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sábado, noviembre 30, 2024

Se aprobó la reforma a la Ley de Cultura (2016)

El proyecto que sigilosamente agenció el Ministerio de Cultura y Patrimonio en la Asamblea

La Línea de FuegoPor Pao de la Vega

Este hecho ha sacudido muy poco al gallinero. En las redes, el debate y la relevancia del asunto son casi nulos. La Sede Nacional de la CCE rechaza la aprobación y recuerda el proceso participativo con el que construyó y sostuvo su proyecto de reforma a la ley, subrayando especialmente algunos artículos en los que fundamentaba una posibilidad de transformación institucional de la Casa. El Ministerio, por su parte, celebra la aprobación de la reforma con su “aporte significativo” (sin explicarlo) y agradece la colaboración de organismos e instituciones (no menciona cuáles).

En medio de esto, está la apatía de un sector que descifra la ley más como un instrumento de operatividad burocrática que como un marco que permite mejoras concretas a sus difíciles condiciones de vida y garantía de derechos. Nadie saldrá a la calle a celebrar la reforma o a rechazarla; quizás haya un par de fanáticos que aplaudan que se tumbaron otra “ley correista”, que al fin y al cabo nunca llegó a aplicarse plenamente. Y es que esta reforma no ha sido un proyecto político que contagie y convoque, no ha habido pedagogía alguna sobre los cambios propuestos y su incidencia en el trabajo institucional, en el lugar de la cultura en la vida ciudadana, en la transformación para la paz y convivencia, o en las dinámicas de producción sectorial. Finalmente, ¿Qué proyecto se aprobó ayer en esta reforma? El desconocimiento es casi general; solo circula un pronunciamiento del Presidente de la CCE que expresa su rechazo debido a algunos artículos eliminados de la propuesta promovida por esta institución (lo único que sabemos).

Si hace pocas semanas el Ministerio de Cultura y Patrimonio realizó un taller con el BID para construir la política de industrias creativas, sospecho que las reformas que ha agenciado estarán sobre todo orientadas a viabilizar esta política próxima a publicarse. Sé que artículos como la creación de la Red de Cultura Viva Comunitaria han sido eliminados, desconociendo el proceso político social que significó su inclusión. La cultura viva también será orientada a una política de industrias creativas. Preocupante. Inclinar la balanza a un enfoque de industrias siempre me ha resultado insuficiente para comprender campos complejos de producción cultural y problemas contemporáneos atravesados por lo cultural. ¿Qué otros cambios supone esta reforma promovida por el Ministerio y que afectaciones tendrá en la gestión pública de la cultura, en el funcionamiento del sistema, o a la construcción de ordenanzas de cultura como la del DMQ? ¿Qué pasará con el fondo de fomento? Muchas preguntas, en un Ecuador que camina literalmente a tientas.

La Línea de FuegoImagen tomada de la Web.

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