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viernes, noviembre 22, 2024

SALTAR AL VACIO. por Jorge Oviedo Rueda

La Hora www.lahora.com.ec

La última marcha de los movimientos sociales opuestos al régimen puso en evidencia, una vez más, que el gobierno carece de respaldo popular. En el Ecuador se está realizando el “milagro” de una revolución sin pueblo.

Lo grave de esta situación no consiste en el debilitamiento de las fuerzas correistas que, al fin y al cabo, después de ocho años comienzan a mostrar su verdadero rostro, sino en la debilidad política de la alternativa popular. Otra vez el rio se va represando, pero no se están creando las condiciones para canalizar el desfogue cuando llegue el momento.

Lo reprochable es que no es esta la primera vez, ni puede decirse que el movimiento popular está en pañales. Ya pasó cuando Mahuad, cuando Bucaram, cuando Gutiérrez y, también, cuando Correa: la fuerza popular sólo sirvió para que el centro político y el peligroso reformismo se hagan del poder.

Nada nos hace pensar que se prepara políticamente la alternativa. La izquierda stalinista, representada en las posiciones emepedistas, carece de imaginación y fuerza para oponerse a Correa; el movimiento sindical conserva líderes que limitan su potencial; el movimiento indígena se enconcha en sí mismo sin poder eclosionar a una representación nacional y el movimiento barrial de las grandes ciudades sigue en manos de los populismo de izquierda y de derecha.

Avanza la crisis política del reformismo correista y las fuerzas populares no dan “pie con bola”. Las denuncias de corrupción y otras batallas menores se las debe dejar al centro y a la derecha que tienen dinero, tiempo y plumíferos que pueden hacerlo. Hoy se trata de tejer la red de la oposición popular para que el pueblo, cuando llegue el momento, no se vea obligado a caer en manos de la derecha o de saltar al vacío.

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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2 COMENTARIOS

  1. Es la opinión que hemos venido sosteniendo. Y claro, es inevitable que busquemos las razones por las que el pueblo, la izquierda, no encuentra el camino correcto hacia los verdaderos procesos revolucionarios. Considero que hay que señalar las crisis al interior de los partidos de izquierda, fruto a menudo del oportunismo; la penetración de la CIA en varios sectores, el MPD sobre todo. La fractura del movimiento indígena, por obra y gracia de la RC que cooptó cuadros, compró conciencias y llevó adelante procesos clientelares (por supuesto con mucho más eficacia que los de los azadones del dictócrata Lucio, etc.). La otra izquierda, la del PCE, casi extinguido -y ahora intentando reconocimiento desde CNE- es la expresión del más puro acomodo burocrático, acríticos que son, obedientes a las órdenes de su majestad. En cuanto al partido socialista, ahí está, también fracturado, por las mismas razones. Queda un amago de socialismo revolucionario, pero cuyos líderes son sólo académicos y carece de base social vigorosa y bien orientada. Hay que ir a las bases, hay que recuperar la ética revolucionaria. Hay que alertar sobre el peligro de caer en manos de los banqueros del opus dei. Hay que caminar sin pausa, pero sin atolondramientos. El capitalismo es terriblemente versátil en cuanto a metodología: el neoliberalismo va en pos de la restauración, eso es cierto. El correismo, capitalismo reencauchado, con ciertos arrestos neokeynesianos, se empeña en su reformismo, alejado cada vez más del socialismo que mencionó. Y de pasada, ataca a los trabajadores, monta una legalidad violenta y represiva, castigadora y humillante. La respuesta a estas aberraciones no puede ser alinearnos con la derecha neoliberal. Tampoco caer en las redes de ese correísmo, cuyas torceduras conducen al reflote de los banqueros, pero endilga a la izquierda, acusándola de coludirse con ellos. El camino es el verdadero socialismo -por cierto no el estalinista y estatista, sino el comunitario y democrático.

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