Las redes sociales son el escenario preferente en el que circulan supuestas mediciones que tienen resultados contradictorios y carentes de sustento científico.
No nos conocemos personalmente, pero te confieso que me embarga una profunda tristeza y desazón tras la condena al expresidente Rafael Correa por el caso “Arroz Verde”, pese a que hace mucho tiempo dejé de apoyarlo políticamente porque me decepcionaron sus rasgos autoritarios y las limitaciones de su gestión para emprender en otros caminos que no sean los del desarrollismo de Estado. Estoy convencido de que esta decisión, al igual que la condena por el llamado "Caso Balda", son parte de una estrategia perversa de judicialización de la política y de politización de la justicia, aupada por las élites políticas y económicas del Ecuador, los medios de comunicación hegemónicos y el poder imperial de los Estados Unidos.
Muero del asco y de la rabia, vecina. ¡Quédecreer que tengamos tanto candidote que quiere ser Presidente! Ni que irse a vivir al Carondelet fuera la gran cosa. Uno más chimbo que otro. Yo que le dije, vecina. Si usted pensaba que este gobierno era lo peor que le pudo haber pasado al país, never. Las desgracias nunca vienen solas, y para muestra diecinueve botones. ¿Revisó la papeleta de tanto graviche que se postuló? ¡Madre de todos los santos! ¡Puro rascuache!
El ex vicepresidente, Otto Sonnenholzner, de partir con el porcentaje electoral de Alianza País de 2019, (5,2%), aunque salga por otro partido, tiene una carrera cuesta arriba, además de que carga con las responsabilidades de la negligencia de la administración de Moreno.
En estricta dimensión de la correlación de fuerzas actual, hay tres tendencias y cuatro candidaturas que podrían polarizar los sufragios en las elecciones generales 2021.
Luego de la renuncia del empresario y radiodifusor, Otto Sonnenholzner, el pasado 7 de julio, el gobierno de Lenín Moreno se prepara este viernes para tener a su cuarto y quizás último/a vicepresidente de un régimen impopular. Antes ocuparon esa dignidad Jorge Glas Espinel y María Alejandra Vicuña.
La renovación etaria de los liderazgos políticos no conduce en sí misma a un cambio en la cultura política del país o al interior de los partidos y movimientos; como tampoco asegura mejores prácticas para la consolidación de una democracia moderna, totalmente distinta al membrete que se usa en Ecuador.
El carnaval se traslada a la política y Jaime Chuchuca Serrano nos presenta las similitudes entre ambos mundos, con pinceladas de humor: "Entre CREO, Alianza País y los socialcristianos juegan con carioca, pero no saben si la fiesta la harán medio unidos o cada quien por su lado. Sea como sea, Lenín Moreno parece que hará de prioste con la plata del gobierno".
La sociedad ecuatoriana no es la misma desde octubre 2019, el levantamiento trajo consigo cambios económicos, culturales y políticos que se resumen en un cambio en la relación de fuerzas. Sebastián Cevallos analiza la coyuntura y anticipa algunas posibles derivaciones.
A inicios de la segunda década del 2000 se viven momentos en el que las "nuevas derechas" a nivel latinoamericano han evolucionado y tienen un ascenso no solo como fuerzas políticas, sino también de actores políticos que nacen de las últimas crisis de los gobiernos progresistas.
A falta de un año para que los ecuatorianos vuelvan a las urnas, las fichas del tablero político se mueven para posicionar a las candidaturas que terciarán en los comicios del 2021. La dispersión causa zozobra entre los votantes y vaticina una reñida contienda, pues a esta altura no existen favoritos para colgarse la banda presidencial.
Reflexiones en torno al vaciamiento de contenido del término "minga" y sus profundas raíces culturales. "El “presta mano” de la minga que opera bajo el principio de comunidad no jerarquizada por las leyes del mundo occidental fue usado como distractor de responsabilidades en el espacio legislativo, donde los votos se cotizan no solo en dólares, sino y sobre todo con la apertura vertiginosa de “oportunidades”", sostiene Alfredo Espinosa Rodríguez.
Las condiciones étnicas y de género se han convertido en una suerte de muletilla mediática con la cual se hilvanan desde el poder toda clase de verborreas discursivas que –a manera de cortina de humo– intentan soslayar la ineficiencia en el manejo de la gestión pública. En este texto, Alfredo Espinosa Rodríguez analiza la situación.