RESPUESTA A LA CARTA DEL PRESIDENTE CORREA SOBRE LAS FACULTADES DE LA ASAMBLEA NACIONAL.
MARÍA PAULA ROMO
Quito, 18 de abril de 2012
Señor Economista
Rafael Correa Delgado
Presidente de la República del Ecuador.
Señor Presidente,
Me refiero a su oficio No. T.1.C.1-SNJ-12-435 en el que se dirige al Señor Presidente de la Asamblea Nacional para comunicarle su “rechazo” a determinadas resoluciones de la Asamblea Nacional mediante las cuales lo “exhorta” a tomar alguna decisión propia de sus responsabilidades.
Dice usted, al inicio de la carta, que quisiera imaginar “cuál fuera la reacción de la Función Legislativa, si en mi calidad de Jefe de la Función Ejecutiva yo expidiera decretos “exhortando” a la Asamblea Nacional a que trabaje más; a que no pierda tiempo en discusiones baladíes; a que tenga menos asesores; a que no se expidan resoluciones que por su deficiente formulación semántica han generado en los ciudadanos grandes sonrisas y luego una vergüenza ajena terrible; o a que sus miembros no viajen tanto fuera de la República” .
No puedo adivinar cuál sería la reacción de la Función Legislativa en su conjunto, pero le puedo decir la mía frente a esos comentarios:
En primer lugar una carta en esos términos es una falta de respeto al Presidente de la Asamblea, a sus compañeros y compañeras que constituyen la bancada más grande en este cuerpo colegiado, y a todos los asambleístas. Yo también quisiera imaginar cuál sería su reacción y la frenética actividad de la SECOM si usted fuera el destinatario de una comunicación así.
Respecto de resoluciones repetitivas, que provocan risas o que contienen hasta faltas semánticas, creo que lo ideal sería no sacarlas a colación puesto que la resolución a la que seguramente se refiere (la del Che Guevara “ejecutado vivo”) fue presentada por un asambleísta cuya iniciativa ha sido clave para la posible aprobación de la Ley de Comunicación y apoyada por varios de sus compañeros de partido. En todo caso podríamos comentar sobre resoluciones de este tipo y errores de bulto que suelen sucederle incluso a usted, por ejemplo el Decreto Ejecutivo 1780 en donde con su firma autorizaba a algunas comunidades religiosas a “evangelizar” a los pueblos indígenas que habitan en la Amazonía ecuatoriana[1]. El Decreto fue rápidamente reemplazado y aunque no por su existencia cuestionaría el sistema democrático, comprendo su comentario, ese Decreto Ejecutivo en su momento me provocó vergüenza propia y ajena.
En todo caso, estas observaciones resultan casi anecdóticas frente al tema central planteado por su carta: el modelo de democracia y de relación entre poderes en el que usted cree o impulsa.
El Legislativo tiene tres posibilidades distintas de actuación: elaborar, derogar, reformar las leyes; fiscalizar los actos de otros poderes del Estado; y, emitir sus opiniones o criterios a través de resoluciones. Su inconformidad con la tarea legislativa la expresa usted en el abuso de la facultad de veto, la fiscalización es para usted casi una afrenta y por eso, en estos años, sólo en una ocasión un juicio político ha sido debatido en el Pleno de la Asamblea[2]; finalmente con su carta usted sugiere al Presidente de la Asamblea que tampoco se traten resoluciones. La pregunta es obvia señor Presidente, ¿cuál es según su criterio la tarea de la Asamblea? Al parecer para usted lo ideal sería que no exista.
Llega usted a insinuar que las resoluciones en que la Asamblea lo exhorta a tomar alguna decisión “constituyen una grosera violación a la independencia entre Funciones del Estado”[3]. Exhortar es en estricto sentido invitar o incitar a través de palabras, una simple comunicación; mientras tanto, en detrimento de la independencia entre Funciones del Estado usted acaba (con la complicidad de la Corte Constitucional) de vetar totalmente la ley que le permite a la Asamblea Nacional auto regularse. Esa sí es una decisión concreta, con efectos reales, a través de la cual viola la autonomía de este poder del Estado que según la Constitución es un poder equivalente al que usted representa.
Señor Presidente, si para usted el “Parlamentarismo” está en crisis desde su nacimiento[4], ¿en qué tipo de democracia cree? ¿Conoce usted alguna democracia contemporánea que funcione sin Parlamentos? Siguiendo el razonamiento de su carta, ¿los Parlamentos están en crisis desde el mismo momento de su creación?, desde las asambleas populares que derrocaron a las monarquías, el postulado central es la separación de poderes y la creación de un sistema de pesos y contrapesos. Por genial que sea un gobernante, no puede y no debe concentrar todo el poder, ese es el origen de las democracias como hoy las conocemos. Por supuesto este concepto ha ido enriqueciéndose y abarcando otros aspectos, pero la independencia de funciones continúa siendo uno de sus pilares.
Si su preocupación es la calidad del debate político, es tarea de todos el elevarla, pero el desprestigio de la política es el desprestigio de la democracia; sólo las ideas autoritarias pueden beneficiarse de episodios como este. La única forma de fortalecer la democracia en tanto sistema político es estar dispuestos a asumirla como una forma de vida, por eso lamentamos profundamente su desencanto con la democracia y con los valores que la animan.
Atentamente,
María Paula Romo
Asambleísta
Movimiento Ruptura
C.c.
Arquitecto Fernando Cordero, Presidente de la Asamblea Nacional del Ecuador.
Señores y señoras asambleístas.
Señora Ingeniera Beatriz Tola. Ministra Coordinadora de la Política.
[1] “ a) A trabajar con todo afán en pro del desarrollo, fortalecimiento de las culturas, evangelización e incorporación a la vida socio-económica del país, de todos los grupos humanos que habitan o habitaren dentro de la jurisdicción territorial encomendada a su cuidado, exaltando los valores de la nacionalidad ecuatoriana;” Decreto Ejecutivo 1780, Registro Oficial 620, del 25 de junio de 2009.
[2] El juicio político a la Sra. Gloria Sabando que usted mismo pidió a través de su rendición de cuentas de los días sábados.
[3] “Seguramente, la reacción de la institución que usted preside sería de un enérgico rechazo, argumentando que tales “decretos de exhorto” constituyen una grosera violación a la independencia entre Funciones del Estado, principio garantizado en todas nuestras Constituciones desde los albores de la República.”
[4] “Tales exhortos señor Presidente, reflejan la crisis por la que está pasando el Parlamentarismo en el mundo, que no ha superado a época de las Asambleas Populares con los cuales se derrocaron monarquías y que pretende buscar un equivocado espacio político dentro de la actividad gubernamental.”