"Una tarde en el metro”, el cuento de Sofía Gavilánez, constituye un esfuerzo por situarse en una realidad histórica especialmente problemática: el presente, violento y nebuloso, de la ciudad de Quito, aunque el relato podría muy bien ubicarse en cualquier otra ciudad ecuatoriana. Un análisis de Lizardo Herrera.
El Ecuador nació corrupto. Desde sus orígenes como república ya estuvo impregnado de corrupción. Desde la Colonia hasta la actualidad, la corrupción transversaliza a la historia de la sociedad ecuatoriana.
La profunda crisis económica provocada por el confinamiento decretado en prácticamente todo el mundo, para combatir el coronavirus, obligó a recuperar el papel del Estado, en la mayor parte de países del mundo, inyectando masivos recursos económicos para estimular la reactivación productiva, proteger el empleo y paliar la crisis provocada por el confinamiento, sin embargo, el gobierno ecuatoriano, continuó aplicando las políticas de ajuste acordadas con el Fondo Monetario Internacional: despidió empleados públicos; redujo el gasto y la inversión pública inclusive en salud y educación; privilegió el pago a tenedores de bonos de deuda pública externa; eliminó subsidios a los combustibles; incurrió en masivos atrasos en el pago a pequeñas y medianas empresas proveedoras del Estado; introdujo normas laborales restrictivas de derechos e incluso dictando leyes para limitar el monto del gasto y la inversión públicas a futuro.
Por Jaime Chuchuca Serrano*
Pocas veces la humanidad ha estado tan atónita como a inicios del 2020. Las generaciones de jóvenes actuales nunca vieron a...
La corrupción es un negocio multimillonario que fluye desde países ricos o empobrecidos, hacia los paraísos fiscales en Panamá, Bahamas, Andorra, China o Dakota del Sur, con un costo total anual de más de 5 por ciento del PIB mundial. En 2012, el Foro Económico Mundial estimó que cada año se paga en sobornos un millón de millones de dólares.
Por Francisco Escandón Guevara*
El apellido Bucaram, así como otros de ascendencia libanesa, está relacionado a la inmigración de finales del siglo XIX que huía...
La nueva normalidad ha revelado como fatalidad perpetua el descalabro del Estado y sus instituciones, muchas de ellas fallidas, a causa de patologías sociales como la corrupción, que a diario hace noticia en el país, por ser usada como modelo de gestión de las élites políticas.
Tras quince días de incertidumbres, rumores y un caldeado debate en redes sociales, el presidente Lenín Moreno, el pasado 4 de agosto, anunció que el Ecuador había culminado una "exitosa" renegociación de la deuda externa ecuatoriana.
Luego de la renuncia del empresario y radiodifusor, Otto Sonnenholzner, el pasado 7 de julio, el gobierno de Lenín Moreno se prepara este viernes para tener a su cuarto y quizás último/a vicepresidente de un régimen impopular. Antes ocuparon esa dignidad Jorge Glas Espinel y María Alejandra Vicuña.
La pandemia golpea y más estupor causa la conducta humana que transita sin piedad ante el dolor, se confabulan prácticas inmorales y quehaceres políticos.
Una red de corrupción traficó con la entrega de carné de discapacidades, cuyos beneficios se usaron para la importación de autos de alta gama, obtención de puntos a favor para lograr puestos en el sistema público.
El nuevo presidente del Consejo Directivo del IESS, Jorge Wated, plantea una serie de reformas para superar la asfixia económica del sistema de pensiones afectado por la corrupción.
Según un reportaje del Financial Times de 22 de junio de 2020, Ecuador sería uno de los países de peor desempeño frente a la pandemia, al registrar en 2020 un incremento del número de decesos por semana (por todas las causas) de 122%, en relación con años anteriores.