Muero hijáa, lo que dijo la primera dama, ¿si le escuchó? Yo si me persigné setenta veces siete. ¡Jesús! ¿Usted, no? No es por nada, pero en medio discurso de la señora, pequé. Ojalá dios me perdone. No va a creer que se me salió: “diosito, ¿por qué no te llevas a la señora bien lejos, allá donde la estupidez es permitida”.