaba el tiempo para revisar y despachar asuntos de estado. Se podría abogar diciendo que fueron tiempos diferentes y que hoy la tecnología nos permite estar en otros lados y enterarnos de lo que sucede con tu despacho.
Pero me asalta una inquietud: ¿Cuándo y a qué hora gobierna el Presidente? Si tiene tantos compromisos sociales, preparar discursos, manejar el movimiento político y presidir sus sesiones, reuniones con sus ministros; pero cuando revisa los documentos de Estado. Dejar todo en manos de asesores es, desde mi punto de vista, totalmente irresponsable. Está desperdiciando el segundo boom petrolero pues el país a pesar del dinero que ha entrado por el precio del petróleo y la abundante deuda externa, no ha generado industria que nos permita sobrevivir en el futuro.
Ciertas actitudes del Presidente me han causado vergüenza ajena, ya que, todo sabe, conoce a todo mundo y resulta que hasta el Rey de España y la reina Sofía, según él, han sido entrañables amigos. Por favor. Es hora de ubicarse, no es entrañable amigo una persona quien le ha dado chance de tener una charla de 10 minutos. Usted no puede sorprender a los ecuatorianos siendo “perra de toda boda”. ¡Basta ya!
