Estamos ante una sociedad anómica, raquítica, desinstitucionalizada y violentada, atrapada entre el miedo a una pandemia y el terror creciente a un mañana de hambre, pobreza y miseria.
Hemos pasado de una época en la que se intentó transformar a los funcionarios estatales en militantes del partido de gobierno, a otra caracterizada por el desprecio de los ciudadanos –exteriorizado en redes sociales con insultos y generalidades canallescas– que los asocia como los únicos causantes del descalabro económico de la república.
El sistema alimentario de las ciudades, así como de producción agrícola industrial con sus intermediarios, está obsoleto. El futuro viene de la mano de la agroecología, la venta directa y el trueque.
A pocos minutos del informe presidencial del 24 de Mayo, las élites, encerradas en algún sauna de la Cámara de Comercio, decidieron que el Lerdín ya no daba más, que era necesario un cuasi Presidente, que, aunque enano, dé la talla. Y ahí nomás se encargaron de redactar el decreto que le da más poderes al ex rupturita, Roldín.
A estas alturas resulta inevitable asociar la imagen de Lenín Moreno con la de esos reyes debiluchos e improvisados que tienen que dar la cara por unos feudos sobre los que ya no tienen autoridad, y donde cada príncipe hace lo que le da la gana.
El coronavirus ha producido un nuevo cambio en la política ecuatoriana. Si el Paro de Octubre detuvo la implementación de la subida de los combustibles, la coyuntura actual es un shock que profundiza el autoritarismo y la escalada neoliberal.
El escenario del coronavirus y las miles de muertes y contagios están siendo usadas maquiavélicamente por el gobierno de Lenin Moreno para imponer las medidas neoliberales condicionadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El jurista Luis Ávila Linzán, docente universitario e integrante del colectivo Acción Jurídica Popular, nos explica la letra pequeña de la controvertida Ley Orgánica de Apoyo Humanitario
¡Los banqueros unidos jamás serán vencidos! Precarizar el trabajo dicen. Retroceso de derechos de cien años, gritan. ¿Seguridad Social? Ni que esas fantasías sirvieran para algo. Y esperen nomás. Nuestra venganza será implacable con la otra ley urgente.
Los huaorani son un pueblo amazónico, reducido al olvido por un Estado indiferente que nunca ha reparado en los atropellos que han sufrido en distintas épocas
Resulta que nos venden como solución el caduco y anticuado recetario neoliberal de los 90: eliminar el subsidio a los combustibles, aceptar los recortes en la educación y salud públicas y pagar puntualmente la deuda externa –así nos quedemos sin liquidez en tiempos de una megacrisis–.
La sorpresiva pandemia del coronavirus revela cuán frágiles son nuestras sociedades. De un día al otro el mundo se paralizó y quedó envuelto en el miedo. La actividad económica cayó aceleradamente. Muchas advertencias realizadas por años parecen convertirse en realidad.
En Ecuador, en una buena parte de Latinoamérica y en los EE.UU. se relajan cuarentenas que, de por sí, fueron mal concebidas y aplicadas, deshilachadas e inconexas de una estrategia integral que no aparece hasta ahora por ningún lado en estos Macondos de mascarillas con sobreprecios.
Entrevista con una ciudadana ecuatoriana residente en Italia, referida a la gestión de la pandemia y la situación de los migrantes ecuatorianos en aquel país.