SUMAK DEMOCRACIA
Sebastián Endara
Después del reciente lío que ha experimentado la democracia representativa en el país, al constatarse que los mecanismos que viabilizan la representación del pueblo y cristalizan el supuesto ejercicio de la voluntad general están llenos de fallas que posibilitan su manipulación y uso en beneficio de otros intereses; más allá de cuestionarnos cómo es posible que ello haya ocurrido, deberíamos preguntarnos si debemos seguir manteniendo esa forma de democracia.
Más aún cuando se entiende que el concepto más revolucionario de la historia de la región andina, el Buen Vivir, nos invita a realizar verdaderos ejercicios de participación colectiva en la construcción de nuevas formas de organización. O este último no se entendió muy bien, o vista las profundas posibilidades transformadoras de status quo que implicaba, se prefirió vaciar el concepto de sus connotaciones subversivas y se lo asimiló de manera parcial y timorata, al discurso de lo establecido.
Entonces ¿Qué hacer? Nosotros pensamos que responder a esta pregunta es precisamente la misión de un nuevo pensamiento social que se ha entrampado en tratar de darle algún sentido a la forma de organización tradicional dentro de una idea de cambio social deficientemente definida. Naturalmente en esta relación gana la forma tradicional y bien definida y las aspiraciones revolucionarias, quedan en aspiraciones.
Los planes de ordenamiento territorial podrían ser ejemplos claros de esta cuestión. Son excelentes herramientas de obtención de información, pero difícilmente con estas herramientas puede abordarse la construcción de otras formas de organización donde se viva la democracia directa, la participación, donde se piense colectivamente en la producción y la riqueza, donde el pensamiento colectivo sea el baluarte de la cultura. Este pensamiento, lejos de ser un producto del idealismo, debería convertirse en un ejercicio cotidiano, experimental y permanente, y debería planificarse y prospectarse con este sentido, que lamentablemente no existe.
Ahí está el germen del Buen Vivir para el futuro, y con ello no queremos decir que no existan ya “otras” prácticas de organización y participación, que nos brindan alguna luz, sino que existen o han nacido precisamente al margen del sistema y que en su interacción con él, nos van dando las pautas de que es posible otra sociedad y otra democracia, una Sumak democracia, donde se logre superar la ineficiencia de organizaciones burocratizadas, donde se logre la convergencia de intereses, donde en resumen todos seamos libres y ricos, pero responsables con nuestra comunidad de vida, con la naturaleza y con nosotros mismos. Ése es el pensamiento hacia la Sumak Democracia, que tantas veces ha sido denunciado como anarquista y caótico, al endilgarle la culpa de la ineficiencia de estas organizaciones, por el hecho de denunciar la ineficiencia y estar en contra de tal cuestión, que en definitiva afecta los intereses de los pueblos. Absurdo.