A escasos días de concluir la campaña electoral se ha hecho evidente la preocupación del partido de gobierno frente a la posibilidad que en esta elección, la fiesta anticipada y triunfalista encabezada desde la presidencia, reciba un balde de agua fría.
La percepción del pueblo, de las encuestadoras y de los líderes políticos de varias tendencias hacen evidente que todo, todito, consigna acuñada por el presidente Correa no alcance la magnitud de los anteriores resultados electorales, se dice que esto se puede producir en varias ciudades del país.
El temor del régimen ante el descenso de sus candidatos en la intención del voto, se centra en Quito,esta es la razón que el nuevo director de campaña de Augusto Barrera sea el presidente, entre otros funcionarios.
La imagen de incapaz del candidato alcalde se ha extendido en la ciudad e incluso en sectores correístas reflejado en la imposibilidad de resolver los problemas tan acuciantes de Quito como lamovilidad, la inseguridad; el asentamiento de la persecución a través de tasas, impuestos y multas que durante cinco años de su gestión se ha mantenido. Decir que estos problemas no resueltos son un “error”, es un planteamiento desesperado y poco serio. Mucho más cuando se conoce que a nivel nacional y local cada ley u ordenanza aprobada por la mayoría gobiernista responde a la planificación y ejecución del proyecto modernizador capitalista.
El pueblo vive y conoce su realidadla existencia de barrios sin servicios básicos, sin obras de infraestructura, vialidad; alumbrado público; el retiro las UPC (unidad de policía comunitaria) en varios barrios populares resta al menos la sensación de seguridad. No se ha repotenciado el sistema de trasporte público, se promociona el metro, como una obra concluida. Se incauta y se multa a los trabajadores autónomos en la ciudad, si se pasa un minuto en la zona azul la policía municipal, coloca el candado al vehículo y cobran el 50% del salario básico unificado, sin derecho a réplica. Se establece las ciclo vías sin un estudio técnico que permita de forma racional y con respeto compartir las calles y avenidas entre los peatones, ciclistas y vehículos, en ese orden.
Esta realidad no está en la propaganda municipal, ni del gobierno, estas razones, sumadas a la criminalización y persecución política, al uso del derecho penal como forma de intimidación ha provocado el malestar de los quiteñ@s que ven en esta alcaldía falencias y han variado su preferencia hacia la otra derecha, por eso todos, toditos, los verde país están asustaditos.
La posibilidad de no contar con la conducción de los gobiernos locales en Quito y Guayaquil no les deja dormir tranquilos, más, que en otras ciudades suceda lo mismo.
Y cuentan que en Sucumbíos no conseguirán la Prefectura, ni ninguna de las Alcaldías. Porqué será, será cierto?…