Señor Juez: Yo, profesor de filosofía, me presento ante usted para formular una denuncia sobre los efectos secundarios de la vacuna con la que se me ha inmunizado para el covid-19. Paso a relatar los hechos y consecuencias que sustentan mi denuncia.
Comprar vacunas no es lo mismo que recibirlas. Los países ricos se han replegado sobre sí mismos para acaparar las elaboradas por Pfizer y AstraZeneca. La UE ha cerrado sus fronteras para impedir la salida del codiciado producto. Israel pronto habrá inmunizado a sus nueve millones de habitantes, pero en 2021 nueve de cada diez personas de unos 70 países de bajos ingresos tratarán de sobrevivir con la amenaza constante del contagio.
Alejandro Moreano, uno de los mayores exponentes del pensamiento crítico ecuatoriano y regional, nos propone la presente reflexión bajo el título de Tragedia y Épica del Coronavirus, en una asociación de lo que ha supuesto el temor a la muerte provocada por el nuevo virus, y, al mismo tiempo, la heroicidad de la sobrevivencia y las formas en cómo se expresa.
El sistema de salud del Ecuador es autoritario monopólico, desplaza todo constructivismo crítico y no admite alternativas al diseño central. Autoritarismo endógeno de débil rectoría frente a un universo atomizado, que hacen que el país no tenga Sistema de Salud y que supervivan microsistemas no integrados.
La crisis económica, sanitaria y social del país nos encamina a reflexionar sobre el papel de las universidades privadas de cara a una problemática ineludible. Las economías familiares de sus estudiantes están agonizando.
Con bombos y platillos los dadivosos y caritativos bancos decían que donaban alrededor de unos 30 millones de dólares para “salvar vidas”. Casi todos aplaudían y vitoreaban semejante desprendimiento de los solidarios banqueros. Algo, que para ellos es solo una canita al aire, luego de haber ganado el año pasado 600 millones de dólares, es decir, su solidaridad alcanza apenas al 5% de esa suma.
Mientras las mejores tierras del país se dedican a la producción de banano, palma, camarones y un número más de productos de exportación, los pequeños productores no disponen de tierra suficiente y hay miles de campesinos que ni siquiera tienen tierra o producen en tierras de poca fertilidad, en pendientes y sin riego.
Las élites latinoamericanas acaban de ratificar su menosprecio por sus países, por pueblos de los cuales se sienten albaceas, pero no parte. La pandemia del coronavirus no es una catástrofe colectiva que afecta a millones de personas, sino una oportunidad para replantear y repotenciar sus negocios.
Análisis sobre empleo, subempleo y pobreza en Ecuador, en el marco de la pandemia: cuatro de cada diez ecuatorianos tiene carencias para estar en condiciones mínimas de bienestar y esto en el ámbito rural envuelve a 8 de cada 10 personas.
En países como Ecuador, donde el sistema sanitario está colapsado y la economía completamente estancada, la diferencia entre la vida y la muerte podría estar en que el Estado por lo menos distribuya mascarillas efectivas, pero eso sí, sin sobreprecios.
Recomendaciones de lectura para enfrentar el confinamiento forzado por el coronavirus. Más allá de su vigencia literaria, ciertos clásicos pueden también darnos pistas acerca de la actual coyuntura pandémica. Laura Penagos Peña nos propone algunos títulos para leer mejor estos tiempos turbulentos.
Ecuador ya vivía un estancamiento económico de más de cinco años, un empleo deteriorado y una deuda externa cuyo pago desangra de forma permanente al país. Semejante escenario crítico se va transformando en una barbarie con la llegada del coronavirus (covid-19).
Aprovechándose del pánico al contagio del virus y el toque de queda que logra encerrar a la mayoría de ecuatorianos, bajo la represión policial, militar y mediática, el gobierno de Lenín Moreno propone un nuevo sacrificio a los más golpeados por los bajos ingresos, la precariedad y el capital depredador, a pretexto de ocuparse de los más “vulnerables” y “la emergencia sanitaria, económica y social”.
La medida de cuarentena adoptada por todos los países ha hecho visibles muchos problemas que atraviesa América Latina y no son de ahora: esta región siempre ha sufrido el embate de problemas sociales.
La administración de Donald Trump a diario presenta reportes de sus fracasos en la lucha contra el covid-19, hecho que contrasta con la realidad de sus colegas de Alemania, Japón y Corea del Sur donde la alta morbilidad expresa al mismo tiempo una baja mortalidad, un indicador de rechazo a la tesis fatalista de ciertos gobernantes que anticipan certificados mortuorios o establecen aritmética preconcebida con tasas de muerte admisibles.