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22 octubre 2013
Idiota es la expresión que ha sido cambiada en el reciente Código Penal, y reemplazada por mujeres discapacitadas, a las únicas que se les permite el aborto, igual que hace 70 años. Mientras tanto, para todas las otras mujeres ecuatorianas, eventualmente violadas o no, está penalizado el aborto, de 6 meses a 2 años de cárcel.
La violación a las mujeres es una lacerante agresión que ha pervivido en la historia de la humanidad. De acuerdo al Código de Hammurabi en la antigua Mesopotamia, si la violación era cometida en contra de una mujer casada, tanto la mujer como su agresor eran arrojados a un río, del cual si el marido de la agraviada así lo deseaba podía sacarla. En este caso el bien a tutelar era el honor del marido.
Roma misma surge bajo el mito de la violación realizada por Marte sobre Rea Silvia, y su embarazo fue el origen de los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad. En la Roma imperial el modelo de la sexualidad era de sometimiento. El bien jurídico tutelado era la castidad de la mujer, el honor de su padre si era virgen y el honor de su esposo si era casada. En Grecia, el violador debía contraer matrimonio con su víctima, es decir la mujer era obligada a casarse con su victimario.
En la Edad Media aparece el derecho de pernada que establecía la potestad del señor del feudo de tener la primera relación con la doncella que se casaba, una violación institucionalizada. En la Edad Moderna, a pesar de que se establecieron los principios jurídicos de la Revolución Francesa, las violaciones a las mujeres continuaron con mayor furia que antes, sobre todo en los períodos de guerras. Se produjeron masivos actos de violación realizados por alemanes sobre las mujeres de los países aliados, pero también de soviéticos sobre las mujeres alemanas, superando los dos millones de mujeres violadas. En nuestro país, con datos actuales, aproximadamente un millón de mujeres ha padecido violencia sexual y la tercera parte de ellas puede haber quedado embarazada.
Desde hace miles de años son los hombres quienes deciden cuándo violar a una mujer, y también ellos acaban decidiendo las penas a los violadores y si las mujeres violadas deben o no parir al hijo fruto de la violación. Históricamente las mujeres, frente a las violaciones, han sido tratadas como provocadoras y brujas; han sido los hombres, en sus roles de legisladores, gobernantes y jueces quienes han decidido su suerte. Es decir, a las mujeres nos han tratado, y nos siguen tratando, como idiotas (tontas, cortas de entendimiento -RAE), y no nos permiten autonomía y decisión sobre nuestros cuerpos.