En los años setenta, como pocas veces en su historia, el Ecuador entró de lleno en el mercado mundial. No gracias a un cambio cualitativo en su condición de país exportador de materias primas (banano, cacao, café, etc.) sino por el creciente monto de ingresos producidos por las exportaciones petroleras. La explotación de crudo revitalizó la economía, otorgándole a Ecuador la –pasajera– imagen de “nuevo rico”, al tiempo que consolidaba el mito de que el desarrollo estaba a la vuelta de la esquina.
En medio de la emergencia sanitaria por el covid-19, en el nororiente de Ecuador se rompió un oleoducto. Docenas de kilómetros del río Coca están contaminados con crudo. Mientras el Ministerio de Energía suspende la exportación de petróleo, los vecinos del río pierden su fuente de comida y de agua.
(Centro de Derechos Económicos y Sociales)
05 junio 2013
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