Si sortea todos estos escollos, aquel “hijo doctor” que soñaba Florencio Sánchez consigue graduarse del tercer nivel educativo y puede lanzarse a realizar estudios de postgrado como becario. Claro que el Programa de Fortalecimiento del Talento Humano, vigente desde 2007 bajo la órbita de la Senescyt, también atraviesa momentos confusos de la mano de la pandemia y el relevo presidencial. De hecho, durante su campaña, Guillermo Lasso propuso reformar la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), cerrar la Senescyt y reemplazar el sistema de becas por otro modelo cuando asumiera su cargo: el alboroto que causaron esas declaraciones entre los propios beneficiarios –13 mil internacionales, 25 mil nacionales- lo obligó luego a desmentirse, aunque no por completo.
A comienzos del siglo XX (en 1903, para ser precisos), el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez publicó la que sería una de sus obras más reconocidas: M’hijo el dotor. En ella, los sueños de ascenso social de una familia campesina que envía a su hijo a la ciudad para cursar la universidad, se ven interpelados por la forma en que sus saberes tradicionales colisionan con los conocimientos y costumbres adquiridos, en su nuevo entorno, por el joven aspirante a profesional.
Existen muchas denuncias de que la educación virtual no cumplirá con las demandas de todos los estudiantes, se cuestiona la dificultad de acceder al Internet o a un medio tecnológico. Para aportar al debate ponemos en consideración no solo el acceso al Internet, sino cuál es el marco legal para poder exigir que muchos jóvenes no se queden sin su derecho a estudiar.
En los últimos días los recortes presupuestarios a los salarios a las Universidades Públicas desencadenó una serie de protestas por su restitución, ya que afecta el funcionamiento para la formación de personas de escasos recursos que ven en lo público la posibilidad de mejorar su bienestar y, al mismo tiempo, aportar a la sociedad con su trabajo.
Durante la década precedente y lo que va del período gobernante, el daño sostenible más evidente fue y es la implantación del paradigma dominante de la meritocracia, sobre todo porque el escenario de saña es el sistema educativo.
El debate sobre el rol de la universidad en la sociedad siempre fue recurrente en el país, aunque casi siempre el modelo educativo reflejó los intereses de las élites. Francisco Escandón Guevara revisa los avances y retrocesos recientes en la educación superior ecuatoriana, y aventura posibles soluciones a futuro.
La aprobación del Reglamento de Carrera y Escalafón del Personal Académico del Sistema de Educación Superior, por parte del Consejo de Educación Superior, es...
19 de marzo de 2018
Estudiantes, docentes, trabajadores, servidores, ciudadanos y ciudadanas que firmamos este manifiesto, expresamos nuestro compromiso y voluntad de contribuir a la...
DOCUMENTO DE PROPUESTAS ELABORADO POR LOS GRUPOS DE TRABAJO UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD - QUITO, GUAYAQUIL Y CUENCA
Julio 6 de 2017
ANTECEDENTES
Entre los años 2007 y...
Mayo 16 de 2017
“maestr@ que lucha, con su ejemplo,
También está enseñando”
Hace pocos meses circuló, por listas de correos electrónicos, un comunicado urgente desde la...